Revista Nro. 25 Reflexiones Cooperativas… Tratando de desentrañar una paradoja por Antonio Diez, El Mayolero
Mientras aguardamos por la pronta recuperación de nuestro Maestro, amigo y compañero Antonio, ingresamos a hurtadillas en su infinita biblioteca de saberes y tomamos para este número algunas de sus múltiples e imprescindibles reflexiones cooperativas...
El cooperativismo en general, y el agrario en particular lleva dentro de sí una contradicción. Es una filosofía profundamente solidaria cuya praxis está basada en la acción colectiva. El lema "Todos para uno y uno para todos" resume perfectamente este accionar en la práctica diaria. Sin embargo está inserto en una sociedad fundamentalmente individualista, y sus componentes, desde el socio al Presidente del Consejo de Administración son individualistas. No podrían no serlo siendo como son parte de un todo, de una sociedad que exalta los valores individuales como clave del éxito en la vida. Como decíamos en otro artículo sobre los fundadores y el núcleo fundante, ellos (individualistas también, no lo olvidemos) depusieron su individualismo ante la amenaza de algo mayor, que eran los grandes grupos económicos que los asfixiaban y les impedían el sueño de su realización individual, como hombres libres y los condenaba a ser "siervos de la gleba", situación que los había empujado a dejar su Europa natal para buscar un mejor destino por acá. Pero también dijimos que la existencia de la Cooperativa modificó esa realidad, y que insensiblemente se fue trasformando en parte del paisaje. Como que siempre había estado ahí, ya que la memoria de la situación anterior, se iba perdiendo en la medida que los socios fundadores se iban de este mundo. Se producían también hechos que hemos tocado tangencialmente. Uno de ellos, la modificación de la Carta Orgánica del BCRA, quitándole a las Cooperativas la condición de "sujeto de crédito", haciendo que se buscaran productores que fueran propietarios para avalar las solicitudes de crédito. Esto no se dio de un día para otro, pero a lo largo de los años, el Cooperativismo Agrario que había sido fundado por arrendatarios mayoritariamente, pasó a ser dirigido por propietarios, que aunque hubieran sido arrendatarios previamente, ya hacía años que habían cambiado de categoría social. Las cosas se veían diferentes, sentado sobre una escritura...
Otro
cambio vino con la derogación de la vieja ley 11388 de cooperativas, que databa
de 1929 (segundo Gobierno de Yrigoyen) y la puesta en vigencia de la nueva ley
20337. Al margen de su distinta génesis, ya que la ley 11388 había salido de un
Poder Legislativo votado por los ciudadanos, y la 20337 es un decreto-ley de la
Dictadura de Lanusse (tiene fecha de firma el 24/5/73, un día antes del
traspaso de la Presidencia a Cámpora), una de las novedades que traía la nueva
ley era la habilitación de la "operatoria con terceros" en iguales
condiciones que los socios. (La vieja ley la prohibía expresamente).
Esto abrió la puerta a innumerables actos de corrupción del sistema,
especialmente en el Cooperativismo de Crédito donde se constituyeron
innumerables entidades que apenas reunían el número mínimo de socios para
cubrir los cargos del Consejo de Administración. Esto se dio también en muchas
Cooperativas de Seguros, y de consumo. Dentro del Cooperativismo Agrario fue
una cuestión muy discutida ya que el componente productivo se había ido
trasformando de a poco desde 1955, y finalmente en 1968 cuando otra Dictadura
(La de Onganía, esta vez) había dispuesto la caducidad de la ley 13246 y los
contratos de arrendamiento que venían prorrogándose tuvieron fin.
Los
terratenientes venían recuperando sus tierras, y se recomponía el latifundio. Y
el latifundista por el volumen de su producción no necesitaba tanto como el
arrendatario de la Cooperativa para colocar su cosecha. Creo que ahí se les
infringió una herida mortal a nuestros pueblos. Porque las cooperativas se fueron
quedando sin socios que son su único sostén y razón de ser. El no socio (el
"tercero") es fundamentalmente un "cliente" y su única
ligazón con la Cooperativa es el mejor negocio que pueda obtener. Más o menos
como cualquier comprador de un supermercado cualquiera. El gran productor
compraba el fertilizante y la semilla a la Cooperativa, pero al momento de
cosechar si tenía mejor oferta no entregaba su producción (por ejemplo). Y el
costo fijo de la Cooperativa estaba cubierto por la comisión de comercialización,
por lo que entraron en déficit que debía ser cubierto por capitalización
extraordinaria por parte de los socios. Los otros no capitalizaban, si eran
terceros...
En
fin, son hechos que se dieron a través del tiempo que fueron conformando la realidad
actual de un campo sin agricultores y los pueblos sin pobladores....
Ahí tal vez esté la causa de la despoblación, y no en la suspensión del
servicio ferroviario. Como ya dije, cuando el último tren pasó nosotros ya no
estábamos.
*Antonio Diez (El Mayolero), Periodista, Escritor, Ensayista, columnista del programa Voces Cooperativas, autor del libro Formación y Transformación del Sujeto Agrario, ex candidato a Intendente de Tres Arroyos por el Partido Intransigente
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