No son las Instituciones, es la política la que castiga o aprueba









En los comentarios de la nota que nos precede hay un concepto que se confunde. No es que las Instituciones hacen política, más allá de que cada integrante de las respectivas Comisiones Directivas posea su percepción sobre la realidad e ideología, de hecho por responsabilidad tienen el deber de mejorar a diario aceptando todo aquello que sirva para ser más eficientes, llegue esto vía oficialismo u oposición. Por lo cual el rol de la Biblioteca al respecto y en este caso es inobjetable e intachable.  ¿Qué pretenden algunos, que no acepten los libros? Una estupidez...

El tema es otro y tiene relación con el comportamiento de las distintas agrupaciones políticas, sean oficialismo u oposición, con relación a las instituciones y sus coyunturales representaciones. Aquí, desde luego, el oficialismo es el que tiene mayor responsabilidad ya que cuenta con el manejo del presupuesto municipal.

Me alegra que Raúl Reyes exhiba un espíritu mas democrático que su antecesor y su grupo de psicópatas “aculturales”, colectivo de funcionarios que la Biblioteca Popular José A. Guisasola ha sufrido durante el período 2008-2010, vaciando sus contenidos culturales, exhibiendo un desprecio absoluto por cada una de sus propuestas, desinteresado por cada evento cultural organizado, y esto lo comenzó a desarrollar a poco de entender que sus máximas autoridades no eran de su paladar político. Por ejemplo, mientras el siniestro clan Schechtel, más allá de usufructuar un irregular emprendimiento comercial, recibía subsidios directos e indirectos e incluso una Dirección elaborada a medida de la dama de la caterva, a la Biblioteca Popular se le rechazó un pedido de viáticos para la Bibliotecaria.

Como se puede apreciar, la política no la ponen sobre la mesa las comisiones directivas ya que todas, sin excepción, trabajan con conciencia y responsabilidad, la política la ponen los políticos.

En nuestros tres años de gestión al frente el Intendente anterior jamás pisó la entidad, eso sí, sus correveidiles se preocuparon por llevarse el Teatro al ámbito municipal y sacar de circulación a la profesora que habíamos escogido, una joven local con experiencia en la materia, incluso cuando comenzamos con las exposiciones de artes plásticas ofrecieron de inmediato a los expositores las instalaciones de La Casona con la condición que abandonaran las instalaciones de la Biblioteca. La dignidad, el amor por la institución y la gratitud ganaron la partida dado que todos los expositores, sin excepción, cumplieron con su palabra.

Fueron tres años de lucha contra un gobierno que desarrolló una “política” perversa en contra de la entidad. Pero ¿qué le voy a explicar a Reyes? si Reyes, como Contador de la institución lo sabe, ya que este tema lo hablamos varias veces en su estudio.

Más allá de esta intromisión política negativa del oficialismo tampoco contamos con la colaboración de la oposición. De manera que podemos aseverar que ambos estaban de acuerdo con lastimar a la institución, unos por acción y otros por omisión.

Más allá de eso la lucha valió la pena. Ese laboratorio de computación Carlos Cesar Aiub construido con recursos propios y por nuestras manos, con donaciones amigas, que en el presente se utiliza con ufano orgullo, y que incluso reporta ingresos extras, para cuya inauguración en el año 2008 contó con las ausencias de autoridades, dirigentes oficialistas y opositores, gente de la cultura, “homenajeadotes” tardíos de los DD.HH y socios en general, forma parte de una historia que la peor política no logró borrar y que se vieron en la obligación de ayudar a mejorar, aunque sea para que nos olviden.

Y así como el laboratorio, muchas otras cosas más habría para enumerar y que seguramente su detalle molestaría a más de uno de los presentes en el reciente acto aniversario. Y la Comisión Directiva actual lo sabe, y no me parece bien la no mención de que la entidad sufrió en su momento este trato, una pizca de solidaridad institucional a favor de los predecesores exponiendo sus pasadas dificultades y calvarios nunca está demás. Sin necesidad de nombrar a nadie, solo exponiendo lo que no puede volver a suceder. En nuestro caso fuimos taxativos con Coca Fernández a sabiendas que durante su gestión también sufrió políticas de desinterés oficial. Nada pedimos desde lo individual y más conociendo que ciertos especímenes aun siguen cobrando salarios públicos. Estos energúmenos políticos, analfabetos con carnet, pusieron el árbol por delante del bosque y con el fin de perjudicar a personas con ideas políticas distintas no se daban cuenta que jorobaban a la entidad y a su pueblo. Lo triste es que mucha gente del pueblo incluso de aquella Comisión Directiva aplaudió dicha perversión. Acaso, cuanto mayor es la adversidad más se disfrutan los logros, por más pequeños que parezcan.

Nuestra decisión de no concurrir a los eventos del 35 aniversario tiene justamente relación con lo expresado. No tenemos por costumbre escupirle el asado a nadie y menos en esos convites en donde se sirven achuras de hipocresía, más allá que siendo transparentes, eficientes y honestos nos han escupido asados, pastas, pucheros, sopas y hasta postres, tanto es así que con absoluta maldad nos estigmatizaron mintiendo sobre los fondos que quedaron en la entidad cuando nuestro retiro, consideraciones que motivaron nuestra decisión de dejar de ser socios de la entidad de manera indeclinable. A nadie le han causado mayor dolor que a Dorita, una hija del pueblo, una persona por todos conocida, eficiente, profesional, solidaria y altruista. Es hoy en día y luego de siete años que no puede pisar las veredas de la Biblioteca, no hablamos ya de ingresar; y eso ocurre porque todavía conserva el dolor de lo sucedido y más cuando fue una dirigente que durante siete años llevó a cabo la doble función de tesorera y secretaria con absoluta transparencia y responsabilidad, obligación que asumió por amor a la entidad, y también por inoperancia ajena o directo abandono.


Aún así seguimos colaborando con la Biblioteca, en la medida de nuestras posibilidades concretas y de forma  aséptica, siempre desde lo cultural, porque creemos, sin ninguna duda, que es la institución más importante del pueblo, en todo concepto.

Cuando se cumplió el 30 aniversario escribí lo siguiente, ensayo al cual no le tengo que cambiar una coma.  





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