Análisis Económico - Revista Sin
Permiso – Julio Gambina -
Claudio Katz
Argentina en oferta para
inversores y especuladores
Julio C. Gambina
Las cuentas de la economía en la Argentina no cierran, con caída de la
producción y el consumo; sin inversiones y un horizonte de devaluación recreada
en estos días con dólar en alza, lo que salva a especuladores y grandes
productores y exportadores, especialmente del agro. La mayoría de la población
afectada y sin horizonte de mejora en el corto plazo.
Ese es el marco del ofrecimiento de Macri y su gobierno para atraer
divisas a la Argentina, Esta semana se tomó deuda externa, pese a la promesa de
no tomar nueva deuda, con el argumento de mejorar los plazos y términos
financieros del endeudamiento. Resulta preocupante el crecimiento de la deuda
de la Nación y las provincias, hipotecando a futuro los recursos fiscales.
La oferta de la Argentina como territorio para inversores
internacionales se renovó en estas horas en la Cumbre de la Alianza del
Pacífico, en Chile, donde Macri inauguró el estatus de país “observador”, con
toda la intención de integrarse a corto plazo a ese club de la liberalización
de los capitales, paso intermedio para integrarse al Tratado Transpacífico
(TPP). El TPP es un acuerdo que empuja EEUU como forma de aislar a China, de
crecientes relaciones con los países de la región, y al mismo tiempo retomar la
agenda del ALCA que fuera abortada en 2005.
Muchos se interrogan sobre los beneficios y perjuicios de la integración
de Argentina a la Alianza del Pacífico. En ese sentido vale decir que todo
proyecto de libre comercio tiene como beneficiarios a los capitales más
concentrados de la economía mundial, y son los principales Estados del
capitalismo mundial los que empujan esa estrategia favorable a la libre
circulación de los capitales internacionales. No es solo comercio, sino
principalmente inversiones y libre movimiento de ingreso y egreso de los
capitales. No puede pensarse en término de beneficios para el país, sino para
los capitales hegemónicos en el país, que son principalmente extranjeros.
La política exterior del gobierno Macri es favorable a la liberalización
y por lo tanto promueve un acercamiento a ese programa y por ello la
participación en Chile como país observador. El propósito es integrarse a la
Alianza del Pacífico y al TPP, como forma de retomar la agenda liberalizadora
que hace 10 años sustentaba el ALCA.
Se generan interrogantes sobre la posibilidad de atraer inversiones
desde los países de la Alianza del Pacífico. Vale destacar que ese es el
propósito y la imaginación de Macri y su gobierno. Todas las señales de Macri,
desde diciembre 2015 en que asumió es abrir las puertas de la Argentina a los
inversores externos. Por eso estuvo en el Foro Económico Mundial en Davos, y
recientemente en Colombia, para un Foro Económico Mundial regional. Promovió la
presencia en el país de gobernantes de los principales países capitalistas,
entre ellos de Obama, Presidente de EEUU. En todos los foros ofreció
facilidades para receptar inversores y la verdad, con escaso éxito hasta ahora.
La razón es principalmente la crisis mundial del capitalismo, que
incluye al BREXIT, o sea, la salida británica de la Unión Europea, y el mazazo
que ello supone para la globalización capitalista. No es una cuestión de
derecha o de izquierda como algunos pregonan, ya que hubo apoyos para ambas
posiciones desde proyectos antagónicos de izquierda o derecha. Como hemos
sostenido, más allá de quien pueda acumular políticamente la decisión
mayoritaria en Gran Bretaña, la realidad del sentido del voto supone un
hartazgo a la subordinación a la institucionalidad gobernante por la
liberalización y sus políticas de austeridad y ajuste.
No alcanza con ofrecer al país, sino que tiene que haber decisión de
inversores globales para privilegiar el destino de sus inversiones. Además,
Argentina está ofreciendo rentabilidad elevada en materia financiera y sigue
siendo, entonces, un destino más para la especulación que para la inversión
productiva.
