Revista Nro. 24 No fue noticia: “LAS PSEUDOCIENCIAS MATAN”… Primer Manifiesto Internacional en contra de las pseudoterapias… por Dora M. Eulalia
Gráfica: www.elonfidencial.com
“Las
pseudociencias matan”. Así comienza el manifiesto que busca impulsar acciones
en contra de las pseudociencias en salud. Es el primer esfuerzo global para
hacer frente al auge de las terapias sin evidencia ni sustento científico,
mucho más en la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus, exigiendo
que las normativas que mantienen estas pseudoterapias presentadas como
“medicamentos” sin que hayan sido probadas científicamente, sean reevaluadas.
Este
documento firmado durante la tercera semana de octubre del corriente año fue
impulsado por 10 asociaciones y firmado por 2.750 médicos y científicos de 44
países (incluido Argentina)
También,
espera concientizar a los medios de comunicación sobre el problema de las
pseudoterapias y establecer una lucha contra estas prácticas a nivel mundial.
Considero que esta es la parte más difícil de la lucha, ya que los mencionados
medios lucran muchísimo con la difusión de las “curas milagrosas” y otras
tantas charlatanerías que ya he mencionado en artículos anteriores.
Para
los firmantes, no sólo se debe detener el fomento de estas prácticas sino
también luchas de forma activa para erradicar “las estafas de salud pública que
implican más de 150 pseudoterapias” dispersas por el mundo. En la listan
figuran la homeopatía, acupuntura, terapia de ángeles, la Nueva medicina
germánica, biomagnetismo,
iridiología, terapia
ortomolecular, apiterapia, aromaterapia, ayurvedia, terapia con cristales,
reflexología, reiki, dieta alcalina y etc, etc…. de las que depende la vida de
miles de personas.
Concluyen
“No es coherente que se eleve la preocupación de la desinformación y a la vez
se ampare uno de sus tipos más peligrosos: la desinformación en tema de salud”.
Fuentes
consultadas:
https://www.facebook.com/FundacionRichardDawkins
https://www.nationalgeographic.com.es
(no
pude encontrar la noticia en ningún medio argentino…)
Al
documento completo se puede acceder a través de los link mencionados.
Aquí
la transcripción en español del manifiesto:
“MANIFESTO IN SPANISH”
Seamos claros: las
pseudociencias matan. Y no solo eso, sino que son practicadas con impunidad
gracias a leyes europeas que las protegen.
Matan a miles de
personas, con nombres y apellidos. Como a Francesco Bonifaz, de 7 años, a quien
su médico le dio homeopatía en lugar de antibióticos. Murió en Italia. Como a Mario
Rodríguez, de 21 años, que fue tratado con vitaminas para su cáncer. Murió en
España. Como a Jacqueline Alderslade, de 55 años, cuyo homeópata le dijo que
dejara su medicación para el asma. Murió en Irlanda. Como a Cameron Ayres, de 6
meses, cuyos padres no quisieron darle “medicina científica”. Murió en
Inglaterra. Como a Victoria Waymouth, de 57 años, a ella le recetaron un
medicamento homeopático para tratar sus problemas cardíacos. Murió en Francia.
Como a Sofía Balyaykina, de 25 años, que tenía un cáncer curable con
quimioterapia, pero le recomendaron un “tratamiento alternativo” de picaduras
de mosquitos. Murió en Rusia. Como a Erling Møllehave, de 71 años, en su caso
un acupuntor le atravesó su pecho con una aguja y dañó su pulmón. Murió en
Dinamarca. Como a Michaela Jakubczyk-Eckert, de 40 años, cuyo terapeuta le
recomendó la Nueva Medicina Germánica para tratar su cáncer de pecho. Murió en
Alemania]. Como a Sylvia Millecam, de 45 años, su sanadora de la Nueva Era le
prometió curar su cáncer. Murió en los Países Bajos.
La directiva europea
2001/83/CE ha permitido —y aún permite— que cientos de miles de ciudadanos
europeos sean engañados a diario. Se les ha ofrecido a importantes lobbies la
posibilidad de redefinir qué es un medicamento, y ahora venden azúcar a
personas enfermas y les hacen creer que puede curarles o mejorar su salud. Esto
ha ocasionado muertes, y lo seguirá haciendo, hasta que Europa admita una
realidad indiscutible: el conocimiento científico no puede doblegarse ante los
intereses económicos de unos cuantos, máxime si eso implica engañar a pacientes
y vulnerar sus derechos.
