Argentina:
Lebac, explicación sencilla de su crecimiento explosivo – Rolando Astarita, para
Revista Sin Permiso
Rolando
Astarita, Profesor
de economía de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, para Revista Sin
Permiso
Fuente:
A raíz
de la corrida cambiaria y el vencimiento masivo de Lebac (Letras del Banco
Central), ocurrido el pasado martes 15 de mayo, mucha gente se pregunta acerca
de qué significan estas letras, y cuáles pueden ser las consecuencias de su
crecimiento exponencial (desde diciembre de 2015 su monto de Lebac
prácticamente se multiplicó por cuatro). El objetivo de esta nota es presentar
una explicación lo más sencilla posible. En particular, me interesa destacar,
por un lado, que las Lebac no son simple deuda que puede sumarse a la deuda
pública corriente, o a la deuda externa, como piensan algunas personas. Y por
otra parte, responder al argumento de la dirección del Banco Central, que
reiteradamente ha dicho que no hay que preocuparse por la acumulación de las
letras, ya que se acompaña de la acumulación de reservas.
El
punto de partida es la creencia del Banco Central, del Gobierno y los
economistas ortodoxos, de que es necesario retirar el dinero que se emite
contra dólares o euros. Ese retiro es lo que se llama esterilización.
El
Banco Central esteriliza entonces los aumentos de la base monetaria derivados
de la compra de activos externos. Esta esterilización se produce principalmente
mediante la emisión de Lebac.
Para
ver cómo ocurre, presentamos un ejemplo teórico ultra simplificado. Supongamos
que el Tesoro toma deuda en el exterior por 200 dólares, con el fin de
financiar el déficit fiscal, y el tipo de cambio es $ 20/USD. El Tesoro ingresa
estos USD 200, que debe pasar a pesos. Para ello, vende los USD 200 al Central,
y este en contrapartida emite $ 4000. Esto es, en el activo el Banco Central
incorporó USD 200 y en el pasivo $ 4000. Se cumplió el primer paso.
En un
segundo paso, el Banco Central retira $ 4000 del mercado, o sea, los esteriliza
(en los primeros cuatro meses del año el BCRA esterilizó pesos derivados de la
toma de deuda del Tesoro por USD 8.000 millones). Para eso el Banco Central emite
las letras llamadas Lebac. A fin de hacer los cálculos sencillos, supongamos
que las mismas son a un año, y pagan el 30%. Las Lebac se emiten con un valor
nominal y se compran con el descuento que corresponde a la tasa de interés, que
en este caso dijimos que es del 30%. De manera que para absorber los $ 4000, el
Banco Central debe emitir Lebac por un valor nominal de $5200. Esto es lo que
deberá pagar el Banco Central al tenedor de Lebac dentro de un año.
El
tercer acto ocurre un año más tarde, al momento del vencimiento de la Lebac (en
realidad las Lebac renuevan en lapsos más cortos, pero esto no afecta a la
sustancia del asunto). Al vencimiento, el Banco Central debe pagar al inversor
$ 5200. Supongamos que el inversor no desea renovar la colocación en Lebac, y
desea pasar los $ 5200 al dólar. Si el tipo de cambio sigue en $20/USD, habrá
hecho una ganancia del 30% en dólares, y puede decidir que es hora de poner su
capital a resguardo en el exterior. Obsérvese que en este caso, al cambiar sus
pesos por dólares, no solo se lleva la reserva de USD 200 contra la cual el
Central había emitido pesos, sino otros USD 60 (producto de la tasa de interés
a 30%, con tipo de cambio sin variación) de las reservas del Central. Por lo
tanto hay un claro desequilibrio entre
las Lebac, las reservas y el tipo de cambio. Y si muchos inversores
deciden no renovar sus tenencias de Lebac, el Central enfrentará una seria
pérdida de reservas que, en caso extremo, puede llevarlo a la cesación de
pagos. En un escenario de este tipo, la
devaluación violenta de la moneda y la crisis cambiaria es prácticamente
inevitable.
Supongamos
sin embargo que el Banco Central intenta
convencer al inversor de que renueve las Lebac. El capitalista dinerario ve el
asunto riesgoso –por ejemplo, porque el endeudamiento está creciendo a alta
tasa, o es elevado el déficit en cuenta corriente- y el Central le ofrece una
tasa del 40%. Por lo cual ahora, para absorber $ 5200 el Central debe emitir
Lebac por un valor de $ 7280. Pero con esto solo se pateó el problema para más
adelante. Es que pasado el segundo año, si el inversor quisiera pasarse a
dólares, con el tipo de cambio a $ 20/USD, harían falta USD 364 de las reservas
del Central. O sea, 82% más de dólares que los USD 200 que originariamente
había en reserva (dólares que para colmo, provienen de la toma de deuda
externa). Estamos en el mismo escenario que antes, pero agravado. Y si el Central busca que
se renueven las Lebac, el problema se seguirá agrandando. A lo que hay que
sumar el efecto negativo, sobre la economía de conjunto, de la alta tasa de
interés. Parafraseando a Marx, podemos decir que las crisis capitalistas son
inevitables, pero políticas como las que comentamos las agravan a niveles
inimaginables.
Por
supuesto, existe otra variante: que el tipo de cambio aumente. Por ejemplo,
supongamos que en curso del primer año el tipo de cambio pasa a $ 26/USD. En
ese caso, al momento de vencimiento de las Lebac los $ 5200 equivalen a USD
200. Por lo tanto los especuladores no obtuvieron ganancia (en términos del
dólar), y el Central no deterioró su activo. Pero la contrapartida de nuevo es la devaluación de la moneda, con la
consiguiente pérdida de poder adquisitivo del salario, la inflación y una
distribución del ingreso más desigual.
Finalmente,
observemos que en el tiempo en que transcurre nuestro ejemplo teórico la deuda
que tomó la Tesorería permanece en USD 200. La emisión de Lebac no la ha
modificado. Pero si el peso se devaluó un 30%, aumenta la carga, medida en
pesos, de la devolución de la deuda. A lo que se deberán agregar los intereses
de la deuda. Por ejemplo, si la tasa de interés en dólares es del 7%, deberá
agregar anualmente USD 14 a los pagos.
En
conclusión, la ingeniería financiera del Central solo da
lugar a una bola de nieve de las Lebac que tiene estación final en nuevas
devaluaciones, crisis cambiarias y financieras, caídas del salario y
empeoramiento de las condiciones de vida de la población.
El dinero,debe “crecer”, “multiplicarse”, debe “trabajar” para nosotros afirman los bancos y los inversores. Pero en mis años de bancario (43)nunca vi al dinero trabajar. A mi viejo, un humilde albañil, si, y hasta doce horas por día. Todo peso en concepto de intereses que va al inversor, es producto del esfuerzo de un trabajador, que a causa de la inflación resultante, gana menos.
ResponderEliminarQue divino.
ResponderEliminarMirá si los médicos, cuando entra un paciente politraumatizado y lleno de fracturas, busquen sanarlo cagándolo a palazos.
¿A cuanto cotizaron hoy los riñones en Chicago?