Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 28 Hablemos del Agua... Parte 1 Canal Magdalena ... por Guillermo F. Sala
En
esta renovada mirilla de comunicación que brinda el editor de “Nos Disparan…..”
empezaremos a incursionar en un tema que en estos últimos tiempos viene sonando
fuertemente, que es descubrir lo que nos brinda como recurso el AGUA.
Podemos
asimilar a la llamada zona núcleo agrícola-ganadera con nuestro Mar Argentino y
a nuestros ríos con nuestro sistema ferro-vial con la posibilidad de transporte
de mercaderías tanto interna como externamente. Le agregaremos a la información
el matiz científico/tecnológico a la que aspiran incorporar, lo más dignamente
posible, estas humildes líneas.
Como
primer tema que nos hemos propuesto desarrollar es el proyecto para la mejora
del Canal Magdalena.
Por
estos días uno de los temas centrales en la agenda estratégica de nuestro país -vinculada
sobre todo a la logística- es la iniciativa que promueve avanzar con la
construcción del mencionado canal, que permitirá a los buques una salida
directa al mar desde los puertos fluviales hacia mar abierto y también hacia
los de nuestro litoral marítimo y viceversa. Hoy la salida al mar -desde el Río
de la Plata- presenta distintos inconvenientes que generan mayores costos
operativos y demoras en la principal vía de comercio exterior.
Como
es lógico también la apertura y dragado del Magdalena conectará directamente la
Hidrovía Paraguay-Paraná con el litoral marítimo argentino, y puede ser la
llave para una logística más integrada y competitiva hacia el exterior y entre
sus economías regionales. Este proyecto parece dar un importante paso más hacia
una transformación de su estructura logística, en favor del desarrollo de una
flota mercante de bandera que le proporcione mayor competitividad para sus
exportaciones, dinamismo para sus economías regionales y soberanía sobre sus
aguas.
A
fin de descubrir la ubicación geográfica de este desarrollo incorporamos la
Figura 1, donde se puede observar que se trata de la prolongación en línea
recta del tramo del Canal Punta Indio a partir de la curva llamada el Codillo
(km 143,9) hasta la zona de profundidades naturales en el Rio de la Plata, con
una longitud aproximada de 61,5 km.
Pero
antes que nada debemos conocer y describir cuál es la operatoria mercante en la
actualidad para los buques que pretenden llegar a nuestros puertos, ya que
éstos antes de su ingreso a la red troncal deben fondear a la espera de ser
autorizada la navegación a su puerto de destino, dado que su circulación no se
autoriza hasta obtener un sitio de amarre.
Esto
implica que, en temporada de embarques, se encuentren fondeados hasta más de un
centenar de buques a la espera de la autorización para iniciar su navegación a
destino.
Las
demoras existentes oscilan entre los tres y los dieciséis días, llegando hasta
los treinta días en algunos casos. Durante estas esperas, los buques demandan
diferentes servicios tales como combustible, agua potable, cambios de
tripulación, asistencia sanitaria, autoridades, inspectores de cargamento,
víveres, provisiones, aduana, alijos de carga, repuestos y reparaciones.
Por
su cercanía con Montevideo los bienes y servicios necesarios se contratan en el
puerto de la capital uruguaya, con el consiguiente ingreso de divisas, los que
se calculan anualmente entre 100 y los 150 millones de dólares.
Si
se habilitara el Magdalena dichos servicios serían provistos en cualquier puerto
marítimo argentino, con el consiguiente impulso económico para las zonas
aledañas y la inminente creación de nuevos puestos de trabajo.
Debemos
destacar que actualmente cualquier barco procedente del sur de nuestro litoral
marítimo debe realizar el mismo procedimiento para acceder a la red troncal fluvial en caso de querer
atracar por ej, en San Nicolás o en Zárate. Para ser más explícitos un barco
que sale del puerto de Quequén, Bahía Blanca o Mar del Plata y quiere ir a
Zárate, dentro de la misma provincia, debe esperar en Montevideo para que le
den entrada a la parte troncal del río.
Intentaremos
caracterizar los distintos conflictos tomando en cuenta que el Canal Punta
Indio es un canal artificial de 120km de largo el cual presenta una serie de
inconvenientes para su navegación y mantenimiento. Por su ancho de solera (100
metros) es un canal de una sola vía; el sobrepaso o el cruce de barcos que
navegan está limitado. Su longitud está totalmente atravesada a las corrientes
de la marea e inclemencias meteorológicas, vientos del sur y del sudeste que dificultan
su mantenimiento, dado que se comporta como una trampa de sedimentos que obliga
a que sea dragado frecuentemente. En general las demoras que tienen los buques
en espera debido a estas contingencias generan costos extras en los fletes
encareciendo el ingreso o la exportación de bienes locales. Debe tenerse
presente que un buque que carga contenedores de porte regular tiene un costo
diario de operación que oscila entre los 20.000 y los 25.000 dólares.
