Socialismo. Luego de la banalización que sufrió el término y en parte sus ideas es necesario ir hacia una nueva cosmogonía


¿Hay alguien que reivindique el socialismo?


Por Marià de Delàs Periodista, para CTXT, Diario Público de España


Millones y millones de personas imaginaron durante décadas un estado de cosas diferente al que viene impuesto por el poder del dinero. Un estado de bienestar y de justicia, gracias a la igualdad de derechos económicos y sociales. Confiaban en que una fuerza representativa de los trabajadores podía hacerse con el control de todo o parte del poder político y en que la economía y la vida social podían funcionar de otra manera, bajo criterios democráticos, sin obediencia a los intereses y directrices de los poseedores de capital. La producción de bienes debía racionalizarse, había que distribuir la riqueza equitativamente, el Estado garantizaría los servicios básicos esenciales a toda la población. 


En el siglo pasado, la palabra socialismo sirvió para reivindicar una aspiración, o aspiraciones, más o menos enfrentadas a la lógica capitalista. 


Hoy a veces parece que el socialismo, como proyecto de sociedad, en sus diferentes concepciones, ha dejado de existir o ha quedado reducido a una sombra muy liviana de lo que fue. 


Lo decía hace unas semanas el propio primer secretario del Partit dels Socialistes de Catalunya, Miquel Iceta: “El problema del socialismo es cuando ha dejado de serlo”.


¿Quién reivindica hoy en día explícitamente la idea de la construcción de una sociedad socialista? 

Quedaron atrás los intentos generalizados de colectivización de la economía, de eliminación de la propiedad privada sobre los medios de producción y de implantación de un sistema alternativo al capitalismo. 


Fue mucho más que un intento, porque lo que se conoció como el “socialismo realmente existente” transformó radicalmente la vida de los seres humanos en gran parte del planeta. A pesar de los pesares, muchos soñaron con la desaparición de las clases sociales. Y otros creyeron que la justicia social no era incompatible con el funcionamiento de la economía de mercado. En nombre de la “socialdemocracia” difundieron la idea de que los desmanes que tienden a cometer los que atesoran fortunas se podían controlar, sin necesidad de entregar al Estado el control sobre la economía. 


Miquel Iceta lo recordaba de esta manera en una entrevista concedida a Diario Público: “Socialdemocracia es regulación de los mercados, fiscalidad progresiva, servicios universales gratuitos y de calidad, redistribución, lucha contra las desigualdades…”.  Son cosas que a menudo se olvidan y sin embargo, hoy en día muchos son los partidos de diferentes países que en su denominación mantienen las palabras socialista o socialdemócrata sin que esas ideas figuren en sus programas. Son muchos también los dirigentes que en sus discursos apelan al socialismo y no se entiende qué quieren decir. 

Ocurre también que nuevas fuerzas, que no se definen como socialistas, reivindican en la actualidad los valores y las políticas de la socialdemocracia clásica. 


Y otras organizaciones políticas, viejas y nuevas, se declaran abiertamente anticapitalistas. Todo eso choca con la falta de discusión, dentro y entre todas estas organizaciones, sobre el modelo social que se puede contraponer frente al actual estado de cosas. 


Por eso, el debate abierto parece más necesario que nunca para una izquierda, a menudo nostálgica de modelos de Estado y de relaciones internacionales irreproducibles, y excesivamente enfrascada en polémicas que poco o nada tienen que ver con proyectos políticos. 


En otro tiempo discutía sobre los mecanismos necesarios para limitar o hacer imposible el ejercicio del poder basado en la acumulación de riqueza. Hoy convendría que buscara nuevas herramientas, y que revisara las viejas y sus manuales de instrucciones, teniendo en cuenta que ya no sirven. Se trata, como siempre, de estudiar la historia y tenerla presente para mirar al futuro. 

Y es por eso que esa izquierda del siglo XXI ha de buscar instrumental para remediar los efectos infernales, catastróficos, que tuvo la acumulación de poder administrativo en los países del “socialismo real”.


Tenemos constancia hoy en día de discusiones interminables sobre liderazgos y modelos organizativos, debates casi siempre estériles, en los que supuestamente se defienden proyectos políticos y “líneas estratégicas” diferenciadas, que nunca se explican, porque apenas existen. Tras ellos se esconden, más que cualquier otra cosa, batallas entre camarillas, defensas de jefaturas, cargos, escaños, control de organismos, posiciones en las listas, despachos y parcelas de poder, por escaso que sea el terreno en disputa. 


Hemos asistido a luchas despiadadas entre rivales políticos, sin que tales batallas hayan servido para exponer y contraponer verdaderas ideas. Esa práctica es viejísima. Tan vieja que cuando se habla de las ‘victimas’ de tal o cual contienda, actual o pasada, son muchos los que justifican el daño causado como algo normal, como un mal necesario. “Así es la política”, “el que quiere intervenir ya sabe a lo que se expone”, son frases de uso corriente entre personas a las que habría que hacerles ver que si la realidad política es así, habrá que cambiarla. También ese propósito de cambio debería encontrarse entre las prioridades de cualquiera que pretenda entusiasmar a sectores importantes de población con propuestas de cambio social.


