Alguna vez escribió Gustave Flaubert que “Ser imbécil, ser egoísta y gozar de buena salud, constituyen el espíritu pequeño de la clase media.
Economía, odio de clase e
ignorancia
De Discépolo a Flaubert
“Ser
imbécil, ser egoísta y gozar de buena salud” es la moralina sobre la cual
cabalga el sentido común del macrismo y los sectores beneficiados de este país.
El fuerte apoyo que tuvo Cristina Fernández de Kirchner en los barrios obreros
del gran conurbano bonaerense es la base de apoyo para poner freno al macrismo.
Parafraseando a Discépolo, “Yo no la traje a CFK. ¡Vos los creaste! Con tu
intolerancia, con tu egoísmo y con tu crueldad”
Por Horacio Rovelli para La Tecl@ Eñe)
La Argentina de las décadas de
1940 a 1960 tuvo un filósofo de cabecera, Enrique Santos Discépolo, a quién
retrata otro grande, Homero Manzi, en su tango “Viejo Discepolín”: “Te
duele como propia la cicatriz ajena” y
ese era el concepto solidario y fraternal, nos sentíamos parte de un pueblo y
crecíamos en base al mercado interno, dado que de hecho existía entre los
trabajadores y los empresarios que producían y vendían al mercado local, una
sociedad, donde los segundos más ganaban cuando más vendían, y para eso
necesitaban buenos salarios y altos niveles de ocupación. Empresas trasnacionales
como Bunge y Born ganaban más dinero con Molinos Río de la Plata, Alba,
Centenera, Grafa, etc. que producían y vendían al mercado argentino, que de sus
exportaciones de granos. La empresa nacional Siam Di Tella que producía
heladeras, cocinas, calefones, había logrado producir motonetas y el automóvil
1.500, que por su resistencia y bajo consumo era el preferido de los taxistas.
Fiat, Renault, y Citroën que se habían radicado en el gobierno de Frondizi, los
autos que más producían y vendían eran el Fiat 600, el Renault Gordini y la
“Citroneta” respectivamente, básicamente para los asalariados y pequeños
productores y comerciantes.
El 24
de marzo de 1976 cambia integralmente la lógica que articulaba la producción y
la sociedad, para reemplazarla por una estructura productiva y distributiva con
un bloque de poder hegemónico y una dinámica de funcionamiento diferente en la
reproducción del circuito económico. El nuevo modelo, orientado y
dependiente del exterior, tuvo como instrumento clave el endeudamiento y la
valorización financiera del capital, la apertura externa irrestricta al
comercio y los capitales, y la acumulación rentística y financiera, traducida
en retraso de salarios, liberación de precios, revaluación cambiaria, fomento a
la desleal competencia externa, así como altas y confiscatorias tasas de
interés. El previsible resultado fue una caída sin precedentes del nivel de
vida de la población que arrastró la caída del mercado interno y, con ello, del
PIB.
La
catástrofe de la dictadura militar, dejó como legado la destrucción de
eslabones de la cadena productiva, una fuerte concentración y extranjerización
económica, y una impagable deuda externa en lo económico, pero en lo social y
político fue un fuerte retroceso en el nivel de consciencia de la población,
donde prima el individualismo más abyecto y el “sálvese quién pueda”, donde los
formadores de opinión son Mirta Legrand, Susana Giménez o Jorge Lanata
propagado por los grandes medios encabezados por el Grupo Clarín, beneficiado
por la dictadura militar con “Papel Prensa” y por Macri por el millonario
mercado de la telefonía celular y los contenidos 4G.
Es
tal la influencia de los medios que trabajadores se olvidan de que no tienen
capital, que tienen que vivir de su trabajo ellos y su familia, y sin embargo
han llegado a votar (y votan) a hijos de los empresarios enriquecidos por la dictadura en la creencia que iban (van)
hacer crecer el país y generar puestos de trabajo, cuando lo único que
les interesa es el negocio rápido y la fuga de capitales.