El
mantenimiento del canal está a cargo del estado argentino.
El
Canal Magdalena es un canal natural y estaría alineado con las corrientes
principales del río por lo que además de ser una ventaja desde el punto de
vista náutico, su mantenimiento es casi un 60% más barato, por la menor
sedimentación. En comparación, el Canal Punta Indio recibe casi el doble de
sedimentos que el Magdalena, por la simple razón de que es transversal a las
corrientes.
Se
entiende que viniendo desde el Océano Atlántico hay dos puntos desde donde se
puede ingresar naturalmente al Río de la Plata: uno está al norte y es el canal
que pasa frente a Montevideo, y el otro está en el sur, y es el canal
Magdalena.
Este
proyecto comprende la rectificación del canal intermedio a la altura del
kilómetro 143,9, denominado El Codillo, en dirección SE, su balizamiento y su
profundización en una primera etapa a 40 pies y una longitud de 54,7 km. En su
segunda etapa, se dragará a una profundidad de 47 pies y a lo largo de 6,7 km,
por lo que quedará con una longitud total final de 61,4 km y un ancho de solera
de 150 m.
Por
lo cual será de doble vía y apto para buques con un calado máximo de 42 pies,
por lo que se presentará como una nueva alternativa de acceso a los puertos
fluviales argentinos localizados en la Cuenca del Plata.
Por
ejemplo, los barcos que cargan cereales en los puertos sobre el Paraná,
completan carga en los puertos de aguas profundas de Quequén y Bahía Blanca y
la vuelta por Montevideo sólo les alarga el tiempo de tránsito y eventual
espera en la entrada. Los barcos en general completan carga en otros puertos,
en función de la profundidad que tengan los accesos a los puertos.
La
Cuenca del Plata necesita imperiosamente independizarse de los completamientos
de alto costo o trasbordo de contenedores en terminales de Brasil y esto se
lograría construyendo en nuestro sistema un puerto de profundidad suficiente
para que las naves, que se agrandan cada vez más, puedan entrar o salir
aprovechando así sus bodegas.
Por
ejemplo, si un buque carga 50 mil toneladas en los puertos del Río Paraná con
34 pies de profundidad y completa su carga en Bahía Blanca, este sistema
logístico del canal Magdalena debería ser ventajoso con respecto al
completamiento en Brasil (Curitiba) por
varias razones: 1) mientras que en Curitiba la demora promedio para entrar y
cargar es de 13 días, 2) desde la Zona Común (La Plata) hasta Bahía Blanca y
retorno hacia el norte podría significar 5 días de viaje, suponiendo que el
destino de los buques fuera Europa. 3) esto hace que la diferencia entre completar
la carga en Brasily nuestros puertos del litoral marítimo sería de 8 días a
favor. Este análisis se basa en que el destino de la carga sea el puerto de
Rotterdam, habría que realizar el mismo cálculo para puertos de China, ya que la
ruta de los buques sería hacia puertos de Sudáfrica.
La
importancia del tema se desprende fácilmente del hecho que anualmente navegan
en la parte nacional de la Hidrovía 4.600 barcos transportando el 75% de las
exportaciones argentinas. A fines de abril 2021 vence la concesión, varias
veces renovada, de la canalización del Río Paraná. El tema de la Hidrovía lo
veremos en la próxima entrega.
El
cobro del peaje y el control de las cargas son tareas que deben estar
reservadas para el Estado Nacional, a efectos de evitar el contrabando de
mercancías.
Se
entiende que todas las provincias, pero en particular las que poseen litoral
fluvial o marítimo, deberían tienen interés legítimo en una decisión de esta
magnitud.
Análisis
simplificados indican que si un determinado transporte cuesta una unidad por
agua, el mismo transporte cuesta diez unidades por tren y cien unidades por
camión. Todas las localidades tendrían, con el Canal Magdalena terminado,
condiciones más ventajosas de transportes de la que tienen actualmente, con lo
cual la inversión inicial de aproximadamente 240 millones de dólares quedaría
plenamente justificada, ya que obtendrían reducción de costos de fletes y
peajes hasta puertos de cercanía.
*Guillermo F. Sala, Arquitecto
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