Revista Nro. 14 SOMOS COMO LA MIEL……. Por Horacio Pili


Cuando se leen las crónicas de hechos aberrantes acaecidos en la dictadura,  no se hace menos que sentir espanto y pensar cómo se pudieron haber llegado a realizar tamañas atrocidades contra un ser humano, y no llegar a sentir un solo atisbo de remordimientos y menos de arrepentimiento.-
Analizado en el contexto de esos años de suma violencia, donde la comunidad asistió a todo tipo de violaciones a los derechos humanos, no se puede soslayar el ver que hubo una lucha armada urbana y rural, que se utilizó como pretexto para tamañas monstruosidades.- Fue el Estado quien violó los derechos humanos cuando su función es defenderlos a ultranza desde la justicia.-
Historias como la de Soledad Edelweiss García o Delia Galara, nunca mejor traídas a nuestros días desde sus relatos por Página 12, muestran la peor cara de estos asesinos confesos y totalmente desinteresados por la vida humana.-
Pero lo que sí se puede decir es que estas bestias, lo anunciaron y lo ejecutaron, aun a costa de sus vidas y de su futuro, porque más allá de todo eran cuadros de fuerzas armadas.- No obstante que el militar no piensa, obedece, eran profesionales en el asunto de obedecer.- Y lo hicieron a rajatablas sin interesar consecuencias.
Pero hoy, cuando se ven hechos como los de la plaza el día 9 de Julio, se observa la miseria de espíritu, la cobardía, la actitud solapada del careteo que se juntan cual hordas, y encaran en grupos.
Son los mismos que mano a mano en un ascensor si sube una mujer bonita ni se animan a mirarla, pero en patota son hasta capaces de cualquier guarangada o actos más repugnantes y repulsivos.- 
Pero hasta ahí llegan, no les da para más. Son idiotas útiles de la más baja calaña, son despreciables hasta como obedientes, son odio puro sin sustento, sin ejecución más allá de la puteada o la rotura de un vidrio. No sé qué sería de ellos mano a mano en la plaza contra el antagonista. Seguro se dispersarían.
Los primeros se fueron  de  mambo, pero ejecutaron, éstos del hoy ni a eso llegan. Son basura pura sin recupero ni identidad. Son excrementos no reciclables, no sirven para nada, disfrazados de demócratas y ostentando la lucha por la  libertad de prensa, auto-reprimidos, se descargan en el mero insulto o rompiendo el cristal de un móvil de un canal. Esos los diferencia de los criminales de los 70. Aquellos lo hicieron, estos ni se parecen, aunque lo sientan.  Son masturbadores seriales ante la impotencia.-
No solamente en nuestro país, sino en todo el continente tenemos un fenomenal problema de formación.- Seguimos usando una pedagogía acuñada en el proceso colonizador que se inició en 1492 y no nos hemos movido de ahí.- Seguimos anulando individuos desde su más temprana edad y los resultados son estos imbéciles de la plaza sin ningún tipo de forma ni capacidad de análisis.- Hemos o vamos perdiendo una batalla cultural que nos lleva puesto como comunidad.-
Todo nuestro sistema político, como lo dice Dussel, se ha fetichizado, se ha cerrado sobre sí mismo y se transformó en un sistema dominador del pueblo.  Y esa plaza es totalmente funcional a ese poder. Es momento de los movimientos críticos de este sistema. Es momento de ponerlo en crisis.- Caso contrario nos puede ir la vida como sociedad.
La miel por su peso específico y  por decantación, separa las impurezas y todo tipo de borra, queda totalmente pura e impoluta. Nosotros, los distintos al ojo de ellos, somos así. Tenemos nuestro peso específico, separamos el odio, el ultraje de cualquier índole, todo tipo de agresión, nos apartamos de todo aquel que odia por solo sentirse (ni tan siquiera son) en clase social diferente, cuando en realidad son de una medianía sin escrúpulos ni moral que los tiña.- El tiempo hace que la miel quede pura. Ahí estamos.-



*Horacio Pili Instructor de Formación Profesional, Sub jefe de área Centro de Formación Laboral N° 401 Tres Arroyos.


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