Revista Nro. 23 Revalorizar la sal, estamos hablando de litio... por Guillermo F. Sala

 

En la época de los romanos, la sal era tan valiosa que los pagos a los funcionarios públicos se realizaban en paquetes de sal, que después se usaban como moneda de cambio. La cantidad de sal que cobraban recibía el nombre de "salarium", de donde derivó después la palabra salario.

El litio, el metal más liviano de la Tabla Periódica, fue descubierto en 1817 y más de 200 años después logró transformarse en protagonista de la actual revolución tecnológica a partir de su utilidad para el desarrollo de baterías para dispositivos móviles como celulares, tablets y laptops. Mineral clave en la fabricación de sistemas de almacenamiento de energía más eficientes, limpios y ligeros, dio un impulso vital a la aparición de vehículos híbridos y eléctricos.

Denominado como el “oro blanco” aparece hoy como una esperanzadora alternativa para reemplazar a los combustibles contaminantes, y alimenta los sueños de prosperidad de un puñado de países en cuyos territorios se asientan las mayores reservas mundiales de este mineral siendo Argentina es uno de ellos.


En el norte del territorio argentino se encuentra una de las mayores reservas litíferas del planeta,  y lo que ubica a nuestro país en el cuarto lugar entre los principales productores de litio a escala global. Conforma, junto a Chile y Bolivia el denominado Triángulo del Litio, en cuyo interior se encuentran el Salar de Hombre Muerto en Argentina, el de Atacama en Chile y el de Uyuni en Bolivia.

Como si se tratara de un territorio especialmente bendecido por la naturaleza, los salares de estos tres países concentran el 85% de las reservas de litio de fácil extracción del planeta. Sus cuencas salinas son también fuentes de potasio, boro, magnesio, además de sulfatos, carbonatos y cloruros de sodio, entre otras sales de interés económico.

En particular en nuestro país las reservas de litio se concentran en tres provincias: Catamarca (Salar de Hombre Muerto, Salar de Antofalla), Salta (Salar del Rincón) y Jujuy (Salar de Olaroz, Salar de Cauchari). Se estima que allí se esconde entre el 10 y 12% del total de las reservas del mundo. Estos recursos en las entrañas de la Puna Argentina, pueden transformarse en una millonaria fuente de ingresos.


El litio es un mineral que se encuentra en toda la tierra, es uno los metales menos escasos. Se encuentra más litio que cobre encerrado en nuestra corteza terrestre. La ventaja es que en nuestro país al existir una enorme cantidad de litio en los salares, permite su fácil extracción, de ahí el interés manifestado por inversores de todo el mundo.

Según estimaciones, se calcula que para el año 2022, la capacidad extractiva a nivel local podría alcanzar casi las 200 mil toneladas anuales, lo que equivale a quintuplicar la producción actual. La demanda es impulsada no sólo por el fuerte incremento en la fabricación de baterías de la mano de las grandes automotrices, sino por su utilidad en la industria cerámica, del vidrio, en la elaboración de grasas y aceites resistentes al calor, polímeros, elaboración de medicamentos, en aleaciones livianas junto aluminio y cobre -especialmente para la industria aeronáutica-. Además, es valorado como combustible nuclear en reactores de fusión nuclear, tecnología que aún está en desarrollo, algo que ya describimos en el Proyecto ITER en números anteriores.

Se trata de datos alentadores, especialmente a la luz de la evolución del valor del litio en los mercados internacionales. Hace 15 años el precio por tonelada rondaba los US$ 1.500. Entre 2018 y 2019, el rango de precios osciló entre los US$ 10.000 y US$ 15.000 por tonelada.

Pero en Argentina no hay un marco legal que regule la extracción del litio y en la actualidad se trata de un acuerdo entre privados donde las empresas internacionales extraen el litio y lo exportan. Los salares en general son propiedad de particulares y se realizan contratos entre particulares que explotan el salar y extraen los recursos, sin ninguna rentabilidad para el Estado; la única ganancia deriva de los impuestos que pagan las compañías por desarrollar sus actividades en nuestro país en general a las provincias donde se encuentra el depósito.

