Cuando
se leen las crónicas de hechos aberrantes acaecidos en la dictadura, no se hace menos que sentir espanto y pensar cómo
se pudieron haber llegado a realizar tamañas atrocidades contra un ser humano,
y no llegar a sentir un solo atisbo de remordimientos y menos de arrepentimiento.-
Analizado
en el contexto de esos años de suma violencia, donde la comunidad asistió a
todo tipo de violaciones a los derechos humanos, no se puede soslayar el ver
que hubo una lucha armada urbana y rural, que se utilizó como pretexto para
tamañas monstruosidades.- Fue el Estado quien violó los derechos humanos cuando
su función es defenderlos a ultranza desde la justicia.-
Historias
como la de Soledad Edelweiss García o Delia Galara, nunca mejor traídas a
nuestros días desde sus relatos por Página 12, muestran la peor cara de estos
asesinos confesos y totalmente desinteresados por la vida humana.-
Pero
lo que sí se puede decir es que estas bestias, lo anunciaron y lo ejecutaron,
aun a costa de sus vidas y de su futuro, porque más allá de todo eran cuadros
de fuerzas armadas.- No obstante que el militar no piensa, obedece, eran profesionales
en el asunto de obedecer.- Y lo hicieron a rajatablas sin interesar
consecuencias.
Pero
hoy, cuando se ven hechos como los de la plaza el día 9 de Julio, se observa la
miseria de espíritu, la cobardía, la actitud solapada del careteo que se juntan
cual hordas, y encaran en grupos.
Son
los mismos que mano a mano en un ascensor si sube una mujer bonita ni se animan
a mirarla, pero en patota son hasta capaces de cualquier guarangada o actos más
repugnantes y repulsivos.-
Pero
hasta ahí llegan, no les da para más. Son idiotas útiles de la más baja calaña,
son despreciables hasta como obedientes, son odio puro sin sustento, sin
ejecución más allá de la puteada o la rotura de un vidrio. No sé qué sería de
ellos mano a mano en la plaza contra el antagonista. Seguro se dispersarían.
Los
primeros se fueron de mambo, pero ejecutaron, éstos del hoy ni a eso
llegan. Son basura pura sin recupero ni identidad. Son excrementos no reciclables,
no sirven para nada, disfrazados de demócratas y ostentando la lucha por la libertad de prensa, auto-reprimidos, se descargan
en el mero insulto o rompiendo el cristal de un móvil de un canal. Esos los diferencia
de los criminales de los 70. Aquellos lo hicieron, estos ni se parecen, aunque
lo sientan. Son masturbadores seriales
ante la impotencia.-
No
solamente en nuestro país, sino en todo el continente tenemos un fenomenal
problema de formación.- Seguimos usando una pedagogía acuñada en el proceso
colonizador que se inició en 1492 y no nos hemos movido de ahí.- Seguimos
anulando individuos desde su más temprana edad y los resultados son estos
imbéciles de la plaza sin ningún tipo de forma ni capacidad de análisis.- Hemos
o vamos perdiendo una batalla cultural que nos lleva puesto como comunidad.-
Todo
nuestro sistema político, como lo dice Dussel, se ha fetichizado, se ha cerrado
sobre sí mismo y se transformó en un sistema dominador del pueblo. Y esa plaza es totalmente funcional a ese
poder. Es momento de los movimientos críticos de este sistema. Es momento de
ponerlo en crisis.- Caso contrario nos puede ir la vida como sociedad.
La
miel por su peso específico y por decantación,
separa las impurezas y todo tipo de borra, queda totalmente pura e impoluta.
Nosotros, los distintos al ojo de ellos, somos así. Tenemos nuestro peso específico,
separamos el odio, el ultraje de cualquier índole, todo tipo de agresión, nos
apartamos de todo aquel que odia por solo sentirse (ni tan siquiera son) en
clase social diferente, cuando en realidad son de una medianía sin escrúpulos
ni moral que los tiña.- El tiempo hace que la miel quede pura. Ahí estamos.-
*Horacio Pili
Instructor de Formación Profesional, Sub jefe de área Centro de
Formación Laboral N° 401 Tres Arroyos.
Comentarios
Publicar un comentario