Estamos seguros de lo que decimos y queremos cuando hablamos de inclusión. Cómo, para qué y por qué deseamos estar incluidos dentro del capitalismo…



Dentro del sistema capitalista yo puedo crear pobres y pobreza de manera intempestiva, diez o doce medidas alcanzan para tal fin en menos de un par de meses. Pero lo que no me permite el sistema es retrotraer esa inercia con la misma velocidad, incluso se puede afirmar que los procesos para revertir medianamente esa inercia, siempre dentro del capitalismo, demoran no menos de una generación si logran ser eficientes y bien intencionados (hay que ser bastante panglossiano para creerlo). Por eso cuando se habla de pobreza generalmente se omite el inciso causas debido a que esas causas son las erratas conceptuales que el propio sistema posee y que hasta logra justificar jurídicamente. 
Generalmente la pobreza está ligada a la desocupación y a la marginalidad, pero resulta muy llamativo que en la actualidad la mayor cantidad de pobres se encuentran en la franja de ocupados, y aquí nos metemos de plano en las ecuaciones trabajo-capital, renta-distribución. Lo que el sistema nunca pone en tela de juicio sobre mesa "paritara" son los márgenes de rentabilidad. El valor del trabajo siempre será un renglón dentro de ese asiento contable, un punto en medio de ese sistema de coordenadas, nunca será la variable madre. Demás está decir que cuando aparece un gobierno que pretende ejercer políticas contrainerciales a tal lógica se verá sometido a la reacción de todo un sistema que no se interesa por observar las contraindicaciones de su receta. Al sistema capitalista le interesa la existencia de desocupados - pobreza estructural - ya que esto equilibra a su favor el valor de la mano de obra, y por añadidura aboga por trabajadores pobres para que ese renglón nunca le complique la variable renta. Se me dirá, pero el capitalista de esta manera está atentando contra sí mismo achicando su mercado interno. En lo absoluto. Para los que manejan el sistema en los países emergentes hoy los mercados globales son más importantes que los mercados internos.

Gilbert K. Chesterton, en su extraordinario libro de ensayos, El Hombre Común, afirmó que desde fines del siglo XIX existe en el universo intelectual un debate en donde se plasmaba la siguiente dicotomía: Un hombre libre y con harapos o un hombre encadenado y sin harapos, integrado a un modelo sociopolítico y económico estricto. Me atrevo afirmar que debido al triunfo de la primera de las tesis hoy la escandalosa mayoría de los habitantes del planeta se encuentran encadenados y con harapos debido a que estamos integrados a un sistema de explotación y subsumisión de pétreas estructuras en donde los mercados son los actores determinantes de la distribución de la riqueza y de la pobreza. Por eso me atrevo a dudar si el paradigma político/filosófico debe ser inclusión dentro del capitalismo o la reversión total del modelo en donde dicha dicotomía no sea tema de discusión, por obscena y obsoleta. En definitiva y planteado bajo esos términos estamos hablando siempre dentro de un sistema que no acepta bajo ningún formato la inclusión, sino que toma del mercado los recursos humanos que le son necesarios para sus fines coyunturales, ni uno más y si puede alguno menos. Dentro de un Hombre Común, Chesterton también se explayó sobre la lógica del vasallo en tiempos del feudalismo y la cantidad de siglos que dicho sistema ignominioso pervivió muy a pesar de su inhumanidad. Afirma que su éxito estuvo fundamentado en la inclusión, es decir, el vasallo se sentía formar parte de una Patria, en ese caso el señor feudal era su protector y mecenas a pesar de los abusos. Acaso poco a poco estemos volviendo a aquellos tiempos muy a pesar de que nadie nos impone permanecer alrededor del castillo y partir hacia los bosques para organizar una comunidad solidaria y humanista en donde la igualdad suplante por imperio de su lógica al término igualdad, palabra obsoleta y si sentido en el nuevo marco social. Aún así seguimos prefiriendo la seguridad que nos brinda el derecho de pernada. Tal vez la falta de imaginación política y la cobardía social en pos de tenerla sean los peores pecados del hombre del tercer milenio, postsimio acobardado cuya máxima aspiración es sobrevivir incluido en el peor y más injustos de los mundos. 

