Revista Nro. 22 Cooperativas en pandemia: La fortaleza en medio de la crisis por Aldana Arén… produce Leandro Pili
Fuente
de origen. BACAP
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DE ORIGEN
El
sector es uno de los más castigados y recibió escasos incentivos estatales. Sin
embargo durante el aislamiento se incrementó la cantidad de consultas y
trámites para la conformación de nuevas empresas sociales en la ciudad. Existen
227 cooperativas en General Pueyrredón.
Por
Aldana Arén
El
modelo cooperativo se caracteriza por crecer en época de crisis: la pandemia no
es la excepción. Mar del Plata tiene un movimiento amplio y en aumento, desde
el ya tradicional Nuevo Amanecer hasta las empresas sociales de servicios
públicos. De acuerdo al padrón del Instituto Nacional de Economía Social
(INAES), en el Partido de General Pueyrredón existen 227
cooperativas vigentes, y el 85% son de trabajo.
Además
de su función en la cadena productiva, las cooperativas se destacan de otro
tipo de empresas debido a su carácter solidario, que se volvió imprescindible
desde que comenzó la pandemia. Es el Nuevo Amanecer quien aporta 800 litros de
leche semanales a comedores y merenderos, e Hilar Futuro, una cooperativa
textil, que recicla ropa para donar a sectores vulnerables.
Sin embargo, el movimiento cooperativo atraviesa un momento económico muy
delicado. A la situación pandémica se le suma la profunda crisis que sufrió el
sector los últimos años, en los que se redujo al 50% la cantidad de
matrículas, según afirmó Mario Cafiero, ex titular del INAES recientemente
fallecido, en una entrevista con Télam en mayo. “Eran 20 mil las cooperativas y
Macri las redujo a 10 mil, casi lo mismo hizo con las mutuales” expresó el
dirigente.
Por
otro lado, en mayo se puso en marcha un trámite de emergencia para la
conformación de cooperativas a través de la resolución 7/2020. Mariana Delgado,
trabajadora de la Dirección Provincial de Acción Cooperativa (DIPAC) en la
ciudad, explicó que el impacto de esta medida fue notorio, ya que “entre el
2016 y el 2019 el INAES entregó 17 matrículas de cooperativas en Mar del Plata
y en este tiempo, desde que salió la resolución 7, llevo contabilizadas
alrededor de 20 cooperativas que iniciaron o están a punto de iniciar el trámite”.
La
situación en la actualidad
El
Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) puso nuevamente a prueba la
capacidad de resiliencia y reinvención de las cooperativas. Como todos los
sectores, debieron repensar sus actividades, adecuar las tareas y resolver los
obstáculos pandémicos.
La
Cooperativa de trabajo M-S se dedica al envasado, la venta y
distribución de agua de mesa en la ciudad hace 15 años, luego de que en 2003 un
grupo de trabajadores despedidos de la multinacional Danone S.A decidieron
organizarse para no perder su fuente laboral. Actualmente son 13 asociados,
pero sólo 8 trabajan de forma activa en la planta de la empresa ubicada en el
barrio El Gaucho.
Antes
de la pandemia, el agua de M-S llegaba a escuelas, hoteles, restaurantes y
lugares institucionales, incluido el Palacio Municipal. Sin embargo, la
restricción de las actividades a causa del ASPO redujo un 70% el trabajo de la
Cooperativa. Guillermo Issa, presidente de M-S, explicó que es por ello que
decidieron realizar el reparto de bidones día por medio “para bajar los
costos”, ya que la empresa está “creando mucha deuda” a causa de la compra de
insumos, el alquiler de la planta y el pago de impuestos.
Otro
caso
Otra
empresa social destacada en la ciudad es Tierra Nueva Ltda., más conocida
como Amuyén, la primera escuela cooperativa de Mar del Plata, ubicada a pocos
metros del hipermercado Carrefour en la Avenida Constitución. La institución
fue fundada en 1986 por un grupo de 40 familias con la visión de generar una
formación pedagógica distinta a la tradicional. Hoy Amuyén ofrece tres niveles
educativos (inicial, primario y secundario), integrados por 350 estudiantes.
