Revista Nro. 22 Una mirada por las energías renovables por Guillermo F. Sala

 

La producción de electricidad a través de fuentes de energía renovables ha sido declarada de interés nacional. Con la promulgación de la Ley 27.191, en octubre de 2015, se estableció que el 8% de la electricidad consumida a nivel nacional deberá ser generada por fuentes renovables para el 2018, objetivo que se incrementará al 20% para el 2025.

Se denomina “energías renovables” a aquellas fuentes energéticas basadas en la utilización del sol, el viento, el agua o la biomasa vegetal o animal, entre otras. Se caracterizan por no utilizar combustibles fósiles –como sucede con las energías convencionales-, sino recursos capaces de renovarse ilimitadamente. Su impacto ambiental es de menor magnitud dado que además de no emplear recursos finitos, no generan contaminantes y sus beneficios van desde la diversificación de la matriz energética del país hasta el fomento a la industria nacional; y desde el desarrollo de las economías regionales hasta el impulso al turismo. Los tipos de energías renovables se pueden clasificar en:


Energía eólica, que hace referencia a aquellas tecnologías y aplicaciones en que se aprovecha la energía cinética del viento, convirtiéndola a energía mecánica o eléctrica. Existen dos tipos principales de máquinas que aprovechan la energía contenida en el viento: los molinos, que se utilizan fundamentalmente para bombeo mecánico de agua (algo muy común en el campo), y los aerogeneradores, equipos especialmente diseñados para producir electricidad. Las provincias de Santa Cruz, Chubut, Río Negro y Buenos Aires concentran el mayor potencial eólico argentino.


Energía solar es la que mediante conversión a calor o electricidad, se aprovecha de la radiación proveniente del sol. Nuestro planeta recibe del sol una gran cantidad de energía por año de la cual solo un 40% es aprovechable, cifra que representa varios cientos de veces la energía que se consume actualmente en forma mundial; es una fuente de energía descentralizada, limpia e inagotable que se puede transformar en electricidad de dos maneras:

Energía solar térmica: utiliza una parte del espectro electromagnético de la energía del sol para producir calor. La transformación se realiza mediante el empleo de colectores térmicos. Su principal componente es el captador, por el cual circula un fluido que absorbe la energía irradiada por el sol.

Energía solar fotovoltaica: utiliza la otra parte del espectro electromagnético de la energía del sol para producir electricidad. Basada en el efecto fotoeléctrico, la transformación se realiza por medio de celdas fotovoltaicas, que son semiconductores sensibles a la luz solar que provoca una circulación de corriente eléctrica entre sus 2 caras. Un conjunto de celdas conectadas entre sí, componen módulos o paneles solares fotovoltaicos.


Biomasa denominamos a toda porción orgánica proveniente de las plantas, los animales y de diversas actividades humanas. El término “biomasa” abarca una variada serie de fuentes energéticas: desde la simple combustión de la leña para calefacción hasta las plantas térmicas para producir electricidad, usando como combustible residuos forestales, agrícolas, ganaderos o incluso “cultivos energéticos”, pasando por el biogás de los vertederos o lodos de depuradoras, hasta los biocombustibles. Cualquier tipo de biomasa proviene de la reacción de la fotosíntesis vegetal, que sintetiza sustancias orgánicas a partir del CO2 del aire y de otras sustancias simples, aprovechando la energía del sol. En parte lo estuvimos detallando cuando nos acercamos al tema de los biocombustibles.


Biogás, también dentro de lo establecido como biomasa, pero al ser un fluido se refiere al producto gaseoso que se obtiene de la descomposición de la materia orgánica por el proceso biológico de digestión anaeróbica en un medio con carencia de oxígeno y por medio de bacterias específicas. Este gas refiere en general a la mezcla constituida por metano y dióxido de carbono, con pequeñas proporciones de hidrógeno, nitrógeno y sulfuro de hidrógeno. El porcentaje de metano lo caracteriza como combustible con poder calorífico apto para la combustión en motogeneradores que producen energía eléctrica.


