Revista Nro. 26 ALCIDES (Cuento breve)... por Eduardo De Vicenzi

 

Hace mucho tiempo, en la línea de montaje de una fábrica de automóviles, los obreros de la Tercera Sección, nos tomábamos un descanso, mateando. Esa mañana lluviosa y fría, la cuestión transitaba el tema de los sueños... de los que se dieron, y los que no. Todos los tenemos, y con suerte dispar lo intentamos. En líneas generales los más, nos habíamos despegado demasiado del piso, con las decepciones pertinentes.

Alcides, al que llamábamos así porque el cumbiero era de sus preferidos tarareaba bajito todo el tiempo sus canciones, incluso frente al balancín ensayaba pasos de baile muy breves. Él fue el que en aquella mateada, a continuación de dos relatos seguidos de sueños frustrados, dijo:

-          Yo pude atrapar mi sueño, lo logré, estuve feliz ... no precisaba nada más ... después vino el "turco", con aquello que decía y bueno ... me lo volteó ... injustamente ... la había peleado ... me costó carajo ... No había ido mucho al colegio, leer me acuerdo, me costaba una bocha ... si ... me iba a la nocturna, y así terminé la primaria ... Después, me tuve que arreglar toda la boca, no me lavaba los dientes de pibe ¿viste? ... y si tenía mal el "comedor", no entrabas. ¿Y quién no le tiene cagazo al dentista, ¿ eh ? ... el sillón... ¡ese sillón de mierda!, sentarme ahí me mataba... con ese torno colgando, delante de los ojos... Zafè. Cuando después de varios cursos, me nombraron... como te dije... nunca estuve más feliz.

El Alcides le pasó el mate al "chueco" Damián que cebaba con el termo de Boca, que no se sacaba del sobaco. El "chueco" Damián, era un gigantón de metro noventa y pico, uruguayo, que se había venido de pique, cuando la dictadura.

-          Esa noche - continuó Alcides - , con el nombramiento en la mano y franco hasta el lunes, me comí un asadito con la petisa, y los viejos.  Me acosté bien en pedo, con una sensación de paz, la que solo la había escuchado de otros. Habían pasado un par de años, hasta que el "turco" habló. Quedaron muy pocos. Yo fui de los primeros que rajaron, era de los más modernos. Y acá estoy, pero yo pude ...

El Alcides hablaba, como si lo hubieran echado de la NASA...

-          ¿Y qué hacías?  - preguntó el tucumano, llevándose un cuernito a la boca - 

-          Yo manejé un tren - dijo el Alcides, con los ojos brillosos -

 

 





" ALCIDES" relato breve Original de Eduardo DE VINCENZI

Bella Vista, BS AS. Noviembre 7

 


Comentarios

  1. La cancion de Luis Alberto Spinetta " Yo quiero ver un tren"refleja esa nostalgia y ese amor por el mundo que rodeaba los andenes , las vias , las estaciones de los pueblos y el acontecimiento que generaba la llegada del tren. El situa la tragedia despues de un ataque nuclear , nunca penso' que con algunas politicas insensibles se lograria la misma devastacion.
    Hermoso relato , nos recuerda la importancia de los sueños simples y con que facilidad nos los pueden arrebatar.

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