Hay periodistas que
están en los medios y otros que no están en los medios. Hay periodistas con
medios y los hay sin medios, los hay con miedos y sin miedos. Están aquellos
que hacen de los días una crónica que empieza y termina, y están los otros, cuya
crónica es la sumatoria científica de los sucesos de todos los días, para los
cuales nada es aislado ni casual, todo se relaciona, a menos que el interés de alguien o propio
así lo determine.
Según Gabriel
García Márquez el periodismo es el mejor oficio del mundo, y para poder ejercerlos
se necesita una base cultural importante, mucha práctica, y sobre todo ética. Aunque
se sufra como un perro no existe mejor oficio, insistía. Kapuscinski se
arriesgó más aún al afirmar que las malas personas no pueden ser buenos
periodistas. ¿Acaso por eso vemos tan mal periodismo en Argentina? El gran
Honorato de Balsac sentenció que el periodismo es una inmensa catapulta puesta
en movimiento por pequeños odios. Vaya coincidencia con nuestro presente,
pienso para mi. De inmediato recordé a Orwell cuando sin ningún tipo de
eufemismo y con toda claridad manifestó que periodismo es publicar lo que
alguien no quiere que publiques, todo lo demás son relaciones públicas, es decir,
una persona que se nos presenta como periodista y solamente se remite a la
información oficial no solo es un simple y vulgar vocero sino además un
estratégico colaborador de ese oficialismo informativo, por eso, y más allá de
la temporalidad, Orwell hubiera estado muy de acuerdo con el periodista español
Lafuente cuando este declaró que un buen periodista necesita de la rebeldía
cotidiana.
Cuando se descubrió
que la información era un negocio la verdad dejó de ser importante nos reveló
nuestro amigo y ya citado periodista polaco Ryszard Kapuscinski dándole valor a
lo sentenciado por su colega español Juan Cruz, cuando aseguró que el
periodismo se estaba convirtiendo en un llano y vanidoso retuiteo de egos en
donde la pedantería de los autosuficientes acampa como un instrumento de
cultura falsa, y esto será hasta que el oyente, el lector o el televidente, se
cansen de prestarnos su ojo...
Oscar Wilde no
quiso quedarse ajeno en este juego de subjetividades con relación al tema,
diciéndonos que el periodismo al darnos las opiniones de los ignorantes nos
mantiene al tanto y en contacto con la ignorancia de la comunidad. Por tanto le
debemos gratitud, y a pesar que su marcado pesimismo lo establece al sentenciar
que la diferencia entre periodismo y literatura es que el primero es ilegible y
la segunda no es leída.
Entre tantas
incorrecciones, las cuales sospecho motivarán a cada lector de manera distinta
creo que Tomás Eloy Martínez acierta cuando escribió que el periodismo no es un
mero recurso para ganarse la vida, sino un modo providencial para ganar la
vida, porque aún, y esto corre por mi cuenta, sabiendo lo afirmado por el gran
observador y analista de la política medieval Nicolò di Bernardo dei
Machiavelli, si el fin propio del poder justifica los medios que se implementan
para el logro del objetivo, ergo, si cualquier herramienta, praxis, suceso o
evento fuera admisible más allá de sus lineamientos morales o éticos, desde la
falacia, la calumnia, la mentira hasta el asesinato, el periodismo perdería su
razón de ser debido a que todo suceso sería consentido y por ende banalizado,
asumido, y en consecuencia la crítica y el análisis de dichos eventos jugarían
solo como anécdotas sin ningún tipo de valor conceptual ya que la sociedad,
aceptando mansamente los términos psicóticos planteados, no las observaría como
perversiones cardinales, formativas (deformativas) en algún caso y buenamente abrazaría aquel desdichado cinismo de Ibsen cuando declaró que existiendo periodistas no veía justo que aún se utilicen a los cobayos y demás roedores menores para experimentar científicamente en los laboratorios. Justamente
contra eso combatimos desde hace ocho años en este espacio periodístico-cultural,
pensado, elaborado y desarrollado, según los que saben, por no periodistas...
Marcelo, creo descubrir su malestar por algún comentario mío en el que me respaldaba en Maquiavello. Pero creo que esa "discordia" no tuvo razón de haber existido.
ResponderEliminarSoy un admirador la obra de N. M.
.-Maquiavelo no fue un "...observador y analista de la política medieval" sino que lo fue de su tiempo (el Renacimiento, y, en Florencia) basado en un método, repito, método, cual es el análisis fundamentado, repito, fundamentado, en acontecimientos históricos según lo descripto por eruditos de su tiempo y de la antigüedad (favor de contextualizar).
.-Reducir a Maquievello a : "el fin justifica los medios" es tan simplista como pretender que "la mano invisible del mercado" explica a un pensador de la talla de Adam Smith, o que "...la religión es el opio de los pueblos (encima sacado ya no de contexto sino de párrafo)" o "...la historia se repide dos veces, la primera...) dan cuenta de un sabio como Carlitos de Trèveris, y hay muuuuuchos ejemplos más.
Explicar a Maquiavello ya me exede pero como para empezar podría decir que su obra es una tentativa de entrever "lo real" entre los velos de lo deseable y desde una lectura en absoluto aséptica (los imperativos morales del autor aparecen a cada paso en su obra).
Nada más instructivo que comparar los Discorsi con El Príncipe.
Ese genio renacentista es lo que hace que, por lo menos los occidentales, lo reconozcamos como "padre" de las Cs. Políticas (sin perjuicio del lugar que ocupen otros sabios de la antigüedad incluídos los Estoicos vg. Marco Aurelio). (¡Qué historia esto de andar siempre buscando padres!!.
Y conste que por formación y profesión poco tengo que ver con la Cs. Políticas, aunque me seduzcan.
Un abrazo
Bajo ningún concepto existe de mi parte tal discordancia.. quítese esa idea de la cabeza... Y no me equivoco al decir que Maquiavelo fue un observador y analista profundo la edad media, por supuesto que fue protagonista visceral del renacimiento siendo rey y villano durante el lapso que duro su existencia. Sus estudios sobre las relaciones políticas comienzan allí. Y desde luego que no hay que reducirlo a ese concepto tan precario y fuera de contexto, por eso trato de darle una vuelta de rosca a tan simplista intención evitando una crítica puntual hacia su persona. Admiro a Maquiavelo y sobre todo para nada estoy de acuerdo que su apellido se haya transformado en un adjetivo calificativo denigrante. Maquiavelo fue un politólogo cuando los politólogo aún no existían como tal. Saludos
EliminarY si el fin justifica los medios, dependerá de qué fin y de qué medios, y entonces ahí aparece la moral, o la ideología, tanto más da.
EliminarO sea Gustavo que a la final estábamos de acuerdo.
Un abrazo
Uno de los mejores post del blog describiendo uno de los mas grandes problemas, sin duda los asuntos que exponen los periodistas ,tanto como los que no exponen y por supuesto como lo exponen forman parte de los auxiliares con que alimentamos nuestras mentes.
ResponderEliminarNuestras decisiones, opiniones , relaciones etc estan fuertemente influenciados por ellos , aunque no queramos,por los que seguimos y admiramos , por los que desconfiamos y por los que deploramos.Los hechos cotidianos que son noticia y sus secuelas son por ultimo una de las principales fuentes en las que libaran los historiadores del futuro para producir una vision entendible de este tiempo y ahi surge quizas la responsabilidad mas seria y por ende la vital nececidad de periodistas serios , con pasion y conocimiento como los que colaboraron sin saberlo en este excelente analisis.