Otra cuestión es el Mercosur. Argentina no quiere ingresar sola a la
Alianza del Pacífico o al TPP, y hará todo lo posible por lograr que Brasil
vaya en ese sentido, especialmente bajo la gestión de Temer. Salvo Venezuela,
tanto Uruguay (desde la izquierda) como Paraguay (a la derecha) verían con
agrado la incorporación a mecanismos que favorezcan la inserción de la región
en esa agenda por el libre comercio. En definitiva es una cuestión política, y
hay que pensar que el propio Mercosur venía negociando un TLC con Europa, ahora
afectada por la salida británica, con lo cual, no debe pensarse en el Mercosur
como una institucionalidad cerrada a la liberalización. De hecho surgió en 1991
para ese propósito de máxima del gran capital transnacional. La Argentina
intentará ingresar a la lógica de los TLC y pretenderá incluir a toda la región
en esa estrategia.
En rigor, no solo importa lo que haga el gobierno de Argentina y de los países
del Mercosur, sino también que dicen los pueblos. No nos olvidemos que hacia el
2001 todo parecía que el ALCA estaría funcionando hacia el 2005 y la lucha de
los pueblos lo impidió. Ahora también puede reiterarse la historia. No alcanza
con la voluntad de los gobiernos, ya que también existe la organización y lucha
de los pueblos, tal como reza la campaña popular: "Argentina mejor sin
TLC".
La
economía de Macri
Claudio Katz
“TRABAJO SUCIO”
La fuerte devaluación combinada con recortes de impuestos a
los exportadores provocó la mayor escalada inflacionaria desde la catástrofe
del 2001. El gobierno ya archivó su cálculo inicial del 25% y estima una
carestía anual del 42%. Los formadores de precios se enriquecieron de inmediato
con el empobrecimiento del grueso de la población.
En un rapto de sinceridad el ministro Prat Gay reconoció que el gobierno
comandó ese “trabajo sucio”, eliminando todos los controles de precios. En los
primeros 90 días de gestión se verificaron los efectos de esa agresión con la
abrupta generación de 1,4 millones de nuevos pobres. Al concluir el segundo
trimestre hay estimaciones que duplican esa cifra.
Los despidos comenzaron con la paralización de la obra pública, la purga
de contratados por el estado y el veto presidencial a una ley que limitaba las
cesantías. Se buscó generalizar el temor al desempleo para precarizar el
trabajo y forzar caídas del salario en las negociaciones paritarias. Por eso se
promocionó un convenio de “primer empleo” suscripto con Mc Donalds que
establece sueldos inferiores al salario mínimo.
Posteriormente llegaron los tarifazos. Las facturas a los hogares
incluyen aumentos del 400%-1800%, en los pequeños comercios las boletas se
multiplicaron por cinco y en ciertas industrias por trece. Las tarifas sociales
se otorgan con cuentagotas y excluyen a la inmensa mayoría de los afectados.
Los porcentuales del tarifazo son arbitrarios y no siguen ninguna lógica
de costos. Favorecen a las empresas que transformaron a sus directivos en
ministros, para obtener ganancias impensables en otros países. La nafta sube en
pleno abaratamiento del precio internacional del petróleo y las compañías de
electricidad, agua o transporte fijan sus precios sin ningún compromiso de
inversión. Los tarifazos no corrigen anomalías de los subsidios precedentes. El
kirchnerismo subvencionaba a las empresas para mantener precios reducidos de
los servicios y el macrismo enriquece al mismo sector autorizando los aumentos.
Nadie revisa el manejo de ese dinero, ni penaliza la ausencia de inversiones o
la violación de los contratos. La brutalidad de los ajustes en curso no es
sinónimo de efectividad. Al contrario, los desequilibrios creados por los
Ceócratas del gabinete desbordaron todo lo previsto. La inflación se
disparó generando un desplome del consumo que acentúa la recesión y los números
del primer semestre son aterradores. El año cerraría con una caída del 2% del
PBI.