Nunca unieron, ni unen (y los
medios se ocupan de ocultarlo) que esos hijos de ricos tienen frondosas cuentas
en el exterior, encabezados por el Presidente Mauricio Macri y las sociedades
que tiene en Panamá. Que el caso Odebrecht lo tiene como principal socio al
primo, Ángelo Calcaterra, a quién le habrían vendido los Macri la mayoría
accionaria de la constructora IECSA y asociadas, pero después de las
investigaciones del “lava jato”, IECSA es comprada y le cambian el nombre, por
Marcelo Mindlin y sus socios y principales accionistas de Pampa Energía,
uno de los grandes beneficiarios de la suba de las tarifas eléctricas al ser el
mayor generador, transmisor y distribuidor de electricidad del país.
El
gobierno de Mauricio Macri se endeuda irresponsablemente para financiar el
déficit fiscal y comercial. El gobierno anterior tenía déficit en las
cuentas públicas pero por subsidiar la energía y el transporte, estos ineptos
eliminaron las retenciones y redujeron las de la soja (y pretenden seguir
reduciendo el derecho de exportación), también disminuyeron otros gravámenes a
los ricos (a ellos) y a su vez tienen que pagar más intereses por qué
agrandaron exponencialmente la deuda. Con todos sus errores que los tuvo, el
gobierno anterior había disminuido esencialmente el endeudamiento externo a U$s
222.703 Millones, el gobierno de Macri en un año la incrementó en
U$s 65.744,8 millones, y en los primeros siete meses de 2017 lo acrecentó
en otros U$S 38.654 millones, conformando un total de deuda de U$S 327.101,8
millones (aumentó la deuda externa en 19 meses en U$s 104.398,8 millones).
Paralelamente se crean
mecanismos para permitir la conversión de divisas en pesos y luego su retorno a
la moneda de origen que parte y retroalimenta a su vez el atraso cambiario, con
lo que es la cuenta de capital de la Balanza de Pagos la que determina el tipo
de cambio, lo que a su vez es causa de un creciente déficit comercial (amén de
que le dejan importar todo, naranja de Polonia, frutilla de Israel, peras y
manzanas de Chile y todo tipo de bienes industriales). Semejante descalabro
impacta negativamente sobre el trabajo y la producción local, destruye las
economías regionales, a la vez que descienden todos los componentes de la
demanda agregada (Consumo, Inversión, Gasto Público y Exportaciones) y se
distribuye cada vez en forma más regresiva el ingreso, con mayores niveles de
pobreza y de exclusión
Propician
el ingreso de capitales especulativos atraídos por tasas de interés que tiende
a ser mayor que el crecimiento de los precios y la evolución cambiaria, a su
vez que se encarece el crédito a las empresas y a las personas,
siendo confiscatorio de su capital (En agosto de 2017 la tasa de descubierto en
cuenta supera el 70% anual), generando una brutal transferencia de la
producción y del consumo a favor del sector financiero.
Esto es, nos endeudaron en 19
meses de gestión de Macri en U$S 104.398,8 millones, deuda que pagará el pueblo
argentino, y no se refleja ni en la inversión, ni en la obra pública, ni en
nada, porque el mismo BCRA vende esas reservas internacionales a los bancos que
se la quieran comprar, y son 10 bancos (JP Morgan, Santander-Río, HSBC,
Frances-BBV, Galicia, Macro, Patagonia, Supervielle, Provincia de Bs As y
Banco Nación Argentina) los que realizan más del 70% de las operaciones del
MULC (Mercado Único Libre de Cambio) que le entregan los dólares a sus
clientes para que lo giren al exterior, o hagan turismo.
Y si no se nota más la crisis
es porque fruto de ese brutal endeudamiento para nada (o para que lo fuguen o
lo malgasten los ricos) se genera cierto derrame a los sectores medios quienes
también se benefician de pasar a Chile o a Paraguay y comprar electrodomésticos
a la mitad del precio que en la Argentina, por ejemplo.
