De
verdad no me parece NI UN POCO que de la pandemia vayamos a salir mejores. Me
refiero a las relaciones humanas. No van a tender más al bien que antes, ni va
a disminuir la frecuencia del mal. No va a haber más conmiseración ni piedad;
no se van a estructurar carriles de contemplación del Otro en su entera
dimensión humana; nadie va a evitar las emergencias de su propia miseria, que
son las que motorizan el egoísmo esencial que en ejemplos generales (y
abarrotantes) nos constituyen.
El
mayor engaño de 1918 fue echar a circular a los 200 vientos la idea de que
aquélla había sido "la última gran guerra". Los pueblos
"civilizados" se juramentaron mantener la dinámica del poder en los
términos en que había quedado "a partir de ahora". Con Alemania
encarcelada como prevención general, no habría nada que temer.
Y
no: nazismo, fascismo, falangismo, stalinismo, entre muchos otros. Orden
sistematizado de desaparición, tortura y muerte, sólo desarticulado a partir
de... ¡armas nucleares!
Entonces,
sí: entre los escombros y la tierra levantada por los gases de la
descomposición, ¡nunca más violaciones a la dignidad inmanente los seres
humanos! Es más: ¡creemos una nueva categoría de derechos: los DERECHOS
HUMANOS, internacionalmente protegidos! La Sociedad de las Naciones trocó en la
Organización Naciones Unidas con la misma inutilidad, mientras en los pantanos
caribeños la Escuela de las Américas preparaba su plan de exterminio y los
antiguos campos de concentración alojaban ahora presos políticos.
Hay
mucho más. Ni hablemos de África: me faltan TANTOS datos que no puedo dar
ejemplos, pero baste ver lo que vemos en el cine y la televisión.
Siempre
repito esto que me parece genial: Cervantes le hizo decir al Quijote que la
historia es la MADRE de la verdad. Y la verdad es que somos esto. No va a haber
NADA mejor a la salida de la pandemia, no le guste a quien no le guste.
¿Lo
quieren GROTESCO? Acabo de escuchar que en Mar del Plata la docena de empanadas
cuesta hasta 950 pesos. Hay miles del mediopelo Pyme que no le pagaron a sus
trabajadores "la otra mitad" del sueldo que sí le pago el Estado. No
te cuento los desalojos "de hecho", a las patadas, fogoneados por la
clase media pequeña propietaria. La carne, a 600 mangos. En el chiquitaje se ve
la porquería. Ahí quedamos todos pintados como por Michelángelo dell'Orto.
El
optimismo es el opio del siglo XXI. Vengan de a uno.
*Eddy W. Hopper, Abogado
Schopenhauer y Voltaire coinciden..
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