Al
igual que la mayoría de las escuelas, se vio obligada a trasladar su actividad
al plano digital. En este sentido, Matías Lanfranconi, presidente de la
Cooperativa, aseguró que “la primera mitad del año fue más compleja”, pero que
ahora las clases virtuales “están funcionando bien”. En cuanto a lo administrativo,
la virtualidad requiere más tiempo y una dinámica de organización distinta:
docentes y directivos trabajan conectados en línea, y el instituto abre sus
puertas dos veces por semana durante 4 horas para atender consultas de los
asociados, con turno previo.
Por
su parte, la Cooperativa de trabajo El Repulgue Rebelde, dedicada a la
elaboración y venta de empanadas, se achicó para no cerrar: antes de la
pandemia eran 10 asociados activos, ahora son 4. Con la modalidad de take away,
la empresa recuperada por sus trabajadores en 2013 intenta afrontar las deudas
y subsistir.
Aunque
ellos no se vieron obligados a cerrar las puertas, sí sintieron una caída
importante en las ventas. Ariel Teraccio, ex presidente y tesorero de la
Cooperativa, explicó que en los primeros meses de cuarentena “el trabajo bajó
muchísimo, porque mucha gente se quedó sin laburo”. Finalmente, cuando
recuperaban un ritmo laboral similar al anterior, la ciudad retornó a fase 3 y
“volvieron a caer las ventas”.
Economía
de crisis
Tras
una larga etapa de crisis económica durante los últimos años, la pandemia
encontró a las cooperativas desprovistas de fondos de emergencia, sin capacidad
para sostener la inactividad que generó la primera etapa de cuarentena.
“Nosotros
no teníamos un margen de ganancia como para que un 35% de morosidad no nos
afectará. Teníamos una provisión de dinero que alcanzó para salvar dos meses”
explicó el presidente de Amuyén. Luego, se quedaron sin fondos. Cortaron “todos
los servicios que se podían”, solicitaron ayuda estatal y redujeron los costos.
En
cuanto a los recursos estatales, los referentes cooperativos coincidieron en
que fueron muy reducidos, e incluso nulos en algunos casos. Muchos asociados
pudieron beneficiarse con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o con
créditos a tasa 0, pero los incentivos económicos pensados directamente para
las empresas resultaron escasos.
Todos destacaron el cobro del Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción
(ATP), que consiste en 9 mil pesos mensuales que cobran los asociados de forma
personal. Sin embargo, la llegada de este ingreso fue irregular: algunos meses
sí, otros no.
Por
su parte, Amuyén accedió a un crédito de 80 mil pesos de la línea para
cooperativas lanzada por el gobierno, pero la institución tiene alrededor de 2
millones de pesos en gastos que afrontar mensualmente. Hasta el momento, asegura
Lanfranconi, pudieron pagar todos los sueldos, aunque están endeudados con los
servicios. A su vez, la línea de créditos no funcionó para el Repulgue Rebelde,
ya que el monto recibido depende de la facturación de la empresa, y no tenían
“la suficiente como para obtener un crédito que hiciera la diferencia”. A pesar
de la crisis y la incertidumbre del futuro, Teraccio confió en que la
Cooperativa debe “tomar fuerzas para la etapa que viene y reinventarnos para
salir adelante con lo que sabemos hacer”. “Es importante que la gente sepa cuál
es el trabajo que realizamos las cooperativas. Nosotros no dejamos gente en la
calle. La forma cooperativa hoy es la mejor para crear puestos de trabajo”
finalizó Guillermo Issa.
*Aldana Arén. Editora y Productora Digital Programa El Prisma Radio De La Azotea FM 88.7. Mar del Plata
*Leandro Pili. Licenciado en Economía, analista y conductor del Programa Voces Cooperativas que se emite por FM LA Red 91.3 Mar del Plata
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