Además debe profundizarse el debate sobre si América latina sólo debe ser proveedor del recurso o convertirlo en tecnología para comercializar los productos derivados, sabiendo que los valores del recurso se mantendrán a lo largo de 30 años como mínimo.  Hoy sólo se exporta el carbonato de litio (equivale al 93% de las exportaciones) y el cloruro de litio. Más allá del proceso de obtención del carbonato de litio de la salmuera, no existe ningún producto industrializado luego de este proceso primario.

En los otros dos países que comprenden en Triángulo del Litio, el mineral es considerado como un recurso estratégico y  el Estado participa en diferentes formas de las ganancias.

Como se ha dicho los tres países del Triángulo del Litio despliegan en la actualidad políticas diferentes.


El Estado Plurinacional de Bolivia concibe al litio como recurso estratégico. En 2017 crea la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos, que a nivel piloto, ha completado el pasaje “del salar a la batería”, esto es, la extracción de carbonato de litio (de pureza grado batería); su transformación química a material catódico; el armado de las celdas y el ensamblado de las baterías. Parte de las baterías producidas en YLB están siendo utilizadas en sistemas de energía solar o fotovoltaica en zonas rurales que no se encuentran conectadas al sistema eléctrico nacional. Bolivia aspira a consolidar este ecosistema científico-productivo en una escala mayor.

Chile también desde 1979 declara al litio recurso estratégico del Estado, relacionado en aquel momento con su uso en energía nuclear. Esta condición le permite al Estado chileno generar contratos con empresas extractivas, donde algunas de las exigencias se vinculan con garantizar que parte del proceso de agregado de valor de la materia prima se realice en territorio nacional. Actualmente la explotación y exportación de carbonato de litio en el país trasandino está en manos de las empresas privadas y explican más del 60% de la exportación mundial de esta sal proveniente de salmueras.

En Argentina la situación es otra. Hay dos proyectos extractivos en la actualidad, en las provincias de Jujuy y Catamarca El volumen de producción de estos proyectos ubica al país como el segundo exportador mundial de carbonato de litio proveniente de salmueras. La provincia de Jujuy es la única de todo el país que declaró al litio recurso natural estratégico en el año 2011, existe una participación minoritaria de la empresa provincial jujeña en la conformación de la firma privada que tiene el contrato de extracción en dicha provincia.

La Universidad Nacional de La Plata es líder en focalizar parte de sus estudios a la aplicación del litio. Para ello desde hace una década aproximadamente se creó una mesa de trabajo con varios institutos de investigación y facultades. Desde esos grupos se lanzó un vehículo alimentado por baterías de litio, posteriormente un triciclo y una motocicleta y el desarrollo de mayor envergadura técnica es el ecobus que recorre en forma regular el predio de la UNLP. 

Teniendo en cuenta además que la extracción del litio a partir de salmueras comporta la evaporación de grandes volúmenes de agua (del orden de los millones de litros/día) en zonas extremadamente áridas, donde habitan comunidades hace milenios, se debe entender que el valor del litio radica en una dimensión diferente a la minera.


La extracción de las salmueras es un proceso relativamente sencillo. Se realiza a partir de bombeos de los primeros 50-200 metros de profundidad. Las salmueras bombeadas son acumuladas en pozas solares a los efectos de concentrar los contenidos de litio de las soluciones salinas, aprovechando la alta radiación solar de la región de la Puna. Las salmueras se mantienen en las pozas solares durante 18-24 meses hasta que la concentración de litio incremente varias veces los contenidos originales.

A partir del proceso de evaporación solar comienza a precipitar secuencialmente un conjunto de sales: en una primera etapa precipita el cloruro de sodio; luego precipitan sales de sodio y potasio, y en una tercera etapa precipitan sales de potasio y magnesio. El pre-concentrado, rico en cloruro de litio, es llevado a un proceso de purificación donde se le añade carbonato de sodio para generar carbonato de litio. Este es el primer producto comercial.

Es indispensable y urgente tener conciencia de que el país cuenta con un recurso valioso, y tomar entonces medidas políticas estratégicas para su protección y explotación desde una perspectiva soberana.