GUSTAVE
FLAUBERT
Gustave Flaubert (1821-1880)
fue un destacado dramaturgo francés que en sus cuentos y novelas reflejaba ese espíritu pequeño y competitivo de la mass media, donde dice que para
ellos ser feliz depende de tres condiciones: "Ser imbécil, ser egoísta y gozar de
buena salud”. Es sobre esa moralina que cabalga el macrismo y los
sectores beneficiados de este país.
Grandes grupos económicos
tienen capacidad de fijar los precios con lo que por un lado disminuye el
poder adquisitivo de los salarios y por el otro, detraen recursos de las
pequeñas y medianas empresas que son tomadores de precio, tanto sean como
proveedores o clientes (inclusive cuando demandan créditos) con lo que el
“sálvese quien pueda” se torna obsceno y más cobarde que nunca.
Pero semejante detracción de
recursos implica un menor consumo y ello arrastra indefectiblemente a que se
caiga el PIB, que implica menor nivel de actividad interna y con ello el
acrecentamiento de la desocupación.
Esta historia la hemos vivido y
terminó con la crisis del año 2001, en que en las jornadas del 19 y el 20 de
diciembre de ese año fueron asesinados por las fuerzas de seguridad 38 –treinta
y ocho- personas, el Presidente De la Rúa huyó en un helicóptero de la casa
rosada y la población se convocó en las calles al grito de que se vayan todos.
La implosión del modelo de
valorización financiera se explica por la constante y creciente fuga de
capitales que en el año 2001 fue de 29.913 millones de dólares, que se
realizaron a través de múltiples firmas controladas, a lo que se sumó que esos
mismos empresarios que tenían deuda en dólares en el mercado local se le
“pesificó” la misma, fijándolo a un tipo de cambio de un peso un dólar,
pero la devaluación real fue incontrolable, en el mercado paralelo y en
Montevideo en abril del año 2002 se cambiaba el dólar a 4 –cuatro- pesos, lo
que impactó en el poder adquisitivo del salario.
Si observamos y aprendemos de
nuestra historia vemos que el problema se reproduce pero en forma mucho más
veloz, el endeudamiento es mayor y mucho más rápido y también pasa con la
sustitución de la producción local por importaciones, en el marco de un
comercio internacional que trata de desprenderse de sus excedentes de
inventario a como dé lugar. Por supuesto al principio es fácil porque ingresa
deuda y se pagan productos extranjeros, pero en corto y mediano plazo quedará
en claro que se incrementa la desocupación, la exclusión social y la miseria.
El
pueblo le exigirá que aparezca con vida Santiago Maldonado y todos los que se
opongan al régimen de explotación, se irán conociendo los Pablo Noceti, quien
como Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich encabezó
la represión el 31 de julio de 2017 en Cushamen, provincia de Chubut, y que
antes de ser empleado público perteneció al estudio de abogados que defendió al
General Leopoldo Galtieri y otros represores.
A medida que se incrementen los
reclamos, que la gente tome la calle y el nivel de protesta sea mayor, será
mayor la represión, pero irá disminuyendo el apoyo del FMI y de los empresarios
(y no porque no estén de acuerdo con reprimir, sino que se dan cuenta que la
mass media es un sector importante de la sociedad Argentina, pero no abarca a
toda) y, tarde o temprano lo dejarán a Macri y su equipo de hijos de
ricos, tan solo como a De la Rúa o a Videla.
El
fuerte apoyo que tuvo Cristina Fernández de Kirchner en los barrios obreros del
gran conurbano bonaerense es la base de apoyo para poner freno al macrismo y su
modelo de extracción de recursos y fuga, por eso, podemos decir como
alguna vez afirmara en su programa de radio Enrique Santos Discépolo:
“Yo
no lo traje a Perón, los trajo tu tremendo desprecio por las clases pobres a
las que masacraste, porque pedían un mínimo respeto a su dignidad de hombres y
un salario que los permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, del hambre y
de la terrible promiscuidad de sus viviendas en las que tenían que hacinar lo
mismo sus ansias que su asco. No. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. ¡Vos
los creaste! Con tu intolerancia, con tu egoísmo y con tu crueldad”.
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