Pequeños Aprovechamientos Hidroeléctricos refieren a conversión de la energía cinética y potencial gravitatoria del agua, en energía mecánica que finalmente es transformada en eléctrica. De acuerdo con el "Régimen de Fomento Nacional para el Uso de Fuentes Renovables de Energía para Producción Eléctrica", la categoría de "Pequeño Aprovechamiento" corresponde en la Argentina a centrales hidroeléctricas de hasta 50 MW de porencia instalada. Técnicamente esta fuente contempla tanto a los aprovechamientos llamados “de acumulación” (agua embalsada por un dique) como a los denominados "de paso" (o de agua fluyente), aunque los pequeños aprovechamientos se encuadran, en su mayoría, en esta última modalidad. La generación de energía a partir de una corriente de agua es la fuente de energía renovable más usada en el mundo para generar electricidad.

Geotermia se caracteriza por el aprovechamiento del que se puede extraer de la corteza terrestre, se transforma en energía eléctrica o en calor para uso humano o procesos industriales o agrícolas.


La generación de energía eléctrica a partir de la geotermia se basa en el aprovechamiento del vapor generado naturalmente, en turbinas de vapor que alimentan un generador eléctrico. En Argentina se cuentan con al menos 4 puntos de interés geotérmico para generar energía eléctrica, dos de ellos en la provincia de Neuquén (Copahue y Domuyo), otro en Tuzgle (Jujuy) y el cuarto en Valle del Cura (San Juan).

Los gobiernos que se fueron sucediendo en el transcurso de los años en Argentina, se propusieron como política de Estado de largo plazo la expansión de las energías renovables y su consecuente fomento y producción. Esa intención se ve reflejada en el dictado de normativas para asegurar la búsqueda del fomento y la producción de las energías renovables para la generación de energía eléctrica a través de regímenes de inversiones, beneficios impositivos y financiamientos a largo plazo. Hacia fines de 1998 se dictó la ley N° 25.019 conocida como “Régimen Nacional de Energía Eólica y Solar” que constituyó el primer antecedente a fin de promover la investigación y el uso de energías no convencionales o renovables. Esta regulación propiciaba que los actores sean nacionales impidiendo así la fuga de capitales y propiciaba la reinversión de utilidades ya que incentiva su instalación vía precios con premios más allá de lo que se abonaba al generador mayorista convencional.

Néstor Kirchner asumió su gobierno en 2003 con 30 MW eólicos instalados, y Cristina Fernández dejó el gobierno en 2015 con 187 MW en línea y 282 más en construcción, que se inauguraron en 2018. En 2010 el plan GENREN tenía como objetivo instalar  1000 MW y quedó por la mitad, ya que la mayor parte de los oferentes se excusó de iniciar obras «porque los bancos externos no ponían un centavo en Argentina», aunque empresas nacionales instalaron distintos parques eólicos.

En mayo de 2016, la administración macrista lanzó el Plan RenovAr, un proyecto a diez años para atraer inversiones por US$ 15.000 millones en energías renovables. Dentro de ese Plan desde ese año y hasta el 2018 se realizaron tres llamados para presentar proyectos denominados Ronda 1, 1.5 y 2. Esta iniciativa de la administración macrista, se basaba en lo que el gobierno anterior que ya había alentado a través de los planes GENREN, reforzaría esa política con un plan de negocios financieros importante y en la certeza que el uso de los combustibles fósiles -salvo un desarrollo inesperado e imprevisible- tiene una fecha cierta de terminación en todo el planeta. Además la realidad del calentamiento global está siendo aceptada -en algunos casos a regañadientes- por los gobiernos en todo el mundo. Por lo tanto, el desarrollo de las energías renovables es un camino que se debe transitar.

La cuestión es el cómo se recorre esta transición energética, si pensando en articular potencialidades de nuestra industria local o sólo creando un negocio financiero.