Cómo la única receta antiinflacionaria que improvisó el gobierno fue la
contracción de la emisión y el aumento de las tasas de interés, la retracción del nivel de actividad se
acentúa, junto a la inconveniencia de cualquier inversión productiva. Ninguna
operación compite con la rentabilidad del casino financiero. Tampoco apareció
la prometida lluvia de dólares para morigerar el ajuste. Los ingresos de
divisas no compensan las salidas y las reservas del Banco Central se
ubican en un nivel semejante al dejado por Cristina. Sólo arriban capitales
golondrina, para aprovechar la combinación del dólar planchado con los altos
rendimientos de los títulos públicos en pesos. Los anuncios oficiales de inversión
extranjera simplemente enmascaran proyectos anteriores ya difundidos. Todo el
establishment apoya a Macri pero los capitalistas nunca invierten por simple
afinidad con un gobierno. Evalúan el futuro de sus negocios y por ahora sólo
las actividades primarias y financieras prometen altas ganancias.
RESISTENCIAS Y PRAGMATISMO
La resistencia popular ha impuesto un serio límite al ajuste. Desde su
asunción Macri ha enfrentado paros y movilizaciones, que iniciaron los
estatales y continuaron otros sectores. En algunas regiones de la Patagonia esa acciónalcanzó gran masividad.
Por eso el mensaje inicial del gobierno contra los “ñoquis” y la militancia ha
perdido peso y se frenó la avalancha de despidos en el estado. Bullrich
continúa ensayando medidas represivas, pero no pudo aplicar el protocolo
anti-piquetes contra los manifestantes.
Los talibanes del macrismo (Broda, Espert) exhiben su descontento con esa
impotencia. Cuestionan la decisión oficial de posponer el plan de guerra contra
los empleados públicos. Macri no se atreve a comenzar el despido de un millón y
medio de trabajadores estatales, ni su conversión en perceptores de la
asignación universal.
También hay retrocesos del gobierno frente a las protestas contra el tarifazo.
En varias provincias y municipios rigen cautelares dispuestas por jueces que
perciben el malhumor social. Mientras despunta cierto caos en el sistema de
facturación, los funcionarios disimulan su fracaso alegando humildad o
aprendizaje.
El resultado final de la pulseada en curso se observará en el cierre de las
paritarias. Los salarios perderán frente a la inflación, pero en porcentuales
muy inferiores a lo ambicionado por el macrismo. En este terreno, el fracaso
del gobierno constituye una excelente noticias para la población.
La estrategia gubernamental-patronal para abaratar los salarios afronta
serios escollos. La presión por abajo impuso la realización del mayor acto
sindical conjunto de las últimas décadas, en un contexto de alto nivel de
afiliación y militancia en los gremios. Sólo la desmovilización que impuso la
burocracia de la CGT salvó a Macri de una explícita derrota en las calles.
Además, las multitudinarias movilizaciones estudiantiles y docentes reavivaron
el fantasma del desplome sufrido por la Alianza, cuando López Murphy intentó un
recorte de la inversión educativa.
Frente a este convulsivo escenario Macri ha optado por un afloje del ajuste. La
obsesión por reducir el déficit fiscal se diluye y los funcionarios ya avalan un
desbalance semejante a la gestión anterior. Acordaron con las provincias
liberar los fondos retenidos de la coparticipación, reactivan las obras
públicas congeladas y conceden cierta reducción de impuestos a las PYMES.
Al gobierno no le queda otro camino para revertir la recesión. Cómo el
publicitado segundo semestre ya comenzó sin ningún indicio de reactivación,
Prat Gay ensancha la canilla del endeudamiento para financiar el gasto
corriente. Intenta apuntalar el nivel de actividad con los artificios que
anteriormente objetaba al “populismo”.
Macri tiene en la mira las elecciones del 2017 y se apresta a relanzar el
consumo, con el mismo mecanismo de gasto público y dólar acordonando que
utilizaron sus antecesores. La única diferencia con el kirchnerismo es la
financiación de ese procedimiento: sustituyó la emisión por el endeudamiento.
Ahora apuesta a consolidar en los comicios una fuerza política derechista, con
el objetivo de intentar un mayor ajuste dentro de dos años.
LEYES ESTRATÉGICAS
Macri también se repliega en la coyuntura para apuntalar una estrategia
legislativa, que requiere el auxilio de los renovadores y el PJ. El bloque de
Massa disfraza con caras de enojo su sostén a los proyectos claves de la clase
dominante. La ley de pago a los buitres fue el arranque de esa andanada. Se
firmó todo lo que Singer exigió durante años. Los fondos obtuvieron ganancias
siderales cobrando 4 dólares por títulos comprados a 25 centavos. Lograron la
emisión del bono exigido por cada tenedor en las distintas variedades jurídicas
(fallos a favor, sin sentencia, litigio en otras jurisdicciones).
