Grietas – Por Carlos Caramello, para La Tecl@ Eñe
Fuente:
Argentina
se debate entre grietas pretéritas y grietas ulteriores. A la construcción de
odio forjada a lo largo de más de dos siglos, hay que sumarle nuevas inquinas y
hostilidades futuras. Enferma de dolor provocado, la sociedad sobrevive
alentada por la imaginación de múltiples vindictas que abarcan ambos lados de
la grieta.
Por Carlos Caramello, Licenciado en Letras, escritor
“Entre tu
pueblo y el mío,
hay un punto y una raya,
la raya dice «no hay
paso»,
el punto, «vía cerrada».”
Aníbal Nazoa
Cuando en 1876 se empezó a cavar la mítica Zanja de Alsina -esa
que determinaba hasta dónde la Civilización y,
a partir de dónde la Barbarie-, los
ideólogos de esta suerte de Tajo en el Desierto no pensaron que, de la misma
manera que José Hernández había decidido que su gaucho, Martín Fierro,
concluyera su primera travesía en tolderías ranqueles, otros personajes más
reales: casiquejos,
lenguaraces y lanceros renegados, habían optado por quedarse a vivir del lado
de los cristianos,
acaso subyugados por el progreso o, sencillamente, porque maniobraban como
espías.
Claro: aquella zanja no fue
nuestra primera grieta. Ni tan
siquiera nuestra grieta constitutiva.
Treinta años antes, Sarmiento había escrito el “Facundo” que, bien leído, opera
como marco teórico de todo lo que vino después a dividir a nuestra Patria. Y
antes también. Porque había una grieta entre los vecinos del Buenos Aires de
Mayo de 1810: los que estaban con el rey Fernando (aunque éste estuviera preso)
y los que querían liberarse de España. Y, entre estos últimos, también había
grietas. Saveedristas y Morenistas pujaban por el control de la
oposición a los Martínez de Hoz y a los Pinedo (y aclaro que
esto no es metáfora: ya había un Martínez de Hoz y un Pinedo, del lado del
Imperio).
Después… bueno, lo que vino después: Unitarios y Federales;
Radicales y Conservadores, Peronistas y Anti-Peronistas. Y también Boca –
River, Ford y Chevrolet, Los Chalchaleros o Los Fronterizas, Soda o Los
Redondos, Batata o Membrillo… y así. Como si el rasgo más preciso de ese ser
argentino -que tantos han intentado definir… sin éxito- fuese,
precisamente, esta división de aguas que
no ha servido para trazar otra frontera que la de la estupidez entre los que
producen esas grietas y los que las consumen y proyectan. Lo digo porque debe
saberse que, cualquiera sea el lado de la grieta en el que uno se encuentre, se
puede cruzar con algún infiltrado de
esos que, uno supone, deberían estar del otro lado.
Armame una grietita,
porfa!
Para observar, analizar, tener en cuenta y no comprar a tontas y a
locas, miremos con atención los motivos que llevan a alguien (o
alguienes) a armar y difundir una grieta. José Hernández mandó a su
Martín Fierro a las Tolderías porque tenía, en aquel momento, una pluma
política dispuesta a hacer escuchar su voz. Se
sentía, de alguna manera, un desplazado del sistema (como
el personaje que elige; el Gaucho) y su fuga hacia una zona de emergencia
absoluta es, a la vez, la búsqueda de redención para el bárbaro. Dice en su
verso final: “Allá habrá siguridá / Ya que
aquí no la tenemos / menos males pasaremos…”.
En estos últimos conceptos hay también una advertencia a la
Civilización. Y la civilización lo escucha. Hernández negocia con
la Política. Y la Política de
entonces, necesitaba un indio peligroso, cruel, asesino. Entonces, La Vuelta
del Martín Fierro; que reza en uno de sus versos: “Allá no hay misericordia / Ni
esperanza que tener / El indio es de parecer / Que siempre matar se debe / Pues
la sangre que no bebe / Le gusta verla correr”. La política
necesitaba al poeta explicando, antes de que ocurriera, la Conquista del
Desierto (1878-1885). Hernández publica La Vuelta en
1878. Al año siguiente resulta electo diputado por el partido Autonomista.
Hecho el País, hecha
la Grieta
Las grietas persiguen fines políticos aquí, fines comerciales
allá. Finalmente, todo es Poder. El Boca de la grieta entre
Riquelme y Palermo, vendió el doble de camisetas. La antinomia Braden o Perón,
se resolvió el 17 de octubre de 1945 (uno podría hasta decir que aquel
embajador de Estados Unidos fue el mejor propagandista del Peronismo). La pelea
de Ford y Chevrolet en el Turismo Carretera de la década del ´60, sólo
respondía a la necesidad de vender más unidades. O sea: cuando alguien está
construyendo una grieta, otro está cobrando.
