“Detrás
del Partido Clarín, van a aparecer, como siempre, cuando la historia se
pone densa, personajes que creíamos de este lado y, también, algunos que,
contra todo el bombardeo, todavía, tendrán algo de dignidad. Con perdón de la
palabra”. Esto lo escribió el malogrado Lucas Carrasco a fines de la década
pasada. Es algo que atesoré con mucho respeto intelectual y que de vez en
cuando lo traigo a la mesa de debate más allá de que el propio autor de la cita
haya sido uno de los primeros ejemplos del caso. Y la cosa se puso densa, muy
densa, ya que un poder omnímodo y decidido a dejar sin margen todos los
derechos (no) adquiridos en aquellos doce años y por los que había que
luchar (acaso algunos más de los que ya están incorporados socialmente desde
décadas), está desarrollando todo su arsenal bélico parainstitucional y
parajudicial con el objeto de subsumir a la población, representantes
inclusive, dentro de un primitivo sistema de explotación en donde el “homo
canalla” y su correlato de procedimientos cumple un rol fundamental como
artefacto y disciplinador social.
Desde
hace años estamos asistiendo a mutaciones sorprendentes, pero no solo en el
ámbito de la política, los medios, la cultura, el sindicalismo, las
organizaciones intermedias, entre las más visibles, sino que en el diario andar
observamos actitudes que so pretexto del pragmatismo arriban a conclusiones
egoístas, enfermizas, casi psicópatas debido a que múltiples varas sociales de
las cuales estábamos orgullosos, o por lo menos creíamos estarlo de manera
consensuada, han descendido su altura abruptamente desde lo institucional, y en
consecuencia como plataforma de ordenamiento e integración. En la contemporaneidad la praxis y la dialéctica opositora a las ideas soberanas, nacionales y populares están en boca de dirigentes que bien podrían confundirse con chusmas de peluquería, en tanto rigurosidad y solvencia argumentativa, o barra-bravas de platea, en tanto violencia y a la vez cobardía, o de panelistas televisivos, en tanto desfachatez y egocentrismo, todos, por supuesto, bien arropados por programas políticos partidarios de los medios hegemónicos
Año 2017. La por entonces concejal de Coronel Dorrego de la UCR Cambiemos Cecilia Álvarez festejando su cumpleaños al límite de la perversión y a la vez alegre por sus nulas proezas políticas apuñalando el escudo del PJ en medio del saqueo generalizado que estaba sufriendo la Patria por esos tiempos, en un pueblo que ya ni siquiera recuerda su paso por el HCD, nada más que por esta violenta, canalla e irresponsable imagen de praxis y dialéctica política.. Hace tiempo escribimos que desde 1955 la UCR quema un cajón todos los días, pero nuestra mass media solo recuerda el de Herminio.
Y
me refiero a la vara de la solidaridad, a la vara de la inclusión, a la vara de
la pluralidad, a la vara de la libertad, a la vara de la sensibilidad social, a
la vara de la lealtad, a la vara de los derechos humanos, individuales y
colectivos, a la vara humanista. En definitiva el neoliberalismo no solo es un
proyecto político depredador desde lo económico, es una filosofía de vida que
pone a las personas en medio de encrucijadas en donde el costo beneficio es el
dilema presente, aún en el marco de las relaciones personales. “El
neoliberalismo es una pesadilla que no se acaba nunca ya que es una nueva forma
histórica para un nuevo ser humano que, bajo el imperativo del rendimiento, el egocentrismo y la ley de la competencia, se apropia incluso de la vida más íntima de los
individuos” afirmó Laval. Este totalitarismo necesita del auxilio y protagonismo moral e inmoral del homo
canalla, y dicha omnipresencia debe tener la eficiencia de la adaptación y un compromiso militante capaz de hacerle pensar, decir y hacer lo que hasta ese momento le parecía perverso, aceptando con naturalidad su miserable lógica. Ni convencimiento
individual, ni cooptación compulsiva, es una suerte de mandato social que
incluso genera nuevas patologías a medida que va corriendo los límites desde el
ser social en dirección unívoca hacia el ser individual. Resistir al embeleco
canalla y su éxito es la tarea...
*Gustavo Marcelo Sala. Editor. Escritor
Nunca pidió disculpas la Concejal argumentando que lo hizo en privado y tampoco renunció. Esto es bastante peor que mamar una tetita o lo que a la Concejal se le ocurra o quiera....
ResponderEliminarBrillante me dejo sin palabras
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