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de Origen: EL OTЯO DIARIO
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En este artículo especial
para EL OTRO, la doctora en Historia Contemporánea, María Carolina
Ferraris Salas, analiza cómo avanza la derecha en Argentina, a través de
discursos y actos de odio e intolerancia, con el fin de desestabilizar al
Gobierno Nacional. “El discurso del odio y de la coacción a las libertades ha
tomado mucha fuerza en Mendoza, especialmente desde quien se autoproclama como
una suerte de nuevo (¿?) líder opositor: el exgobernador de la provincia
Alfredo Cornejo”, sostiene la investigadora y docente de la UNCuyo.
¿Cuáles
son las razones que nos permiten seguir utilizando los conceptos de “derecha” e
“izquierda” como categorías analíticas para señalar diferencias ideológicas y
de acción política aún en el siglo XXI? Nos parece importante destacar la
especial relevancia que adquieren estos conceptos en sistemas políticos
democráticos. Independientemente de la multiplicidad de partidos políticos y
del rol que desempeñan en el juego eleccionario, el principio rector está
ligado con la conformación de decisiones colectivas que desembocarán,
necesariamente, en la existencia de una mayoría y una(s) minoría(s) en un
escenario de contienda electoral. Esta dualidad conlleva un juicio de valor
positivo-negativo, que se desarrolla en la propia lucha política. (Bobbio:
1995)
Algunas
respuestas posibles tienen que ver con el modo en que se imbrican en la trama
dialéctica las ideas fuerza de libertad, igualdad, seguridad. No porque agoten
el espectro analítico, sino por la importancia que tienen para los imaginarios
sociales. Por otra parte, la interacción de esas ideas fuerza y los sistemas
políticos en los que encarnan, en el interior de los conglomerados sociales,
son también la expresión cultural que emerge a la luz, ya sea a través de
procesos democráticos o de otros sistemas (por ejemplo dictaduras y la
capacidad de traccionar para concitar aprobación en determinados sectores).
Esta misma interacción es la que permite abrir un poco el esquema dicotómico
“izquierda-derecha” para señalar que hay una zona gris, en ambos sectores, más
permeable a la existencia del “opuesto”, en la que la aceptación de las normas
básicas del constitucionalismo democrático permite la coexistencia pacífica del
“centro-derecha” con el “centro-izquierda”. (Bobbio: 1995; Buchrucker, Ferraris
y otros: 2010)
De
esta forma podemos definir ese esquema señalando que:
En
la extrema izquierda se priorizan ideas y conductas políticas relacionadas
con la igualdad, subordinando la libertad de individuos y grupos políticos a la
necesidad de dar seguridad al proyecto revolucionario.
En
el centro-izquierda se procura mantener unidos y equilibrados los ideales
de libertad e igualdad, aceptando que puede conllevar un cierto nivel de
riesgo.
En
el centro-derecha se tiende a privilegiar la libertad por encima de la
igualdad. Se oponen a la acción pública si esta procura regular y limitar las
concentraciones de poder económico.
En
la extrema derecha se combinan la oposición a las tendencias libertarias e
igualitarias, con una exaltación de las políticas autoritarias destinadas a
preservar la seguridad (entendida como monopolio del poder) de la nación, de la
“raza”, de la cultura contra cualquiera de las posiciones de izquierda, que son
consideradas amenazas que no deben ser toleradas. (Buchrucker, Ferraris y
otros: 2010)
Si
bien este esquema puede parecer una simplificación para la complejidad de los
fenómenos históricos y sociales, si se lo usa de manera flexible y adaptándolo
a las variaciones de tiempo y espacio, es de gran utilidad.
Los
planteos teóricos señalados, un poco a modo introductorio, se hicieron con el
fin de destacar que la afirmación de algunos intelectuales y referentes del
espectro político, especialmente de quienes reconocemos estar ubicados en el
esquema de centro-izquierda, acerca de los avances de la derecha (en las dos
versiones expuestas), es correcta en cuanto a que demuestra tener una carnadura
fáctica observable. Esta afirmación es válida a nivel internacional,
especialmente en el mundo eurocéntrico, pero también es claramente visible
en los intentos que la derecha vernácula está haciendo en la Argentina, en
especial desde los meses de abril/mayo, para desestabilizar el gobierno del
binomio presidencial Fernández-Fernández. Para no extendernos en una larga
serie de ejemplos que consagran lo afirmado, ya que de forma casi cotidiana los
sectores de la(s) derecha(s) nos regalan sus discursos y actos de odio e
intolerancia, nos parece apropiado citar el ejemplo de las expresiones del
presidente de la Nación.