Especialistas críticos a la gestión de las energías renovables del gobierno anterior, han esbozado irónicamente que lo único producido localmente en los emprendimientos licitados esos años, era el viento.  


Más allá de cualquier crítica válida, la realidad es incontrastable y revela que el sábado 12/09 último a las 15:40, por primera vez, se logró que el 22,38% de la demanda eléctrica fuera abastecida por energía renovable. Esto se dio por un conjunto de factores climáticos que permitieron que la energía eólica y la solar generaran más electricidad que su media, pero también porque entraron al sistema varios parques nuevos en los últimos meses. A efectos de comparar la participación de la energía nuclear con Atucha I, II y Embalse en abril último cubrió el 11% de la demanda energética.

Aún con todos los proyectos nuevos, y más allá de algún pico de cobertura de la demanda, la generación promedio de energía de fuentes renovables representa un 11% del total de lo requerido. Esto es mucho mayor a menos del 2% que representaba hasta julio de 2018 y al 8% con el que cerró 2019, aunque está por debajo del 12% que se tendría que haber alcanzado el año pasado, según las metas impuestas en la Ley 27.191 de energías renovables, aprobada por unanimidad en 2015. El objetivo final es llegar a 20% para 2025.

Las energías renovables tienen prioridad de despacho; es decir, toda la electricidad que generan entra al sistema y abastece la demanda de forma automática. El resto de la generación necesaria se complementa con la energía térmica, la hidroeléctrica superior a los 50 MW instalados y la nuclear.

Actualmente hay 146 proyectos de energía renovable habilitados comercialmente, que tienen una potencia instalada de 3383 MW (casi 5 Atucha II). De ese total, en los últimos cuatro años se inauguraron 89 proyectos por 2534 MW, que fueron impulsados por el nuevo marco regulatorio Mater (el mercado mayorista donde operan los grandes usuarios) y el programa Renovar ya mencionado.

Datos Cammesa 2019





Los tipos de energía renovable con más presencia son los parques eólicos y los solares. Últimamente se inauguró y comenzó a entregar energía al sistema eléctrico el parque solar Caucharí en Jujuy con una potencia instalada de 300 MW cuya obra  estuvo a cargo de las empresas Power China y Shanghai Electric. El proyecto se licitó dentro de lo denominado como Plan Renovar Ronda 1 en 2016 facturado energía a un precio de U$S 60/MWe.

Para comprender acabadamente el negocio financiero que se encuentra delante de estos proyectos debemos aclarar sintéticamente cómo opera el sistema eléctrico nacional desde la reforma de 1990 el que se distribuye entre generadores (renovables, nucleares, térmicos, hidroeléctricos, etc), transporte (Transener) y distribución (Edenor, Edesur, Edelap, Cooperativas, etc.). La demanda de generación se cubre, priorizando que las usinas con precios más económicos cubran la demanda, es decir las hidroeléctricas, nucleares y ciclos combinados cubren la demanda, pero ahora también entregan energía las renovables más allá del precio pactado. Por lo tanto, pueden existir máquinas térmicas con precios más económicos que no ingresan al sistema  porque esa demanda la cubren las renovables.

Era un negocio financiero excelente y seguro, pero han sucedido algunas cosas.

En contraste a todas las inauguraciones de parques renovables de los últimos meses, la realidad del sector es pesimista cuando se mira a futuro. Desde la escalada del dólar que comenzó en marzo de 2018, el inicio de nuevos proyectos se fue ralentizando cada vez más.

Esto sucede en buena medida porque máquinas como las eólicas tienen un alto consumo de repuestos, y dado que éstos son tan importados como las propias turbinas se pagan en dólares. No sería la primera vez que la imposibilidad de mantenimiento paraliza parques eólicos durante años y décadas. Ya sucedió, pasados los ’90, con el primero de cierta dimensión, el de la ciudad de Comodoro Rivadavia, hecho con molinos daneses en tiempos de la convertibilidad peso/dólar.

