Cuando
en la década del noventa el eje Reagan-Thatcher lideró la consolidación del
neoliberalismo para la economía mundial, también se acuñó una frase que nos
vendieron como el último gran hallazgo, ella decía: “murieron las ideologías”. En
esos tiempos, donde también se inició la concentración de medios, era una
calesita de difusión constante, que diariamente repiqueteaba que el mundo era
uno solo, que la globalización había venido a salvar a las economías por la
circulación de capitales, y que estos
iban a dejar para los países y sus pueblos un destino de felicidad y
prosperidad. Lo que nunca se discutió fueron dichos conceptos de felicidad y prosperidad para unos y otros
(capitales y pueblos). Pero coincidentemente con esto, y a contrapelo del nuevo
camino, la cátedra filosófica que caracterizó los años 50/60 retomó la lectura
y discusión de Marx.- Iniciaron una reinterpretación del filósofo, economista,
sociólogo, periodista, intelectual y militante comunista alemán. Muchas
discusiones, puntos de vistas encontrados, lecturas muy críticas, pero con una
nueva línea de acción desde la filosofía de la liberación que daba un nuevo
sostenimiento dogmático para poder desarrollarse. Así por ejemplo, encontraron
el punto de contacto con todo el pueblo originario, quienes en la etapa pasada
habían rechazado los movimientos armados, no solo por estar en contra de toda
violencia, sino que jamás hubiesen aceptado el desconocimiento de sus dioses
ancestrales ante el ateísmo marxista. Ateísmo que en esta nueva época queda
demostrado se sostenía sobre el fetiche del capital, y no sobre el dios
superior. Pero esta renovada filosofía de la liberación tiene otro aspecto
fundamental que lo aporta desde el año 2003 el hermano Evo Morales y que sacude
toda la línea de pensamiento al hablar de PODER OBEDICENCIAL. El Aimara dice
que se gobierna obedeciendo. Y es aquí
donde se empieza a trabajar sobre la formas de democracia. Todas las crisis
sucesivas que hemos sufrido han provocado un rechazo natural a todo hombre o
mujer que se dedique a la política. Y es aquí donde la posición del
Presidente Evo Morales (va a dejar de
ser Presidente el próximo 9 de Noviembre) se hace esencial para los filósofos
de la liberación, habida cuenta que comienza a cuestionarse al estado como
soberano y re-otorga al pueblo ese poder. Da por tierra aquello que el pueblo
no gobierna sino a través de sus representantes. Todo esto, hoy en día es
materia de discusión en foros auspiciados por la UNESCO, y de los cuales
participan filósofos de todas las culturas fundacionales de la tierra a saber,
Egipcia, Semita, China , Hindú, Mesoamericana e Incaica. La discusión se centra
como otorgar institucionalización a la democracia participativa o directa. Ya
en su momento Álvaro García Linera expuso que todas las instituciones de base,
como sociedades de fomento, juntas vecinales, ONG, organizaciones sociales,
debían tener el poder de llevar decisiones de base a los poderes legislativos y
que estos sin más trámites aprobarlos. Un gran incentivo a la participación
popular. Esto último tiene su correlato en las Escuelas Caracol Zapatistas,
quienes desde el año 1994 y a través de los promotores educativos, forman a las
nuevas generaciones para la participación directa en las cuestiones
comunitarias. A esta línea de pensamiento hay que agregarle algo muy importante
que hace 5 años nos lo había adelantado
Juan Carlos Monedero Fernández, cofundador de PODEMOS, en una de sus visitas a
la Argentina, quien se refirió a la importancia fundamental que tiene el
movimiento feminista argentino en la política latinoamericana. El marcó tres
vértices en ese momento: EL MOVIMIENTO FEMINISTA ARGENTINO, ANDRES MANUEL LOPEZ
OBRADOR, actual presidente de México y GUSTAVO PETRO, fundador del movimiento
político Colombia Humana. Todos comulgan contra el patriarcado, el capitalismo,
la concentración, la discriminación, la exclusión, y prohíjan ideas de
inclusión, igualdad de oportunidades, deconstrucción de culturas medievales de
sometimiento, para sintetizar la convivencia humana y que todos tenemos derecho
a la alimentación, al agua, la vivienda, la vestimenta y la salud. Que no son
más que las practicas básicas que los dioses le pedían a los faraones para
otorgarles su resurrección o que expuso más acá en el tiempo el creador del cristianismo.
Ahora bien, hay un movimiento latinoamericano que se viene desarrollando lentamente
pero sin pausa. Las mingas colombianas, los originarios de las amazonas, las
poblaciones ecuatorianas y peruanas sometidas por el capital chino, todo el
movimiento mapuche, todos los movimientos u organizaciones sociales suburbanas
y toda otra manifestación en contra del dominio económico, de género o clase. Argentina como no está aislada del
continente tiene su emergente. Toda esta movida de Juan Grabois lleva la misma
dirección. “Perdimos una batalla”. Si se lee entre líneas significa que hay una
guerra, no de las convencionales que conocemos. Es una guerra pacifica para
lograr igualdad. Y mientras haya posiciones dominantes de unos sobre otros
(como la de los hermanitos Etchevehere) y el feminismo no rompa su techo de
cristal, vamos a asistir a más casos como el que dominó los últimos días la
escena nacional.
*Horacio Pili Instructor de Formación Profesional, Sub jefe de área Centro de Formación Laboral N° 401 Tres Arroyos.
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