El
martes pasado, en una entrevista realizada por Alejandro Bercovich a Alberto
Fernández, éste señaló: “hay una actitud de la derecha en el mundo que es muy
parecida a la que vemos aquí […] que no son ni más ni menos que una clara
exacerbación del odio, […] hay un sector de la política argentina al que le
sirve. Hicieron todo lo posible para que esa grieta se profundice […] y seguir
dividiendo a la Argentina en dos bandos. Y ahí me parece que es donde la
Argentina pierde. […] Es un discurso que busca acallar a la ciudadanía o coartar
libertades. […] Son prácticas absolutamente reñidas con la democracia, es la
acción de un grupo de políticos que exacerban los ánimos de la locura y una
serie de locos que salen y atacan a la gente” (sic).
Nos
interesa también destacar que ese discurso del odio y de la coacción a las
libertades ha tomado mucha fuerza en Mendoza, especialmente desde quien se
autoproclama como una suerte de nuevo (¿?) líder opositor: el exgobernador de
la provincia Alfredo Cornejo. Hasta tal punto pareciera estar cegado por el
odio, que ha expresado en varias oportunidades que Mendoza debería separarse
del resto del país, para constituirse no se sabe muy bien en qué (¿una
monarquía liderada por el propio personaje?), ya que la claridad y precisión en
la expresión no es una de las características distintivas del hoy diputado. A
la vez, este hombre, en forma irresponsable, repite una y otra vez, que deben
morir los que tengan que morir, en relación con la pandemia.
Para
cerrar, deseamos señalar que el nombre que le da título a la nota “No son
locos”, alude a que los dirigentes de la derecha argentina no padecen
enfermedades psiquiátricas ni mucho menos. La mayoría de ellos son profesionales
con un grado de conocimiento científico que avala desempeños en los que se
destacan o destacaron. Desestimar al enemigo es la postura más sencilla, pero
es también muy peligroso. Muchos ejemplos históricos nos ilustran sobre ello.
En
todas las sociedades existen condicionantes que tienen que ver con las
decisiones políticas, en las que puede variar en más o en menos la
participación ciudadana, pero también son producto de estructuras ideológicas,
étnicas, lingüísticas, en definitiva culturales y aún con coyunturas económicas
que muchas veces colaboran a inclinar el fiel de la balanza hacia uno u otro
lado. Desde este punto de partida es que consideramos que los sistemas
políticos democráticos, pluralistas y tolerantes, son el marco más adecuado
para el desarrollo armónico de las vidas individuales y colectivas.
Bibliografía:
Aróstegui, J., Buchrucker, C.,
Saborido, J.: 2001. El Mundo Contemporáneo. Historia y problemas. Buenos
Aires/Barcelona, Biblos/Crítica.
Bobbio, N.: 1995. Derechas e
Izquierdas. Razones y significados de una distinción política. Madrid,
Taurus.
Buchrucker, Ferraris y otros:
2010. Glosario para el estudio de la Historia Contemporánea. Mendoza,
EDIUNC.
* MARÍA CAROLINA FERRARIS SALAS, PhD Historia Cotenmporánea, UNCuyo; PostPhD Franquismo y transición, Universitat Autónoma de Barcelona (2018); PostPhD Franquismo, Universidad de Granada (2018); PostPhD Antisemitism and Jewish Civilization, Hebrew University of Yerushalaim (2016); Specialist Shoah and the dilemmas of transmission, Yad Vashem Yerushalaim (2012); Specialist Shoah and Jewish Civilization, Northwestern University Chicago (2006).
No son locos, es cierto, no sufren ninguna enfermedad. Son psicópatas, cuadro que no está relacionado con enfermedad alguna sino por el placer que le causa al ego martirizar al prójimo. Muy bueno
ResponderEliminarMuchos compañeros que descreen de la dualidad derecha-izquierda deberían leer este ensayo. Esa "convención ideológica" vital y explicativa no se halla en las herramientas que se utilizan, sino en los paradigmas y objetivos. Por ejemplo, una política de subsidios puede ser a favor de la distribución de la riqueza o de la concentración de ella. Entonces siempre la cuestión está en "el para qué y quién" se implementa tal o cual medida.
ResponderEliminarMe encanto este texto, que se puede aplicar en la actualidad 5/10/22. Llegue acá por parte de YoYi. Saludos
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