Comentarios

  1. Hay temas mezclados . Para empezar confirma el análisis la importancia de los subsidios de desempleo. Marcan el piso debajo del cual nadie debería trabajar, el valor mínimo del trabajo. En los países implementados el efecto es que nadie toma ninguna tarea por debajo de ese mínimo. Al decir de la gente , “por esa plata me quedo en casa” análisis criticado como vagancia por los mediocres, pero es más que racional pues por ejemplo el trabajador no solo debe valorar o compensar su esfuerzo sino que también tiene que cubrir el costo de transporte, de la guardería de los chicos, de la ropa o la comida afuera por mencionar solo algunos.
    Los mismos que lo critican ; se benefician porque automáticamente sus salarios se protegen de caídas posteriores. Una vez más la actitud mal etiquetada como vagancia es comprendida naturalmente cuando la toma un abogado o un doctor al rechazar pacientes o casos por menos de lo estipulado, no solo porque ejercer tiene un costo mínimo sino porque también existe una cuestión ética con respecto a la profesión, de proteger sus honorarios , las licencias, los seguros y los años de estudio.
    También con mayor o menor aceptación hacen esto los trabajadores de oficio pintores, plomeros mecánicos.
    Habiendo implementado esto es más difícil que la pobreza se instale en los trabajadores. Lo que se tiene que conseguir es que esto esté fuera del grupo de medidas que se desmantele al cambiar de gobierno debe ser un derecho indiscutible ,básico de todo ciudadano
    Evitar los abusos o la falta de incentivo tan temida por “aquellos “nombrados más arriba es cuestión de medidas y legalidades de cosmética ligera que en estos tiempos de alta tecnología no es dificultoso implementar si se tiene la determinación.
    El segundo aspecto por el cual la implacable inercia capitalista que genera un % de ganancia en proporción al capital disponible obviamente se desacelera y se regula es por medio de política impositiva con controles y penalidades muy serios para la evasión
    Por último la pregunta de porque ciertos empresarios capitalistas rechazan el mercado interno como alternativa de crecimiento económico radica creo en que el mercado externo compra una masiva cantidad de bienes estandarizados y empaquetados en containers en pequeños envíos mientras que el mercado interno tiene mayores costos y riesgos en logística , comportamiento del mercado , competencia y requiere mayor esfuerzo.
    Por poner un ejemplo simplista sería el de un restaurant que aumenta los precios de las comidas pierde clientes pero gana más con un local semi vacio, menos mozos y menos requerimientos mientras que el boliche de la esquina laburan como negros y terminan con menos ganancia
    En la valorización del trabajo por la garantía del subsidio, la correcta carga impositiva y la valorización del mercado interno por medio de medidas de gobierno estaría el comienzo . Como bien decís Argentina y muchos otros están en la dirección opuesta Barranca Abajo.
    La ciudadanía no ha podido resistir “el cimbronazo” de pálidas que implementa el capital acumulado que provocan intencionalmente la sensación de que lo enunciado aquí no es cierto , ese cimbronazo de denuncias, de noticias y exageraciones , esa implantación de ideas prestadas, por nombrar algunos ejemplos. El fenómeno se experimenta con mayor o menor suceso en todos lados, cabe preguntarse qué chances tienen estas sociedades de aguantar la segunda fase del cimbronazo que sería bloqueo económico , desabastecimiento y violencia de grupos indignados por ejemplo.

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  2. Por eso la pregunta. ¿Queremos incluirnos en este sistema bajo estas reglas de juego? Si la respuesta es no, hay que cambiar las reglas del juego, me atrevo a sentenciar que es imposible cambiar las reglas ya que el sistema nunca lo permitiría. Hay que cambiar de sistema, por uno inclusivo "in pectore" y para eso es necesario coraje colectivo.

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  3. Cuando nací, el sistema ya estaba, sus reglas también y, la verdad, mi presencia no le interesaba ni importaba.
    La "inclusión" antes que un deseo es una necesidad, si no me incluyen, palmé (y cualquier esperanza de cambiar/mejorar/influir el sistema se vuelve nula, ilusoria).
    Y antes que el "coraje", sospecho que hay que construir el colectivo; tarea dificil, si no imposible si no estás incluído, por algo el sistema es experto en excluir. Y es lógico, necesita preservarse, así los cambios serán o violentos o en mucho, mucho tiempo. Rápido y por las buenas, nunca.

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