DAVE MENIKETTI - Blues y las últimas pinceladas de la novela El Anfitrión



El Anfitrión no es una novela de amor y menos una historia romántica, es una novela que habla del amor. El protagonista cardinal no es otro que la corporización, acaso diabólica, de la pasión afectiva como invitación, fantasma que hace y deshace a su antojo, que provoca celadas y engaños, que hasta presume de bondades e inocencias ilusorias. Su objetivo es convocar a los siete pecados capitales, a las siete plagas, bajo el formato de espectros para incluirlos dentro de su vademécum, siempre utilizando de médium a los poetas como eficientes señuelos para atrapar incautos… 








La novela fue publicada hace pocos días en mi blog hermano y este texto que a continuación se exhibe llegó tarde, tal vez porque su autor no alcanzó con sus talentos a satisfacer las ambiciones del Anfitrión…


No tengo grandes pretensiones,
la ambición es algo
que nunca he podido desarrollar,
y ahora que soy viejo
no me parece acorde laborar en ello.
Sueño con que algún día,
acaso disperso, distraído,
se acerque sorpresivamente
y me abrace y se deje abrazar,
y cuando el rito de separación
se imponga por temporalidad
dialogar con la mirada,
y decirnos a los ojos y con los ojos
todo aquello que no consta
en los libros sapienciales
debido a que no existe lenguaje
para su descripción.
Y que luego, igual de disperso y distraído,
se vaya, pero solo hasta la próxima vez,
para que este pequeño acto de amor
se transforme en hábito,
en palabra que no necesita contratos ni juristas,
en melodía, en su canción, en mi poema…
Cuando me refiero a guardarme por un tiempo
hablo pura y exclusivamente de usted.
Porque al amor debo seguir tratándolo de usted.
Fue un error de mi parte la osadía de tutearlo
y confiar que por fin había logrado besarle la mano.
Dejarlo descansar, acaso entender que amar bien
también significa abdicar.
Me resulta complicada la experiencia.
Levantarse a las tres de la madrugada
y no permitirle a Morfeo continuar con su rutina.
Hay horas que delatan insolvencias.
Pero debo continuar con mis otros incisos de la vida,
debo seguir buscando almas sensibles y nobles,
como la suya, intentar atraerlas y sentirme,
aunque sea por un breve lapso menos solo,
tal vez un poco más querido,
y eso solamente se logra cuando uno
se pone a disposición de la alteridad.
Juro que con usted lo intenté y puse el alma,
lamento que no me haya alcanzado.
Todo esto sabiendo que el inexorable después
marcará tintas de abandono,
porque así lo desea el Anfitrión.
Por suerte no tengo los talentos poéticos
ni la valentía de Luque y de Becerra
de manera que nadie cuenta conmigo,
ni las musas ni los espectros,
para un épico sacrificio.
Me desprecio por no haberla podido colmar,
por no haber provocado su locura
y que me sienta cerca, en su mundo íntimo,
en sus doce acordes, en su mirada,
en su cama y en su sudor de espectro homenaje.


Comentarios

  1. Me gustó mucho la novela, me gusta tu manera de escribir y me gusta como defendés tus ideas, en la radio, en el blog y en el face.

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