Hace
mucho tiempo, en la línea de montaje de una fábrica de automóviles, los obreros
de la Tercera Sección, nos tomábamos un descanso, mateando. Esa mañana lluviosa y fría,
la cuestión transitaba el tema de los sueños... de los que se dieron, y los que
no. Todos los tenemos, y con suerte dispar lo intentamos. En líneas generales
los más, nos habíamos despegado demasiado del piso, con las decepciones
pertinentes.
Alcides,
al que llamábamos así porque el cumbiero era de sus preferidos tarareaba bajito
todo el tiempo sus canciones, incluso frente al balancín ensayaba pasos de
baile muy breves. Él fue el que en aquella mateada, a continuación de dos
relatos seguidos de sueños frustrados, dijo:
-
Yo
pude atrapar mi sueño, lo logré, estuve feliz ... no precisaba nada más ... después
vino el "turco", con aquello que decía y bueno ... me lo volteó ...
injustamente ... la había peleado ... me costó carajo ... No había ido mucho al
colegio, leer me acuerdo, me costaba una bocha ... si ... me iba a la nocturna,
y así terminé la primaria ... Después, me tuve que arreglar toda la boca, no me
lavaba los dientes de pibe ¿viste? ... y si tenía mal el "comedor",
no entrabas. ¿Y quién no le tiene cagazo al dentista, ¿ eh ? ... el sillón... ¡ese
sillón de mierda!, sentarme ahí me mataba... con ese torno colgando, delante de
los ojos... Zafè. Cuando después de varios cursos, me nombraron... como te dije...
nunca estuve más feliz.
El
Alcides le pasó el mate al "chueco" Damián que cebaba con el termo de
Boca, que no se sacaba del sobaco. El "chueco" Damián, era un gigantón
de metro noventa y pico, uruguayo, que se había venido de pique, cuando la
dictadura.
-
Esa
noche - continuó Alcides - , con el nombramiento en la mano y franco hasta el
lunes, me comí un asadito con la petisa, y los viejos. Me acosté bien en pedo, con una sensación de
paz, la que solo la había escuchado de otros. Habían pasado un par de años,
hasta que el "turco" habló. Quedaron muy pocos. Yo fui de los
primeros que rajaron, era de los más modernos. Y acá estoy, pero yo pude ...
El
Alcides hablaba, como si lo hubieran echado de la NASA...
-
¿Y
qué hacías? - preguntó el tucumano,
llevándose un cuernito a la boca -
-
Yo
manejé un tren - dijo el Alcides, con los ojos brillosos -
" ALCIDES" relato breve Original de Eduardo DE VINCENZI
Bella Vista, BS AS. Noviembre 7
La cancion de Luis Alberto Spinetta " Yo quiero ver un tren"refleja esa nostalgia y ese amor por el mundo que rodeaba los andenes , las vias , las estaciones de los pueblos y el acontecimiento que generaba la llegada del tren. El situa la tragedia despues de un ataque nuclear , nunca penso' que con algunas politicas insensibles se lograria la misma devastacion.
ResponderEliminarHermoso relato , nos recuerda la importancia de los sueños simples y con que facilidad nos los pueden arrebatar.