*Agradecemos la participativa colaboración
del Ingeniero Ernesto Quiles (a) El Tito,
para acercarnos tan enriquecedor material
Tengo 94 años. Cumplo con los cuidados recomendados con la cuarentena, pero no lo hago por miedo a la muerte, que no la tengo, sino porque quiero ser partícipe de la construcción del nuevo estilo de vida para mi país y para el mundo. Creo que ante esta enorme crisis que se ha desencadenado, en lugar de llorar la desgracia, la impotencia y la mera asignación de culpabilidades pasadas debemos esforzarnos por pensar estudiar, discutir, proponer e impulsar alternativas.
del Ingeniero Ernesto Quiles (a) El Tito,
para acercarnos tan enriquecedor material
Tengo 94 años. Cumplo con los cuidados recomendados con la cuarentena, pero no lo hago por miedo a la muerte, que no la tengo, sino porque quiero ser partícipe de la construcción del nuevo estilo de vida para mi país y para el mundo. Creo que ante esta enorme crisis que se ha desencadenado, en lugar de llorar la desgracia, la impotencia y la mera asignación de culpabilidades pasadas debemos esforzarnos por pensar estudiar, discutir, proponer e impulsar alternativas.
Si
somos capaces de recapacitar sobre el mundo de injusticia, inequidad y depredación
que ya se tornaba inviable y si somos capaces de despojarnos del egoísmo, la
competencia y la falta de responsabilidad y solidaridad, y si así lo deseamos más que dejar las diferencias para unirnos solo muy
circunstancialmente, debemos plantearnos cómo hacer para potenciar que nuestras
diferencias construyan y no obstruyan la cooperación. Estoy
convencido que nos sorprenderemos de ver como reconstruimos, no ya el mundo que
descartamos sino un
nuevo
mundo.
En
la direcciónón de ponernos
a pensar y cooperar con los desafíos que debemos
afrontar menciono algunas reflexiones.
Es posible que
parezcan utópicas, sin embargo,
confío en que somos capaces de haber aprendido de la trágica
sorpresa del virus y sorprendernos a nosotros mismos con hacer realidad utopías.
Considero
como base de la conversación que la democracia es la herramienta más revolucionaria y conspirativa para lograr frenar la concentraciónón del poder
que produce desigualdades, inequidades, injusticias y destrucciónón de la naturaleza e impide la construcciónón de un mundo responsable, solidario y plural. En la democracia las decisiones sobre los destinos
de cada país y de la humanidad la toman las personas que han sido elegidas como
gobernantes de cada Nación y por los acuerdos que ellos establecen. El primer desafíoío consiste en encontrar los mecanismos para asegurar
que las personas elegidas para gobernar los países cumplan con los mandatos
conferidos y no se aparten de esa obligaciónón. El segundo desafíoío
es cómo lograr que los gobiernos de los países conduzcan
la economíaía y las
acciones políticas para vivir y disfrutar, y no para sufrir y morir, que cuida
el medio ambiente y no lo depreda, que incluya a todos y no haya pobres, que
ame y sostenga la paz, que no permita los abusos la violencia ni la corrupciónón. Un mundo sin ganadores y perdedores, sin
victoriosos y derrotados, un mundo sin competencia, un mundo de cooperaciónón, solidario y generoso. Es decir fundar una economíaía social, moral, cuyo motor central no sea el beneficio del capital a cualquier costo sino el bienestar social, de ahí la consigna de la política social.
El
tercer desafíoío es ya instrumental y se trata en transformar la economía de mercado tradicional
en una economíaía volcada a las demandas básicas insatisfechas de los hasta
hoy excluidos del mismo. Es el mercado real potencial existente y demandante pero no satisfecho
constituido por los pobres, los sectores de bajos o ningúnún recurso. El real desafíoío de los gobernantes debe ser establecer condiciones igualitarias para la población
en los servicios básicos: salud, educación, vivienda, cultura y no limitar los servicios de primera para una población reducida y
otra educación de tercera para la inmensa mayoría de la población.
La población en su mayoría deberá tener acceso no a los mínimos de bienestar, sino a
condiciones igualitarias de calidad de los servicios básicos.
El cuarto desafío
imprescindible para los gobiernos debe ser establecer condiciones para que la población tenga posibilidades igualitarias reales de participar en las relaciones económicas y sociales. Si la gran
mayoría no tiene la
posibilidad estructural de poder acceder a bienes y servicios se estimulará la brecha
entre pobres y ricos, la injusticia y la discriminación, condenando a la inmovilidad social y a la exclusión permanente de la mayor parte de la población.
Para hacer
realidad los dos últimos desafíos, toda la población se debe involucrarse a nivel de desarrollo local y barrial; se deberán relevar todas las necesidades no cubiertas
(vivienda, agua cloacas, alimentación, salud educación, transporte y comunicación)
y articular la acción de los trabajadores, los que no tienen trabajo, las pymes
y empresas nacionales, el capital social y las autoridades públicas. Nadie podrá seguir actuando como lo hacía antes. También
tendrán que cambiar aspectos instrumentales: los bancos, el sistema financiero y crediticio, el
control de la inflación y el manejo de las divisas. Pero la atención
central debe
ser ineludiblemente crear y sostener trabajo para todos con buena salud
y educación.
Por último,
el quinto
desafío resulta sin duda el básico y fundamental. Es
necesario encontrar caminos que induzcan a todos los seres
humanos a canalizar
sus deseos y emociones en premisas adoptadas a priori democráticamente por la sociedad basadas en aspiraciones, valores y un
contrato social, que fundamentalmente tengan en cuenta al otro para la convivencia y la cooperación. Una lección fundamental que nos deja esta crisis es
que debe bregarse por un mundo en
el que las personas se aceptan y respetan a sí
mismas
como lo hacen con los otros y donde estos responden de la misma forma en el
marco de la convivencia. Se trata, ni más ni menos, de un sistema en
donde desde la estructura la desigualdad no puede aspirar a desarrollarse por mera voluntad del poder. La voluntad regresiva será imposible si no se brindan condiciones
para que se ejerza. En este mundo
una nueva manera de vivir es posible y me permito invitar a mis compatriotas a
responder y
comenzar a elaborar las bases del futuro. Por mi parte, estoy dispuesto a hacerlo con
ganas,
esfuerzo, esperanza y optimismo. Es que estoy seguro será bueno para nosotros y nuestros hijos, nietos y
bisnietos.
*Rafael
Kohanoff, Ingeniero Químico, INTI, especialista en temas para la tercera edad
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