Comentarios

  1. COMUN BURGUESIA.
    EL DERECHO A QUE AL PUEBLO LO DEJEN SER UN PRODUCTIVO VERDADERO BUERGUES, EN VEZ DE SOLO MACROEMPRESAS, MACROEMPRESA MEDIANAS EMPRESAS Y MUCHAS PEQUEÑAS Y MICROEMPRESAS, LO MISMO CON LA PROPIEDAD AGRARIA.

    SE AGARRAN TODA LA TORTA LOA GRANDES Y LA TORTA NUEVA SEAN TIERRAS O SUBSIDIOS DE EMPRESAS ,PRESTAMOS QUE NUNCA PAGAN CONDONACIONES SE LA AGARRAN ELLOS.
    EL PUEBLO O CIUDADANO NO TIENE ACCESO A LA PROPIEDAD PRODUCTIVA, SIEMPRE FUE ASI PERO ANTES ERA MAS FACIL COMPRAR TIERRAS PARA UNA QUIENTA CHACRA O HUERTO DE DOS CINCO HECTARIAS AHORE AL LA GENTE COMUN LE ES IMPOSIBLE, COMO EL ACEDER AMAQUINARIAS, ENSIMA NO HAY UNA ORGANIZACION SOCIAL QUE DEFIENDA A LOS CHICOA EN EL MERCADO Y TERMINAN QUEBRANDO, TIENEN QUE HABER SUPERMERCADOS Y CHOPING DISTRIBUIDORES ALTERNATIVOS PARA ESTE TIPO DE EMPRRESA CERCANA AL CIUDADANO COMUN.
    TIENEN QUE HABER ALTERNATIVAS CONCRETAS PARA LA INVERCION CONCRETA DE LOS CIUDADANOS QUE PUEDAN FUNDAR UNA EMPRESA EN CONCRETO SER SOCIOS Y QUE NO LOS CURREN COMO EN LA BOLSA.
    ESTE CONCEPTO DE COMUN BURGUESIA SERIA UNA ECONOMIA FUERTE DENTRO DEL PAIS EN CONVIVENCIA CON OTRAS ECONOMIAS. NO ES UN CONCEPTO ABSOLUTISTA ES SIMPLEMENTE LA GENTE COMUN QUIERE PARTE DE LA TORTA DE GENERACION DE RIQUESAS Y NO SOLO DEL REPARTO DE RIQUEZAS QUE DESPUES USAN LA ESCUSA DE QUE SOS UN PARACITO SUBSIDIADO PARA DEJARTE FUERA DEL SISTEMA MARGINADO Y EN LA MISERIA, UNA SOCIEDAD DEBE TENER MULTIPLES ECONOMIAS QUE SE COMPLEMENTAN PARA QUE LA SOCIEDAD ESTE BIEN Y EL REPARTO SOCIAL NO ESTA EXCLUIDO PORQUE HAY FUNCIONES QUE SE REALIZAN A CAMBIO COMO EDUCAR Y CRIAR A LOS CIUDADANOS DEL MAÑANA, EL EMPPLEO PUBLICO NO ES MALO HAY MUCHAS FUNCIONES QUE NO LAS VA HA HACER EL MERCADO, ADEMAS LA PATRIA CONTRATISTA ES UN CLAVO SON INTERMEDIARIOS QUE SE QUEDAN CON LA MITAD DEL DINERO DE LA OBRA QUE PODRIA SER DEL ESTADO O DE LOS TRABAJADORES.
    CONTRATAR OBRA PUBLICA SENSILLA COMO VIAL O INSTALACIONES DE REDES ELECTRICAS Y TUBERIAS INCLUSO SOLDA CAÑOS Y ENTERRAR
    GASODUCTOS ES SIMPLE NO HACE FALTA PATRIA CONTRATISTA QUE SE QUEDE CON MAS DE LA MITAD DEL DINERO, UN DIQUE UNA USINA NUCLEAR , INASTALACIONES TRANSFORMADORAS,PLANTAS DE TRATAMIENTO DEL GAS COMPRESION LICUACION , DESTILERIAS ,PUEDEN SER DE CONTRATACION DE EMPRESAS PRIVADAS, PERO COSAS SIMPLES ES UN CHOREO!!!!!

    PATRIA CONTRATISTA EMPRESAS DE INTERMEDIARIOSY GASTOS INUTILES .
    EMPRESAS CORRUPTAS Y ESTADODEPENDIENTES QUE SE HACEN LAS LIBERALES CUANDO SON SANGUIJUELAS PRENDIDAS A LAS VENAS DEL ESTADO.

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