El Parlamento repitió todos los precedentes de entrega del país a los
financistas. Avaló la mayor colocación de deuda reciente de una economía intermedia,
sin obtener a cambio ningún dólar fresco para proyectos productivos. De los
16.500 millones de dólares emitidos, 9300 millones fueron directamente
transferidos a los buitres. El resto se utilizará para financiar el gasto
corriente.
La tasa promedio de los títulos (7,2%) supera varias veces el promedio
internacional e impone una pesada carga de intereses. El aluvión de dólares que
desataría ese arreglo no aparece en ningún mercado y tampoco se verifica un
significativo abaratamiento del endeudamiento ulterior. La deuda pública ha
trepado del 17% al 23,5%. Cómo ese porcentual continúa por debajo del promedio
regional los bancos buscan ampliar la hipoteca. Por eso vía mejoran
sustancialmente sus balances. El Congreso también aprobó el blanqueo de
capitales que Macri disfrazó con promesas de mejoras para los jubilados.
Empaquetó en un paquete único varias leyes inconexas. Senadores y diputados se
sumaron a la maniobra presidencial y hablaron durante semanas de los jubilados,
para ocultar el premio otorgado a los grandes evasores.
Sólo con el tiempo se sabrá cuánto dinero obtendrá realmente el sector pasivo.
Quiénes cuentan con sentencias firmes de lo adeudado por el estado podrían
cobrar sus demandas. Pero el resto debería conformarse con una quita y el pago
en cuotas, a cambio de renunciar al juicio. El alcance de esa poda dependerá, a
su vez, de los índices de ajuste utilizados para calcular el pasivo. Macri
inaugura un nuevo capítulo de las incontables trampas que han sufrido los
jubilados.
El propósito oficial es vaciar el Fondo de Garantía -que sostiene al sistema
previsional- para retomar su privatización. Si buscaran cumplir con las
sentencias sin demoler ese resguardo, deberían primero recapitalizar el sostén
financiero del sistema. Esa reconstitución podría efectivizarse restaurando las
contribuciones patronales eliminadas por Cavallo. Sin esos aportes el ANSES
perderá solvencia y en algún momento reaparecerá la exigencia de sustituir el
régimen colectivo de reparto por un sistema individual de capitalización.
Es evidente que el blanqueo no servirá para pagar las sentencias
pendientes. En la hipótesis oficial ese jolgorio aportaría al estado unos 2000
millones de dólares, que cubrirían apenas la tercera parte del costo inicial
del gasto comprometido con el sector pasivo.
El quebranto adrede del ANSES apunta a justificar también la venta de acciones
privadas que acumula ese organismo. Los capitalistas quieren recuperar esos
papeles para sacarse de encima el control estatal de sus balances. Más que una
reparación a los jubilados, el Parlamento aseguró otra retribución a los
grandes grupos empresarios.
El gobierno declara la “emergencia previsional” con un propósito de mediano
plazo. Busca quebrantar el ahorro de los jubilados para reformar todo el
sistema, segmentando los haberes en nuevas categorías y aumentando la edad para
acceder al cobro.
El desinterés oficial por la solvencia del Fondo del Garantía se verifica,
además, en la flexibilidad del blanqueo. Los evasores pueden declarar sus
fortunas manteniendo el dinero en el exterior y quiénes decidan ingresarlo
recibirán penalidades irrisorias. Incluso podrán cancelar esos compromisos
adquiriendo títulos públicos.
El blanqueo es un conocido fraude que por enésima vez se realiza
proclamando la ausencia de “otra oportunidad”. El mismo discurso fue enunciado
en 1987, 1992, 2008 y 2013. El kirchnerismo incluso introdujo una variante
extrema de auto-prórroga indefinida de ese perdón. Los CEOs del gabinete
promueven la legalización de una parte del dinero oculto en los paraísos
fiscales. Esas divisas blanqueadas serán presentadas como la esperada lluvia de
dólares genuinos. Lo que inicialmente arribaría por simple confianza,
finalmente aterrizará a cambio del perdón fiscal.
