El Dr. Pangloss de Voltaire ya discurría sobre los salarios de hambre en un sistema capitalista que aún era un boceto



El Dr. Pangloss discurre sobre los salarios de hambre



Alejandro Nadal para Revista Sin Permiso

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Había una vez un país en que los salarios eran la remuneración del factor trabajo y las ganancias eran la retribución del factor capital. En esas tierras, los salarios y las ganancias se determinaban por la contribución de cada uno de esos dos factores a la producción. Y como la mayoría de los cuentos de hadas, el final era alegre y prometedor: todo mundo vivía en el mejor de los mundos posibles.
Pero ese mundo de cuento de hadas que aún domina la enseñanza en las universidades y el quehacer de la administración pública no existe. La pseudoteoría económica que lo sustentaba fue desacreditada hace más de 50 años en debates académicos hoy olvidados. Entonces, ¿por qué se sigue colocando el debate sobre salarios en los términos de aquélla teoría económica errónea? La respuesta es que las deficiencias de esa teoría no se enseñan y los poderes establecidos (en la academia y en el mundo de la política económica) simplemente esperan que el tiempo y el olvido hagan su trabajo: por eso cada año egresan de las universidades legiones de economistas que siguen creyendo en este cuento fantástico.
Se perpetúa así la idea de que la cuestión salarial se determina técnicamente por las condiciones generales de una maquinaria que se llama la economía. El salario deja de ser una variable eminentemente política para convertirse en pieza mecánica que responde a leyes inmanentes del aparato económico. Y como gustan machacar los voceros de los poderes establecidos, con las leyes de ese mecanismo no se juega.
El descrédito de esa teoría económica del país de las hadas se confirmó en un célebre debate académico que duró más de 10 años a partir de 1955. La discusión se conoce como la controversia sobre las teorías del capital y de manera contundente fue ganada por los adversarios de la teoría tradicional. Desde entonces quedó claro que los salarios no se determinan de manera mecánica por la maquinaria económica, o como querían los magos y las hadas, por la técnica de producción y la productividad del trabajo. Pero, entonces, ¿qué fuerzas determinan el nivel de los salarios y de las ganancias?
La respuesta es compleja, pues los salarios y las ganancias son variables sometidas a presiones diversas. Por ejemplo, algunas fuerzas que actúan sobre los salarios son de índole económica, pero no tienen nada que ver con la quimera del cuento de hadas. Recientemente el Instituto de Política Económica localizado en Washington...
... publicó un estudio sobre la relación entre concentración industrial y salarios. Esta investigación examina la literatura académica sobre concentración industrial en Estados Unidos en los 10 años recientes. La concentración industrial se mide por la parte del mercado que es controlada por las principales empresas en cada rama de la producción. Esa concentración industrial también mide los niveles de competencia y de poder de mercado en cada industria. Y los resultados son inequívocos. Primero, la concentración industrial en Estados Unidos ha mantenido una tendencia creciente en los últimos tres decenios. Segundo, el aumento en la concentración industrial está correlacionado con la reducción en los salarios. Es decir, el incremento en la concentración de poder de mercado aparece como una de las causas de la caída en los salarios.
La concentración de poder de mercado no es la única (ni la más importante) causa de la caída de los salarios. Lo más importante es un fenómeno del que se habla poco porque a las buenas conciencias les ofende hablar de la lucha de clases.
En su Cándido, cuento filosófico sobre el optimismo, Voltaire presenta al Dr. Pangloss, quien afirmaba que todo es para bien en el mejor de los mundos posibles. Quizás el personaje se adelantó a su tiempo y ya había leído los tratados de economía neoclásica con sus fábulas sobre la determinación de los salarios. De cualquier modo, esa visión panglossiana debe ser desterrada para siempre del quehacer político en el mundo.


Comentarios

  1. No es con esta forma de argumentación con lo que se rebate a los marginalistas-neoclásicos y sus secuelas neoliberales.

    Dice el autor:
    .-"Primero, la concentración industrial en Estados Unidos ha mantenido una tendencia creciente ...
    .-...Segundo, el aumento en la concentración industrial está correlacionado con la reducción en los salarios.
    .-Es decir, el incremento en la concentración de poder de mercado aparece como una de las causas de la caída en los salarios."

    No se trata de la verdad de las premisas sino de la validez del razonamiento.
    El error (más que falacia) lógico es infantil:
    .-si A
    .-y B y C
    Entonces A y C

    Premisas VERDADERAS
    Razonamiento INVÄLIDO

    Consecuencia o conclusión: CONTINGENTE

    Lógica elemental.

    O sea que dos variables correlacionen no implica causalidad y menos que A cause B porque siguiendo con el absurdo B podría causar A.
    O sea PUEDE O NO haber causalidad.

    Si queremos refutar al neoliberalismo, seamos serios.



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    Respuestas
    1. Dentro del contexto de la nota interpreté que el autor deseaba de ex profeso exhibir tal contradicción a modo de darle factibilidad a la tesis que él sostiene, es decir, que el salario en nada se relaciona a una variable de mercado.. Saludos

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  2. Si somos serios , podemos refutar al neoliberalismo , pero solo si queremos, si no queremos y somos serios podemos escribir un pseudlogismo como guillermo P y quedar como consecuencia graciosos aunque no queramos,lo cual nos impide refutar al neoliberalismo .Brindo por Empedocles

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