Revista Nro. 24 Un Coronel Dorrego feliz por Gustavo Marcelo Sala

 

Hace pocos días afirmábamos que el distrito de Coronel Dorrego es dueño de un perfil distópico, la antiutopía vecinal, hostil a la esperanza, hasta parece irreal, es una sátira cotidiana que tortura las más básicas sensibilidades humanas transformándolas en un único  trayecto ABL en dirección al camposanto, alguna vez lo definimos como una trampa, un oasis que aparenta serenidad y placidez cuyas aguas se encuentran altamente adulteradas por el estigma clasista que impone la casta dominante. Podríamos acercarlo a una novela del género, hurgada creativamente por uno de sus máximos exponentes, Aldous Huxel. Para el poder real local y sus adláteres el ordenamiento establecido y vigente desde hace más de 20 años, ponzoñoso y falsificado, es su mundo feliz, de manera que ir en contra de él, escrutarlo o ponerlo en tela de juicio es colocarse de manera instantánea en los márgenes de la comunidad, es chocar contra ese “Estado Municipal”, entidad que diseñó ese mundo feliz para “nosotros”, aunque como alguna vez afirmó un Concejal oficialista, “quiero un distrito para mis hijos y los amigos de mis hijos” (el resto sobra). Básicamente, al igual que en la gran novela distópica Un Mundo Feliz, en nuestro Pago Chico, el derrame de ambigüedad y el desinterés social son las líneas de comportamiento más relevantes, cuestiones que se potencian justamente mediante el individualismo de conservación, debido a esto, le resulta muy sencillo al Estado Municipal, mediante la carencia de anhelos superiores, imponer su plan eliminando (ignorando) la diversidad cultural y de ideas, la ciencia, el arte, la filosofía, las prioridades y sus debates, disciplinas que en tanto se piensen pueden revelar esas carencias humanísticas estructurales y poner en riesgo su programa absoluto de control. Buena parte de los habitantes de Coronel Dorrego están convencidos que batirse a duelo contra el poder dominante puede ser un honroso y valioso acto de heroísmo, pero mucho más cercano a la estupidez y apareado a la inutilidad, de manera que esa escala de valores es la que determina lo que el pueblo está dispuesto a apostar sobre la mesa de la osadía, y cuando digo osadía, digo moral, digo ética, digo estética, belleza, poesía, sentido inteligente…

Al igual que el “Estado Mundial” de Huxley, nuestro “Estado Municipal” normaliza y normatiza al ciudadano transformándolo en un producto condicionado que no tiene más remedio que amar a su estatus de servidumbre, cosa que finaliza haciendo por propia voluntad. Para lograr el objetivo el establishment local aplica los mecanismos de subsumisión con absoluta disciplina del relato:

-          Condicionamiento a los jóvenes, desde muy temprana edad, formateando sus aspiraciones futuras hasta colocarlas en el mínimo indispensable que el modelo necesita. En caso de fallar en el intento coercitivo, esos menores, una vez adolescentes, tal vez con motivaciones algo más definidas, sabrán que no tendrán otra alternativa que emigrar si no quieren padecer la ignominia restrictiva que como nube tóxica descansa sobre nuestras cabezas sin que viento alguno pueda con ella.

-          El sistema de castas establece diferencias humanas que le permite al Estado Municipal,  de acuerdo a sus necesidades e intereses dominantes, otorgarle a cada quien el rol especifico por fuera de sus talentos o deseos. Los Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Espilons de la ficción son las castas decrecientes. Aquí en nuestro lugar los podemos identificar sin mayores sobresaltos siendo la riqueza y la heráldica los factores excluyentes en las dos primeras, y la subsumisión el vaso comunicante de las tres últimas dentro del contexto y con sus respectivos deciles.

-          En Coronel Dorrego tanto la sustancia inmediata y aletargante de efecto distractivo como el sistema de eugenesia que la obra de Huxley expone están a cargo de la red de medios de comunicación, los cuales por repetición crean la realidad que el modelo necesita para su mansa supervivencia y nula conflictividad. Podemos definirlo como un medio monopólico estatal subdividido en tantas bocas como las cooptadas para que la uniformidad del mensaje no sufra fisuras indeseables. El punto de Cournot  de dicho monopolio está determinado por la intersección en donde se cruzan las líneas del temor y de la conveniencia. Ese punto está pautado en metálico. La competencia siempre queda sujeta dentro del sentido común establecido por el establishment. De eso se trata el sistema de medios local, y de cuando en vez otorgar el beneficio de alguna exclusividad personalizada para que se sientan especiales. Mueve a risa cuando los medios locales compiten y demandan exclusividades por las calles del más vulgar de los sentidos, el común.