Europa se enfrenta a
otros problemas de salud pública muy serios. La medicalización excesiva de la
población, la generación de bacterias multirresistentes o los problemas de
financiación de los sistemas públicos de sanidad ya son demasiado graves como
para añadir, además, la presencia de gurús, falsos médicos o incluso médicos
titulados que dicen poder curar el cáncer (o cualquier otra enfermedad)
manipulando chakras, comiendo azúcar o aplicando “frecuencias cuánticas”.
Europa no solo debe detener el fomento de la homeopatía, sino que debe luchar
de forma activa por erradicar las estafas de salud pública que implican las más
de 150 pseudoterapias presentes en nuestro territorio. La vida de miles de
ciudadanos depende de ello. De hecho, según estudios recientes, el 25.9% de los
europeos han utilizado pseudoterapias en el último año, es decir, 192 millones
de pacientes engañados.
Existe la creencia de
que hay un conflicto entre la libertad de elección de un tratamiento médico y
la eliminación de pseudoterapias, pero no es cierto. Según el artículo 25 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a la
asistencia médica. Mentir a los enfermos para venderles productos inservibles
que pueden matarlos incumple el derecho de los ciudadanos a recibir información
veraz sobre su salud. Así que, aunque un ciudadano tiene derecho a renunciar a
un tratamiento médico estando correctamente informado, también es cierto que
nadie tiene derecho a mentirle para obtener lucro económico a costa de su vida.
Solo en un mundo donde consideráramos que mentir a un enfermo para obtener su
dinero fuera ético, podríamos permitir que se siguiera vendiendo homeopatía —o
cualquier otra pseudoterapia— a los ciudadanos.
El peligro de las
pseudociencias no solo está en la sustitución de tratamientos efectivos por
otros engañosos. Además, existe un obvio retraso en la atención terapéutica en
todos aquellos enfermos que, ante los primeros signos de una enfermedad,
reciben productos falsos en lugar de medicamentos. Muchas veces, cuando llegan
a la medicina, ya es demasiado tarde. También, varias de estas prácticas tienen
efectos graves por sí mismas y pueden producir daños, e incluso la muerte,
debido a sus efectos secundarios.
Muchos pseudoterapeutas
argumentan que las prácticas de “la otra medicina” también tienen efectos
secundarios, y es verdad. Pero la diferencia es que las pseudoterapias no
pueden curar o mejorar una enfermedad, asumiendo el paciente un riesgo a cambio
de promesas que, con todo el peso de la evidencia científica, son un engaño.
Mentir a un enfermo no es otro tipo de medicina, es mentir a un enfermo.
Cada país tiene que
enfrentarse al problema de las pseudoterapias a su modo. Sin embargo, no es
admisible que las leyes europeas amparen la tergiversación de la realidad
científica para que miles de ciudadanos sean engañados, e incluso mueran.
Así pues, los firmantes
de este manifiesto declaran que:
1. El conocimiento
científico es incompatible con los postulados de las pseudoterapias, como el
caso de la homeopatía.
2. Las leyes europeas
que protegen y amparan la homeopatía son inadmisibles en una sociedad
científico-tecnológica que respeta el derecho de los pacientes a no ser
engañados.
3. La homeopatía es la
pseudoterapia más conocida, pero no es la única, ni tampoco la más peligrosa.
Otras como la acupuntura, el reiki, la Nueva Medicina Germánica, el
biomagnetismo, la iridología, la terapia ortomolecular y un largo etcétera,
están ganando terreno y causando víctimas.
4. Hay que tomar
medidas para frenar las pseudoterapias porque no son inocuas y producen miles
de afectados.
5. Europa debe trabajar
en la dirección de crear leyes que ayuden a detener este problema.
No es coherente que
desde Europa se eleve la preocupación por el fenómeno de la desinformación y a
la vez se ampare uno de sus tipos más peligrosos: la desinformación en temas de
salud. Por todo ello, las personas que firman este manifiesto animan a los
gobiernos de los países a los que pertenecen a poner fin a un problema que
utiliza falsamente el nombre de la ciencia y que ya le ha costado la vida a
mucha gente.”
*Dora Mabel Eulalia, Profesora de Física y Química, Analista de Sistemas y Editora
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