Hoy
30 de abril, día en el que estoy escribiendo esta nota, según la Historia
“oficial”, en su bunker un par de metros bajo tierra Hitler mordía una capsula
de cianuro y se pegaba un tiro para asegurarse el efecto. Siempre existió un
gran misterio alrededor del asunto. Los soviéticos solo conservaron
supuestamente una parte del cráneo como trofeo. Cuando la tecnología brindó las
herramientas para poder analizar con certeza de quién era ese cráneo, dijeron
que ya no lo tenían. Que en la década de los 70 lo habían cremado y arrojado en
un rio cualquiera. Todas estas situaciones y la naturaleza fantasiosa y
conspiranoica del ser humano han alimentado a través de los años un sinfín de
teorías, algunas probables y otras son simples viajes de ácido dignos de Majul.
Es de público conocimiento que el vaticano entregó miles de pasaportes falsos a
criminales de guerra por lo tanto la posibilidad de una huida no es en
principio algo delirante. Aquí nace una de las pocas Pymes que ha atravesado
toda la Historia económica Argentina con ventas significativas e inmune a las
crisis, la venta de humo. El 20 de abril es el “cumpleaños” de El Adolfo, a
esta altura de la nota ya entramos en confianza. Unos días antes las mesas de
las librerías se empiezan a llenar de delirios alusivos al tema. Un escape en
submarino a la Argentina. Una posterior vida apacible como almacenero en
Bariloche, dueño de un parripollo, un videoclub, un locutorio o una cancha de
paddle en el conurbano. Por supuesto que por curiosidad uno a veces cae y
compra uno. Después de una divertidísima resonancia magnética con contraste me
compré “Ultramar Sur”. Habría, sería, podría, alta fuente, el tío del marido de
un famoso lo vio en la playa. Cero. La mayoría de estos delirios terminan en
las mesas de saldos unos meses después, junto con las predicciones astrológicas
vencidas y esos libros bizarros con teorías sobre las Pirámides de Egipto y la
Atlántida o 1999 fin del mundo. Hay también lugar para investigaciones serias.
Antes de la cuarentena vi en Bahía Blanca un libro que es una expedición
Arqueológica a un refugio en el que supuestamente vivieron tripulantes de
algunos de los submarinos que llegaron a la costa Argentina. Está publicado por
el Conicet, es algo serio y vale la pena leerlo. (Arqueología de un refugio
nazi en la Argentina – Teyu cuaré) Ahora volvamos a la realidad. Unos días
antes del 30 de abril sucede la última aparición pública de Hitler en el
Deutsche Wochenschau. La imagen es impactante, si prestan atención lleva una de
sus manos en la espalda, como intentando ocultar lo que parece Parkinsons.
Condecora a un grupo de niños que con bombas de mano y bicicletas trataban de
forma suicida de frenar tanques. Unos días después, la guerra termina en
Europa. Por lo tanto creer en un Hitler de 90 años vagando por el mundo como un
mochilero despreocupado no sería muy probable.
* Favio Camaro, docente y estudiante del profesorado de Historia en la UNS
Por supuesto que en Bariloche vivió Hitler, es más, se afirma que se puso, junto con Eva (Braun) un puesto de venta de dulces caseros de berries (arándanos, calafate, endrina, frambuesa, fresa, grosella, guinda) a la vera del Nahuel Huapi. Además instaló un mirador, sobre una suerte de blindado alegórico conocido con el nombre de Panzerkampfwagen, a la espera de la aparición del Nahuelito. También dicen que Perón lo iba a visitar seguido en su Justicialista Gran Sport, aseguran que al General le encantaba el dulce de mora.
ResponderEliminar