Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto, los treinta siguientes el comentario, escribió Schopenhauer. Acaso la frase explica a este tal Brandoni…

El viaje hacia la abstracción y los mundos paralelos no tiene retorno cuando el antiperonismo te comió totalmente hasta la última neurona. El psicópata y mitómano de Brandoni necesita de este salvavidas de plomo, sabe que es un salvavidas de plomo lo que acaba de afirmar, pero el tipo jamás puede admitir y declarar algo que vaya en contra de este antiperonismo encarnado que le comió hasta la última neurona. Ergo, ya no puede, es el perro de Plavlov que babea odio cuando de peronismo se trata. 

No soy peronista, persisto acaso de manera utópica celebrando mi ideario identitario Intransigente, pero de hecho milité peronismo durante el kirchnerismo y me defraudaron sus estructuras, por lo menos las que conocí, jamás las percibí ensimismadas y comprometidas socialmente con los paradigmas ni del FPV primero ni de UC después, hablo de paradigmas no de meandros y lapiceras convenientes que posibiliten una salida electoral. Pero detesto por sobre todas las maneras el antiperonismo, me podría definir como un antiantiperonista, y esto se debe a que tan sesgada visión contiene elementos estigmatizadores y prejuiciosos que quitan de foco a la racionalidad instalando en ese individuo la urgente necesidad de crear una realidad paralela o pretexto que lo justifique, más allá de que las políticas implementadas por el mismo justicialismo lo hayan beneficiado a él, a su prole y a toda la sociedad en su conjunto. Es el hombre psicótico y quebrado al mismo tiempo, que bajo un falso pretexto pasional - tristemente aceptado desde sus crónicas por las mass media -,  termina detestando y siendo violento con la mujer que amó porque no es más correspondido, convencido que tiene derecho a serlo porque necesita de esa conducta perversa para poder vivir con semejante carga. Entonces ese fraude, esa frustración no puede terminar en sí propio, debe continuar en sus linderos lejanos y cercanos. Sobre la base de esa mecánica, de esta métrica anti-poética, se construyen los odios colectivos, muy beneficiosos para el objetivo del establishment cuando puede potenciar y direccionar esas percepciones negativas tras un numeroso ejército de lobotomizados, colectivo pluriclasista manipulable, haragán a la hora de elevar sus defensas y ejercer pensamiento crítico, al que solo es menester exhibirle, lejos e inalcanzable, la imagen de esa bella dama imposible paseando de la mano junto al pueblo que la ama, porque en definitiva odia que la amen, odia compartirla, y más odia no poseerla…