Así como nuestros países vecinos crearon, Argentina necesita contar con un emprendimiento nacional del tipo Yacimientos Litíferos Fiscales y empezar de este modo a explotar los salares que no estén siendo explotados aún por actores extranjeros, utilizando las técnicas de extracción y purificación que ya se manejan en el país.

Iniciar este camino de desarrollo favorecería además a la industria en general, ya que para extraer el litio y convertirlo luego en el mineral que se usa en las baterías se necesitan varios materiales que hoy se exportan. Esos materiales estamos en condiciones de producirlos a nivel local, por ejemplo, el carbonato de sodio, el cloruro de sodio, y todos los componentes que ayudan a separar el litio de la salmuera.

Hoy tenemos la enorme posibilidad de comercializar el litio no sólo como materia prima sino convertida en producto industrializado, en tecnología con sello argentino.

Existe un creciente interés nacional por el desarrollo de recursos energéticos renovables (solar y eólico) y no renovable (hidrocarburos no convencionales) para lograr el autoabastecimiento nacional y una mejor calidad ambiental. Este escenario conduce a la necesidad de buscar y producir elementos y materiales de uso tecnológico en baterías para almacenar energías provenientes de estas fuentes, como es el caso del litio.

Según un informe de 2017 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la demanda del metal continuará subiendo apalancado principalmente en su uso para baterías recargables, en particular para los autos eléctricos e híbridos, ya que las automotrices están, aunque con demoras, profundizando su desarrollo. Aunque aclara también dicho informe que el mercado del litio es casi insignificante en relación al del cobre y el oro. Es un 2% de lo comercializado por esos minerales. En Argentina las exportaciones de litio alcanzaron un 1,5% del monto total exportado. Y termina el informe indicando que la influencia de la minería del litio sería muy limitada aunque, por supuesto, no despreciable en un país siempre urgido por la necesidad de inversiones, divisas y empleo y en particular en los presupuestos provinciales en Catamarca, Jujuy y Salta.

En el mundo la producción de baterías de litio enfrentó contratiempos en el último año. Si bien el aumento en la venta de coches eléctricos tracciona su demanda, esto no se tradujo en un aumento del precio. Se explica por las mejoras en los métodos de producción de las baterías y el aumento de la escala. Los precios bajos de las baterías en el mercado internacional son bienvenidas por los clientes finales —las baterías llegan a costar el 40% de un automóvil eléctrico—, pero desincentivan a los fabricantes. Como respuesta a la baja rentabilidad, en los países centrales existe una fuerte intervención estatal para sostener la producción, considerada estratégica. Es lo que ocurre con la sueca Northvolt en Europa o Tesla en EEUU.

El precio del litio también disminuyó el año pasado. Es consecuencia de que la mejora en los procesos extractivos generó una sobreproducción de carbonato de litio e hidróxido de litio, principalmente en Australia. Durante 2019, llegó a cotizar un 40% menos que el año anterior y se prevé que el precio se mantenga a la baja durante 2020, aún más en pandemia.


El futuro del litio se muestra, sin embargo, auspicioso a largo plazo. La fabricación de las baterías de estos autos demanda, en promedio, seis kilos de litio equivalente. Un celular posee aproximadamente 350 miligramos. Por lo tanto, un solo automóvil demanda tanto litio como 17.000 celulares comunes.

La transformación de la industria automotriz es irreversible y nuestro país está obligado a definir una estrategia frente a la transición. A fin y al cabo, como afirma un ministro de economía francés sobre este tema, cuando dijo: “Al final es una cuestión de soberanía”.

El gobierno actual cifra expectativas en sectores extractivos, con su desventaja de ser agresivos al medio ambiente, a efectos de lograr el superávit comercial necesario para paliar la situación económica actual. Una de esas áreas es la minería en la que se incluye la exportación de litio, sabiendo que su producción consume una enorme cantidad de agua, recurso que claramente no abunda en la Puna.

Lograr un equilibrio entre la necesidad del ingreso de divisas y que las actividades extractivas que la generen sean sustentables con el medio ambiente es el desafío que los gobiernos provinciales y nacional deben asumir.

 

Fuente:

https://investiga.unlp.edu.ar/especiales/litio-17104

 



*Guillermo F. Sala, Arquitecto

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