Al igual que todas las industrias energéticas, el sector de renovables se caracteriza por ser capital intensivo y, por lo general, al financiamiento hay que buscarlo en el exterior. Con las sucesivas devaluaciones que tuvo la moneda en los últimos dos años, el aumento de la tasa de interés para créditos en la Argentina y las actuales restricciones al comercio exterior, la construcción de nuevos parques se hizo cuesta arriba.

Las cosas podrían haber sido distintas si se hubiera obligado a las proveedoras de tecnología eólica a fabricar en el país. Aquí se permitió la libre importación de equipos enteros sin un centavo de trabajo local, instalaciones descomunales en las que la Argentina pone sólo el viento o el sol, la prioridad de despacho eléctrico sobre cualquier otro tipo de centrales aunque tengan producto más barato en el mercado eléctrico o “spot”, desgravaciones impositivas, precios sostén garantizados a dos décadas al kilovatio/hora, garantías de todo tipo y libertad de repatriación de ganancias.


Obligar a los concesionarios o contratistas a comprometerse a incluir insumos nacionales en sus proyectos habría sido un modo de ligar el precio de los equipos y repuestos no sólo al dólar, sino al consumo local de energía y al valor de la hora de trabajo en Argentina, y no en el exterior. Una turbina está hecha de miles de componentes resumibles en tres piezas: la torre, la góndola y las palas. Dado su tamaño y peso, casi todos los oferentes del Plan RenovAr prefirieron comprar las torres, “el componente bobo”, aquí.

 

«La gran discusión que hay que dar es qué se hará con esos proyectos que no se llevarán a cabo por falta de financiamiento, que representan 2000 MW. Cada uno de ellos fue asignado con una capacidad de transporte, que es el gran cuello de botella. Mientras que no se den de baja, no se van a poder reasignar nuevos proyectos, porque tienen que tener asegurado que se pueda evacuar la energía», comentan especialistas. Porque dentro de este esquema de negocios, el transporte de la energía desde cada parque renovable está a cargo del estado argentino, ya que las licitaciones sólo se realizaron en el rubro de la generación. 


Para ejemplificar la situación descripta ya en 2018 y en el marco de la Ronda 3 del plan RenovAr y teniendo en cuenta las restricciones de capacidad y transporte existentes en las líneas de Alta y Extra Alta Tensión, y las capacidades disponibles en las redes de Media Tensión, resultó conveniente convocar a la presentación de proyectos de menor escala, ya que el Estado argentino no había acompañado con inversiones en la red la ampliación del parque de generación. Podría haberse dado el caso que existieran los parques con nula capacidad para suministrar esa generación, que podría provocar situaciones litigiosas.

Dado que las licitaciones suelen estar organizadas por el estado comprador, sólo los países técnica y/o políticamente dependientes no aprovechan el escenario para obligar a los proveedores externos a un 100% de fabricación local, y procurar la transferencia de tecnología. La explicación que resulta de estos ejemplos es que los planes ideados por la administración macrista no incluían la participación de la industria local, sino la especulación financiera utilizando el artilugio del cumplimiento de una regulación legal. 

En las últimas rondas varias empresas locales, ociosas y especialistas en industria metalmecánica pesada, empezaron a reinventarse como armadores de partes importadas, ya que a los proveedores de los equipos se les complica la logística de transporte de piezas de relevancia dimensional y que deben ser instaladas en parques retirados de las cercanías de los ejidos urbanos.

Y ahí empieza otro análisis mucho más profundo que aparece soslayado en todo el debate sobre las energías renovables, es si realmente son tan convenientes económicamente, en comparación con otras fuentes de energía.

El debate sobre el financiamiento de las transiciones de energía limpia utilizando energías renovables comparado con la energía nuclear por ejemplo, se limitó erróneamente al costo nivelado de la electricidad, que es una medida del costo actual neto promedio de producción de electricidad para una planta generadora durante su vida útil.

