QUIMIOFOBIA
Aproximadamente
por la década de los 60 comenzó a suscitarse un miedo extraño a los “productos
químicos” o más exactamente a los productos químicos artificiales a pesar de la
gran cantidad de evidencias que demuestran que una sustancia sintética es
segura. Los científicos tienen un nombre
para esta fobia: "quimiofobia". "Es el miedo excesivo a los
productos químicos, basado más en la emoción que en la información", dice
David Ropeik, especialista en comunicación de riesgos. El pánico a los
conservantes nos lleva a aterrorizarnos ante el terrible cloruro sódico, la
malvada glucosa o al satánico ácido acético cuando ayer no temíamos a la sal,
al azúcar o al vinagre. Los hidratos de carbono y los lípidos son los nuevos
enemigos. El bombardeo en los medios y redes es escandaloso: si consumís dichos
productos te transformarás en una criatura horripilante digna de una película
de terror. Obviamente que los excesos son malos pero se necesitan determinadas
cantidades de dichos químicos para mantener el metabolismo, es decir “vivir”. Hay
mucho de ignorancia inyectada y también la creencia en pseudociencias: terribles
fraudes adornados que muchos creen por desesperación, ignorancia o moda. Al mismo
tiempo que algunos lucran con esa desesperación o mentira bien vendida con el
aura de una "conspiración mundial" de multinacionales alimentarias
y/o farmacéuticas que nos "obligan" a consumir lo que ellos desean. Estamos
ante un momento en que la ciencia es avasallada por cualquier charlatán. El
método científico es derribado por estos timadores con frases aparatosas aprendidas
de cualquier sitio facilista de Internet.
Muy triste. Y ni hablar de la moda “antivacunas”, la cual sostiene que
contienen químicos que “pueden matar” o producir trastornos neurológicos. Esto
además de reprochable, es delictivo. A dicha moda le tenemos que agradecer el
regreso de enfermedades casi erradicadas que afectan a sectores de la población
vulnerable y algunas muertes totalmente evitables. Es absurdo demonizar a la
ciencia que ha permitido que se descubriesen propiedades de compuestos que
favorecen la conservación de alimentos, aprovechamientos de nutrientes,
medicamentos y técnicas que nos sanan, etc., etc… Y, como si fuera poco la
ciencia está en permanente estado de investigación. Todas estas modas, fobias,
pseudociencias, terapias alternativas y demás charlatanerías me enfadan no sólo
porque yo tenga formación científica, sino porque están atentando contra la
salud. Parece que tienen más validez los “tratamientos” propagados por los
medios que años de estudio e investigación. Sobra mucha estupidez acrítica.
Pensemos
un poco, seamos críticos y tomemos la información de los lugares de confianza y
relevancia para no caer en la estupidez de comer lo que no debemos, hacer
dietas que nos perjudicarán, y ser marionetas de mil campañas para
"vender" productos “milagrosos”. Disponemos de excelentes
profesionales con quien contrastar diagnósticos y opiniones y si no nos generan
confianza, habrá otros para tener otras opiniones. Pero, por favor, que no sea
un charlatán quien juegue con nuestra salud y alimentación.
*
Dora Mabel Eulalia, Profesora de Física y
Química, Analista de Sistemas y Editora
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