Agrietada como talón de comisario de pueblo (parafraseando al
querido Luis Landriscina), la Argentina se debate entre grietas pretéritas y
grietas ulteriores. A la construcción de odio forjada a lo largo de más de dos
siglos, hay que sumarle nuevas inquinas y hostilidades futuras; cuando no,
aborrecimientos eternos. Enferma de dolor provocado, la sociedad en general y
el Pueblo en particular, sobreviven alentados
por la imaginación de múltiples vindictas que abarcan a ambos lados de la
grieta.
La unidad del campo popular, entonces (sólo para cerrar con el
lado que más conozco), supondría sellar fisuras abiertas a fuerza de bailar
chacarera en el programa de Tinelli, negar
a la Conducción, demonizar a los
mayores… o a los jóvenes (dependiendo del espacio de la grieta interna que uno
ocupe), delatar, mentir, negociar con el enemigo, defeccionar de mil maneras,
claudicar de otras tantas… Trai-cio-nar. Cosa bastante improbable si lo que se
pretende es hacerlo antes de las próximas elecciones, dada la escasez de tiempo
sumada a la ausencia de criterios unificadores.
Así, como cumpliendo un recurrente sino, esta Argentina que, en
los últimos cien años tuvo por lo menos tres ocasiones de volverse solidaria,
unida y poderosa, avanza en tono de fragmentación social hacia un destino de
país periférico sobre el cual podrá organizarse cualquier tipo de latrocinio
dado que la sociedad, adormilada e
individuada, sólo se reflejará en el
odio hacia un enemigo pre-construido que, bien puede ser su vecino o su
hermano. El suelo de la Patria se
agrietará cada vez más. Y sólo la televisión podrá hacernos creer, por un
minuto, que todos miramos hacia el mismo horizonte.
Claro… puede que ni aun así, se agriete la esperanza.
No comparto. La zanja de Alsina tenía el propósito primero de no dejar pasar a los malones. Quisiera verlo viviendo en esa época a ver si mo está de acuerdo.
ResponderEliminarEs que yo sería parte de los malones mi amigo. Usted no se imagina lo que fue la furia del progreso a la hora de carnear hermanos.. El malón fue la única manera de responder a la invasión... Esta gente vino a conquistar a punta de fusil lo que tenía dueño, así cualquiera es capitalista, progresista y desarrollista, talando, desmontando, matando todo lo originario originario.. Saludos
EliminarPara ser parte de los Malones, tenes q ser indigena y criminal (no confundir con el pueblo indigena), dedicarse a matar criollos argentinos, robar ganado y secuestrar sus mujeres/niños para aculturarlos (osea mezclarse con los blancos, jajaja).
Eliminar"Esta gente vino a conquistar a punta de fusil lo que tenía dueño" en ese caso, todos los paises del mundo... no existen (literal).
"así cualquiera es capitalista, progresista y desarrollista, talando, desmontando, matando todo lo originario originario" curioso que Dinamarca, Luxemburgo y Suiza son capitalistas y son los más q cuidan el medio ambiente, en cambio la Venezuela socialista de Maduro acaba de mandarse un desastre ecologico mundial (el primero y el mas grande de la historia latinoamericana)
https://epi.yale.edu/epi-results/2020/component/epi
https://www.infobae.com/america/venezuela/2020/10/21/un-buque-de-venezuela-se-hundio-en-el-mar-caribe-con-mas-de-un-millon-de-barriles-de-petroleo-que-podrian-causar-un-desastre-ambiental/
Espero q no tengas la foto del vendehumo de Rodolfo Walsh, sino, ya empezamos para el cu**