Uno de los aspectos más notables con el cual podemos identificar al orden establecido es la inmutabilidad de las castas en los distintos roles sociales en tanto toma de decisiones, formación e información ciudadana. Personas, legatarios y apellidos son calco y copia desde hace más de veinte años, y los son tanto en la política, más allá de los partidos y o agrupaciones, como en las instituciones intermedias, como en los medios. Las mismas personas con las mismas prácticas, los mismos discursos, los mismos errores y horrores. Más aún, estos, me refiero a los medios, los reciben con algazara y operan imponiendo sus gracias como condición necesaria para que perviva el modelo de felicidad plena logrado por el Estado Municipal, incluso si es necesario exhuman a algún funcional cuyo pretérito puede movilizar a la nostalgia, pueden llamarse Madariaga, Chalde, Barda, Segurola o Canavesi, aunque dicha evocación sea poco menos que lamentable. Nada puede quedar librado a que cierto espíritu revulsivo ingrese subrepticiamente y ponga patas para arriba, aunque más no sea mínimamente, la férrea lógica despótica y plutocrática existente, formato innegociable para una burguesía satisfecha en su resignación, por eso hasta los jóvenes convocados incluyen una madurez nociva, lindera con la senectud, la ausencia de gallardía cuando se sabe que es necesario romper a pesar del riesgo. Desde luego que existen los Bernard Marx y los John “El Salvaje”, voluntades a las cuales el sistema no se les enfrenta, la estrategia es ignorarlas, la media de seducción local está representada por Lelina Crowne y sus placeres de derrame. Varias veces nos han invitado a emigrar del distrito debido a nuestras disconformidades, cosa que nos coloca en un lugar distinguido debido a que tal propuesta evidencia cierta molestia en tanto nuestras argumentaciones. Lamentamos informales que en la medida de lo posible continuaremos haciendo lo que esté a nuestro alcance para enmohecer sus intentos de impunidad e inmunidad.

Como bien acierta en su definición la especialista en medios audiovisuales, la española Marián Ortiz (1) para su sitio Cultura Genial: “Una sociedad deshumanizada en la que los individuos creen ser libres pero que, sin embargo, están controlados y determinados desde su “creación”. Es un sistema que quiere “garantizar” la felicidad, con seres prescindibles. Un régimen en el que no caben las emociones, las cuales son paleadas con sustancias artificiales. Una dictadura “vestida” de democracia. ¿Acaso este sistema no es como la “dictadura perfecta” que describió su autor? Una dictadura perfecta tendría apariencia de democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían la servidumbre.

 

Referencias

(1)   https://www.culturagenial.com/es/autor/marian-ortiz/

 

 


*Gustavo Marcelo Sala, Editor, Escritor

 

 


Comentarios

  1. Hube de recurrir al diccionario varias veces, para entender del todo la miscelánea .Una prosa de alto vuelo, también militante e hilando fino, se podría intuír cierta resignación, pertinente si uno vive alli, y tiene un láser en la frente, adonde vaya. Rescato una prosa excelsa, admirable. Las citas, las referencias y las analogías, impecables. Respecto del tema . Creo en la violencia solapada o mimetizada, como la de ellos, apuntalada por una sociedad perezosa, beneficiada y acéfala de proyectos, que modifiquen un estilo de vida lineal, terso, anacrónico . Y en otra que puede adoptar las mismas características, digamos el canuto, guionada, y sin matices . Y ante la imposibilidad de mover la escalera, de convencer, de intentar una oposición decidida a mutar ésta mierda, bueno entonces ... Pero si hasta los jóvenes se desentienden, cargados de la mística heredada, aquello de la alcurnia, de los estratos sociales que en todo caso, solo pueden moverse hacia arriba, nos quedan pocas opciones. Un plan B, irreversible, oponerse de frente y manteca, y como dijera el legendario "Cholo" Simeone, "con el cuchillo entre los dientes" .Y después bancar, y estamos grandes para eso, yo estoy impregnado de una lógica setentista, como si los tiempos y los escenarios fueran los mismos. Excelente lo suyo Señor .

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  2. Somos pocos, nos conocemos bien y siempre elegimos a los peores, o lo que es lo mismo, los peores se terminan imponiendo. Es más sociológico que político. Saludos

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  3. Me hacés reír.. Nos alcanza con los dedos de la mano para contar a los dorreguenses que leyeron Un Mundo Feliz. Entre la brutalidad peronista, la necedad radical y el sanatismo religioso independiente la media no pasa de Coelho, Osho, Bucay, Paluch o cualquier verga de autoayuda.. Hay que tenerse fe para publicar estos textos.. De todas maneras, agradecido

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  4. El coronavirus ha explotado en Coronel Dorrego. Sin embargo los medios tratan siempre de salvar al municipio, sobre todo a Zorzano, y responsabilizar a la gente. En Dorrego se sabe todo dicen, pretexto ideal para no tener que decir nada y proteger la identidad de sus amigos, dentro y fuera del gobierno.

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