El Parlamento no sólo autorizó esa estafa. También abrió los grifos para una
reforma impositiva regresiva, mediante la reducción (y posterior eliminación)
del gravamen a los bienes personales. Mientras demora la revisión del impuesto
a las ganancias que tributan los asalariados, reduce la cobranza entre los
sectores más acomodados.
GANADORES Y ESCENARIOS
Macri gobierna para los sectores capitalistas que reclamaron la
devaluación, pero su gestión ha roto el equilibrio entre las finanzas, el agro
y la industria. Los banqueros son los principales beneficiarios. Lucran con el
blanqueo, el endeudamiento externo y las ganancias obtenidas con los contratos
de dólar futuro concertados con la administración saliente del Banco Central.
También embolsan fortunas colocando dinero en los títulos que el BCRA emite a
tasas exorbitantes (Lebacs). El agujero fiscal que genera esa bicicleta es
mucho mayor que los seguros de cambio legados por el kirchnerismo. Hay por lo
menos 27 financistas en altos cargos del gobierno. La mayoría se adiestró en
Wall Street y responde a bancos internacionales que desplazaron a sus pares
locales. Este predominio se afianzará cuando el país reingrese a las auditorias
del FMI.
Sólo las empresas mineras foráneas compiten con las ventajas otorgadas a los
banqueros. Esas compañías obtuvieron una disminución adicional de los
insignificantes impuestos que pagaron durante la década pasada y preparan un
despojo en gran escala del litio.
El balance del primer semestre para el
agro-negocio es más contradictorio. Por un lado logró una inédita combinación
de devaluación con reducción de las retenciones. Este beneficio explica
la liquidación de granos retenidos y el incremento de la superficie sembrada,
en un marco de menor declive internacional del precio de la soja. Pero un gran
conflicto comienza a despuntar con la apreciación del tipo de cambio que generó
la inflación. Las ganancias obtenidas con la devaluación tienden a licuarse por
el encarecimiento de costos que produce esa carestía.
Los agro-exportadores apuntalan el giro internacional de Macri hacia la
Alianza del Pacífico con la intención de incursionar en nuevos mercados. Pero
esos convenios de libre comercio también contienen adversidades, como el pago
de mayores patentes a los grandes proveedores de semillas (Monsanto).
Además, la extranjerización de tierras que impulsa el gobierno involucra otro
conflicto con el agro-negocio local. Ya hay voces cuestionando la gravitación
de los fondos off shore, que controlan 1 de cada 16 hectáreas de los campos
argentinos.
Pero el principal frente de tormenta del oficialismo se localiza en el área
industrial. Este sector acompaña todos los atropellos contra los trabajadores,
pero ha quedado muy afectado por la demolición del mercado interno.
Algunos industriales esperaban compensar la caída de las ventas locales
con mayores exportaciones, pero la recesión de Brasil y la nueva apreciación
del tipo de cambio bloquea ese atenuante. El dólar planchado deteriora
seriamente la competitividad de los empresarios fabriles. Para colmo, esos
grupos afrontan un gran encarecimiento de costos por los tarifazos y los
aumentos de las tasas de interés. Ninguna inversión industrial puede rivalizar
actualmente con el negocio de inmovilizar dinero en los bancos. Prat Gay no
sólo recurrió al encarecimiento del crédito para contener la inflación. También
autorizó importaciones de bienes de consumo que demuelen a los fabricantes
locales. El coqueteo con la Alianza del Pacifico (y la consiguiente eliminación
de aranceles) amenaza la supervivencia de ese sector.
Las tensiones del gobierno con los industriales podrían atenuarse, si Macri
reafirma su viraje hacia un ciclo de consumo sostenido en endeudamiento. Pero
esa tregua no eliminará las enormes contradicciones del curso actual.
COMPARACIONES E INCÓGNITAS
El primer semestre de Macri presenta grandes semejanzas con la
transferencia regresiva de ingresos que rigió durante el menemismo. Se repite
un modelo de cirugía neoliberal financiada con endeudamiento, déficit fiscal y
favoritismo hacia el capital financiero.
