Cuestiones de dignidad
Por Jorge Boccanera, Poeta
y periodista, para La Tecl@ Eñe
Fuente:
Flor de Lino, qué
raro destino
Homero Expósito y
Héctor Stamponi
Renuncio
para no renunciar. Es una de las muchas interpretaciones que se desprenden de
la carta que el doctor en Física Diego Hurtado de Mendoza envió el pasado 15
del corriente al Ministro de Ciencia Lino Barañao, anunciándole su alejamiento
del cargo de Director de la Agencia Nacional de Promoción Científica y
Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
(MINCyT). Claro que lo paradójico del anuncio de este importante
científico argentino no implica contradicción alguna: renuncia a su puesto para
no renunciar a sus principios. Cuestiones de dignidad.
En un primer párrafo Hurtado sintetiza las razones que lo llevan a
alejarse de su puesto de trabajo: “Motivan mi renuncia las numerosas
contradicciones y falacias acumuladas que, a mi juicio, ya no dejan dudas del
proceso de degradación institucional que transita el MINCyT, marcado por el
‘achicamiento’ del sector –que Usted niega públicamente, negando la simple
aritmética–, la ausencia de rumbo y el trato negligente a los investigadores
jóvenes, principal valor intangible y garantía de futuro de una democracia”.
En síntesis, Hurtado denuncia el incumplimiento por parte del
Ministerio de Ciencia de las metas del Plan Argentina Innovadora 2020,
impulsadas por el mismo Barañao, la paralización del satélite comunicacional
ArSat tres y las cifras inciertas que da el gobierno sobre el presupuesto en
Ciencia y Técnica. Denuncia que la activación del sector se plantea recién para
dentro de dos años, que en los proyectos importantes se privilegia a la
tecnología foránea frente a la nacional y pone en evidencia argumentaciones
amañadas de Barañao, quien relativizó el cupo de científicos necesarios para el
país tomando como base los índices de pobreza. Concluye Hurtado cuestionando el
relato comunicacional de este gobierno más cerca del show mediático que del
diálogo de ideas. La mención de esa “maquinaria de producción de ‘posverdad’”,
me acerca la imagen de una “extraña pareja” (muy por debajo de aquel film
con Jack Lemmon y Walter Matthau): la de Lino Barañao del brazo de Jaime
Durán Barba (¿alguien recuerda que el ecuatoriano fue secretario de la
federación de Estudiantes Universitarios en su país?). Respecto a lo anotado
y al uso por parte del Ministro de “argumentos de fantasía” que deterioran la
esfera pública, Hurtado le indica al funcionario macrista una salida posible:
la dimisión a su cargo.
Una amplia trayectoria respalda las palabras de
Hurtado: profesor titular de Historia de la Ciencia, director del Centro
de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica “José Babini” de la UNSAM,
secretario de Innovación y Transferencia de Tecnología en la misma casa de
estudios, profesor de posgrados en Universidades Nacionales de Córdoba y Río
Negro, y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Además de creador
y director de TSS, primera agencia de noticias tecnológicas y científicas del
país.
También se ha destacado por sus investigaciones y, algo que
se agradece, una prosa fluida que va del ensayo a la literatura de ficción (hay
un excelente narrador en Hurtado, que se demora en dar a conocer sus cuentos,
por ahora regados en escasas publicaciones). Autor de numerosos artículos en
revistas especializadas nacionales e internacionales, ha publicado los
libros Imágenes de Einstein (en coautoría con Miguel de Usúa), El sueño de la Argentina atómica. Política,
tecnología nuclear y desarrollo nacional (1945-2006) y La ciencia
argentina. Un proyecto inconcluso (1930-2000). En
este último editado en 2010, traza un análisis pormenorizado
que patentiza una historia trunca jalonada por un itinerario de avances y
retrocesos debido, entre otras razones, a la ausencia de políticas científicas
de mediano y largo plazo. Tuve oportunidad de entrevistar a Hurtado por su
investigación, y los conceptos vertidos en aquella ocasión encajan en la crisis
actual. Afirma que debido al corte abrupto que significó el golpe del 55, se
inicia un proceso de fragmentación de las instituciones de ciencia y
tecnología. “En adelante –especificaba en ese diálogo- “la recurrencia de
gobiernos autoritarios con proyectos refundacionales y la ‘doctrina de
seguridad nacional’ que consideraba a las universidades ‘focos de comunismo’,
van a causar estragos”. Agrega que el empresariado nacional se mantuvo siempre
lejos de asumir su papel en un proyecto de país industrial: “Los empresarios
argentinos o bien no entendieron el papel de incorporar tecnología a los
procesos de producción, o bien se fueron adormeciendo en el hábito de adquirir
en el exterior la poca tecnología que consideraron necesaria”.
Salvando las diferencias de tiempo y forma, debo decir que la
misiva de Hurtado al ministro Barañao me retrotrajo a dos instancias
testimoniales ejemplares: la “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar”
de Rodolfo Walsh escrita hace cuatro décadas, y el “Yo acuso” que en 1948 Pablo
Neruda –entonces legislador- le espetó en el senado al presidente Gabriel
González Videla, cuestionando el vuelco de su gobierno hacia la represión,
la censura y las proscripciones.
Apenas un párrafo de la intervención del poeta que posteriormente
iba a obtener el Premio Nobel de Literatura: “¿Qué hará el Gobierno que ve
agitarse bajo su mano la sociedad mal administrada? Inhábil para gobernarla,
intentará castigarla (…) En todos aquellos lugares en que la política ha sido
falsa, incapaz y mala, se ha requerido a la justicia para que actuara en su
lugar, para que se comportara, según motivos procedentes de la esfera del
Gobierno y no de las leyes, para que abandonara finalmente su sublime sede y
descendiera hasta la palestra de los partidos”. Añadía Neruda que el
despotismo: “si no reina en todas partes, no estará seguro en parte alguna. Es
por naturaleza tan débil que el menor ataque lo hace peligrar. La presencia del
más pequeño derecho lo perturba y amenaza”.
Y como Walsh, rechaza Hurtado el mar de eufemismos en que navega
el discurso del poder -aunque el “te la debo” pertenece más al cinismo que a la
ambigüedad. De manera que en el lugar donde la voz oficial dice sin tapujos una
cosa por otra haciendo gala de un repertorio de ambages y evasivas, Hurtado
dice sin zigzagueos: “falacia”, “degradación”, “presente sombrío”,
“destrucción”.
La contracara de Barañao (¿“non sancto” y pro Monsanto?) son los
numerosos científicos e investigadores que vienen bregando por profundizar
políticas de crecimiento y expansión en la Argentina. Entre ellos, Diego
Hurtado, un gran intelectual argentino que con su renuncia deja huellas de
dignidad en tiempos de felonía y transformismos políticos.
Abrazo amigo.
ResponderEliminarQue la pases muy bien esta noche.
Abrazo enorme Daniel.. y no se la vamos a dejar sin luchar...
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