La decisión de Argentina de apoyar el informe de la
Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, que denuncia
violaciones de los derechos humanos en Venezuela, ha generado tensiones en el
seno del gobierno de Alberto Fernández. Mientras el disenso es sano y razonable,
me llamó la atención cierta intensidad y tendencia a etiquetarlo en diferentes
foros con apodos o referencias con el fin de subrayar un perfil blando, hecho
esto desde un plano insensible sin considerar las condiciones políticas dentro
del cual estas decisiones se han vertido.
La referencia en varias oportunidades al Doctor Alfonsín,
incluso la difusión de una foto en común como prueba fehaciente de falta de
convicciones alineadas al pensamiento popular me llevo a tratar de recordar y rever
algunas de los pronunciamientos de don Raúl en cuestiones similares.
Desde un comienzo el gobierno argentino declaró la
necesidad de respetar el principio de no intervención, en protesta del apoyo
Americano a los contras en el conflicto con el Frente Sandinista. Impulsó la adhesión
del conjunto de países que conformaban el grupo Contadora.
Denunció la gravedad del conflicto ante la posibilidad
de que escale a nivel internacional ante el intento de Estados Unidos de
utilizar a Honduras como cabecera de playa. Afirmaba, además, la necesidad de
observar otros requisitos: cese del apoyo externo a las facciones en lucha en
el área; disminución programada de la adquisición de armamentos; suspensión de
las maniobras militares; reducción progresiva, hasta su completa eliminación,
de asesores militares e instalaciones extranjeras en el área en conflicto;
firma de un compromiso de no agresión entre los cinco países centroamericanos
del grupo. Promovió la formación de un parlamento latinoamericano y la
negociación conjunta de los países latinoamericanos de la deuda externa a
través del grupo de Cartagena. En su reunión con Reagan, Alfonsín le entregó el
texto de la Declaración de Nueva Delhi, en cada uno de los discursos abogó por
el tratamiento político del problema de la deuda, el apoyo a Contadora y el
respeto al principio de la no intervención.
“A
través del diálogo se podrán encontrar fórmulas de paz sobre la base del
principio que hace al derecho consuetudinario americano de no intervención”
Por otro lado, el presidente Alfonsín realizó una
visita a Perú los días 7 y 8 de junio de 1985. En Lima, el presidente argentino
se reunió con el presidente electo Alan García, con quien analizó el problema
del endeudamiento externo y la situación de Nicaragua, coincidiendo ambos en la
necesidad de un orden internacional más justo y la conveniencia de promover
acciones coordinadas de los países de la región para obtener mejor respuesta a
sus reclamos . Poco después, los cancilleres Dante Caputo de la Argentina,
Olavo Setúbal de Brasil, y Enrique Iglesias de Uruguay se reunieron en la
ciudad uruguaya de Punta del Este, con el objeto de analizar la situación de
Centroamérica y los temas referidos a la posición económico-financiera del
continente. La llegada de Alfonsín a la presidencia de Argentina no sólo
representó un cambio político en el plano interno que se materializó en la
vuelta a la democracia, sino que significó un cambio profundo en la percepción
de la política exterior. En un escenario internacional complicado, transitando
el comienzo de la Segunda Guerra Fría, Argentina planteó la integración
latinoamericana como carta fundamental para salir del parámetro de la lógica
Este-Oeste con la que se había manejado el gobierno anterior.
Volviendo al actual gobierno de Alberto Fernández no
caben dudas de los fuertes escollos que se presentan: la terrible pandemia, la
crisis internacional, la inestabilidad económica y la pesada deuda externa
inviable. La Argentina tiene que volver a ser un miembro activo en los foros
multilaterales, aportando visiones y soluciones. Mirando al futuro sería
importante que la Argentina gane en protagonismo político y mayor independencia
en política exterior.
Fuentes cercanas a la cancillería recordaron que
Argentina rechaza cualquier tipo de intervención e injerencia extranjera;
destaca el respeto a la libre determinación de los pueblos y apoya el diálogo y
la resolución pacífica del conflicto, como expresó en su documento sobre
Venezuela. Se recordó también que este gobierno no reconoció a Juan Guaidó como
“presidente” autoproclamdo de Venezuela y se negó a aceptar, como
había hecho su antecesor el “nombramiento” de una embajadora Elsa Trotta, que
había sido admitida ilegalmente por la cancillería a cargo de Jorge Faurie, el
ministro de Exteriores de Mauricio Macri. Sabemos qué actitud va a tomar
México, que Alberto Fernández afirma es nuestro principal aliado en la región,
la pregunta es: ¿Qué actitud va a tener argentina? Más aún, por quedar bien con
el FMI, ¿votaremos por la continuidad del bloqueo a Cuba? por ejemplo.
*Javier Martín Miró. Ingeniero agrónomo, autor del libro Javier, Paco y el Loco y otros cuentos. En 1991 emigró a Sydney, Australia, en donde desarrolla su actividad profesional como Biosecurity Officer
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