En publicaciones internacionales especializadas de los últimos meses se muestra a la energía nuclear midiéndose contra otras fuentes de generación eléctrica. La comparación involucra a una serie de países (Francia, Corea del Sur, Reino Unido, EEUU y varios otros) y diversas fuentes energéticas: carbón, nuclear, gas, eólica onshore y offshore y solar fotovoltaica y como incide el factor denominado “costo nivelado de la energía” (LCOE, Levelized Cost of Energy) a lo largo de toda la vida útil de las centrales y revela que la nuclear aventaja a casi todas las demás. En particular las fuentes renovables son penalizadas en esta comparación debido a que necesitan la construcción de una infraestructura de transmisión muy costosa para llevar la electricidad desde fuentes dispersas a las grandes ciudades. Y para asegurar que la provisión eléctrica sea confiable, esas fuentes intermitentes y/o impredecibles (el sol, el viento), que además tienen factores de carga muy bajos, deben asegurarse generación de respaldo disponible 24x7x365, es decir respaldarse en generación de base. Estos costos reales pero no expresados claramente los paga finalmente el consumidor o el contribuyente al estado con sus impuestos.

Para graficar las inconveniencias sobre todo de los parques eólicos, en un país que es capaz de construir casi independientemente centrales nucleares, en Comodoro Rivadavia el Parque Eólico Morán, consta de 26 equipos instalados que hasta 2011 era el mayor del país, hoy están fuera de servicio varias torres. Estos fueron adquiridos con todo entusiasmo bajo la Ley de Convertibilidad de Domingo Cavallo. También participaba del negocio la Cooperativa de Servicios Públicos de Comodoro que podría cobrar la luz en pesos tan sólidos como dólares, e importar repuestos y mantenimiento en dólares. En uno de los sitios más ventosos de la Argentina el aire salino provoca corrosión, lo que provoca la parálisis de los equipos por ser muy onerosos los repuestos para los equipos daneses. Hoy se encuentra en un estado de lamentable deterioro donde se buscan inversiones para relanzar la operación del parque. De los 26 molinos de tecnología ya obsoleta, solo 3 se encuentran en operación. Se podría preguntar cuál fue el lucro cesante de la Cooperativa, debido a que el concesionario no genera lo máximo posible. También en todo este tiempo, podría haberse conseguido que algunas PYMES metalmecánicas vinculadas con la industria petrolera de la zona pudieran fabricar piezas para estos equipos, o crear cadenas de valor para producir repuestos para estas máquinas. Obviamente son decisiones  políticas a nivel local, provincial y nacional. Pasaron más de 20 años de la inauguración de ese parque y el viento sigue “soplando”.

Si no hay cambio en las políticas respecto a la participación de las capacidades nacionales en los emprendimientos vinculados con la industria para la fabricación de componentes, RenovAr y cualquier otro plan por el estilo tiene el potencial de terminar en un escenario “Mega Comodoro”: es decir miles de molinos parados en todo el país.

La misma historia se repite y basándonos en  la  corrección que Marx le hace a la idea de Hegel que la historia que se repite a sí misma, mientras que  el economista precisa que la primera vez aparece como tragedia y la segunda como farsa, referiremos próximamente  un plan de similares características en materia nuclear que se encuentra penosamente auspiciado por el gobierno actual, con el propósito de adquirir llave en mano una central de potencia mediante un contrato con la República Popular China, generando una dependencia tecnológica absurda.  

Pero eso será otro relato.

 

 

Referencias

https://agendarweb.com.ar/2020/09/24/el-sector-energetico-paso-un-pico-historico-22-de-la-energia-aportada-fue-renovable/

https://www.argentina.gob.ar/economia/energia/energia-electrica/renovables/

https://despachorenovables.cammesa.com/

http://revistanuevasenergias.com/2019/12/13/buscan-reactivar-el-parque-eolico-de-comodoro-rivadavia/

 

 


*Guillermo F. Sala, Arquitecto

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