Mientras comienza a recrearse la apertura importadora de los 90, el arreglo con
los buitres se parece al mega-canje de Cavallo. Las analogías se extienden
incluso a la forma de enmascarar las leyes anti-populares con fantasías de
mejoras para los empobrecidos.
Macri sanciona el blanqueo con la misma utilización de los jubilados que ensayó
Menen para privatizar YPF. También repite la gestión aventurera de las cuentas
públicas, con anuncios de pagos que dependen de un dinero a recaudar. Si esos
fondos no llegan recurrirá al mismo endeudamiento que destruyó las finanzas del
estado.
Como su antecesor Macri debutó con un gabinete de gerentes y su Ceocracia repite
la cesión del ministerio de economía a Bunge y Born. El justicialismo apoya las
mismas leyes reaccionarias que apuntaló bajo el menemismo y la burocracia
sindical otorga las mismas treguas a cambio de prebendas.
Las semejanzas se extienden al plano discursivo. Prat Gay pide perdón a
los estafadores españoles de RESPOL o Aerolíneas, con la misma sumisión
colonial que enorgullecía a los funcionarios de Menen. Hasta la retórica
corriente del gobierno (“estamos saliendo del túnel”) se parece a las frases
célebres del riojano («estamos mal, pero vamos bien»). Macri copia la
estrategia de combinar el ajuste con la reactivación y el endeudamiento para
sortear los escollos electorales. Pero afronta más dificultades que Menen para
estabilizar un modelo neoliberal. No gobierna en la euforia privatista de los
90. Navega en una oleada regional derechista sin sustento propio para imponer
políticas anti-obreras.
El líder del PRO tampoco cuenta con los recuerdos del trauma hiperinflacionario
que facilitaron los atropellos del menemismo. No asumió en escenarios de
colapso y debe lidiar con la memoria opuesta de un largo ciclo de consumo. Ni
siquiera puede atribuir la ausencia de resultados a la adversidad
internacional. Macri socavó ese recurso al propagar anuncios de grandes
oportunidades mundiales para Argentina.
El relato oficial achacando todas las desventuras del primer semestre a
la “herencia” kirchnerista pierde credibilidad. Salta a la vista que todos los
desequilibrios de la gestión anterior han sido acentuados por el macrismo. El
apoyo que recibe de los economistas de Scioli (Bein, Blejer, Marangoni) sólo
disfraza ese agravamiento, mientras confirma que tenían en carpeta un programa
muy semejante. El segundo semestre develará las incógnitas de la coyuntura e indicará
qué grado de viabilidad tiene la restauración conservadora. Si la resistencia
social logra desbaratar esa agresión quedará nuevamente abierto un camino
favorable para la mayoría popular. Construir una política que frene los
atropellos de Macri sin volver al desengaño kirchnerista es la gran apuesta del
momento.
Claudio Katz
es profesor de UBA-CONICET y miembro de EDI (Economistas de Izquierda).
Julio Gambina
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
Fuente:
Revista Sin Permiso
Algunas incongruencias y zonceras en las que se cae cuando se habla de inversiones.
ResponderEliminarExiste un preconcepto , una idea fortificada por argumentos de gobiernos neoliberales de que si nos cagamos de hambre, si pasamos frio y no vamos ni a la esquina, UN GRUPO DE MEGABILLONARIOS , van a mirar al país y decir “ que buena gente, hay que invertir “.
La inversión extranjera y la posibilidad de seducirlos, es lo que justifica ajustes, falta de inversión, y desaliento del demonio del consumo.
Dadas las condiciones como los marcianos bajan de una madre con billones e invierten en modernísimas fabricas de alta tecnología que generan desarrollo y esos billones tocan milagrosamente todo y se reproducen y nos transforman.
Sin embargo estos inversores no difieren en su forma de pensar de un pequenio comerciante, digamos alguien que quiere abrir una heladería o un restaurant, si no hay gente que tome helados o coma en el restaurant no les atrae
Por otra parte Argentina es uno de los pocos países del mundo que tenia buenas posibilidades de inversión de China (país que todos desean seducir) y de repente decidio dejarlo por USA .Por otra parte abandonar un grupo exitoso de comercio internacional como el Mercosur para intentar entrar en trans pac y otros fracasos