Los invisibles estamos allí, no nos fuimos, seguimos estando del lado nacional...






Invisibilizar al otro hemisferio de la grieta (prefiero la antinomia jauretchiana nacional-antinacional coincidiendo con el compañero Begus Camors) no es haberla eliminado y menos aún haber sedado el conflicto, histórica puja por la distribución de la riqueza y con ella del poder. Estos, los sectores dominantes de la economía, lo hicieron en muchos párrafos de nuestra historia, en la mayoría me atrevo afirmar. En parte les ha salido bien ya que una buena porción del pueblo cayó en la celada, sobre todo los sectores medios de la sociedad. Pero la exclusión tiene sus límites, incluso mediando una situación de país sitiado y represivo, más temprano que tarde se abrirán nuevamente las grandes alamedas cantaba Pablo Milanes...
Así como en infinidad de oportunidades descreímos desde esta tribuna sobre la conformación de una burguesía nacional que piense en un país profundo e incluyente, muy a pesar de los incentivos (subsidios) y las rentas que en estos 12 años ha tenido el sector debemos asumir que esta lógica incluye también a los medios de comunicación. Es imposible desarrollar políticas en el mediano y largo plazo si existe un constante bombardeo mediático en contra de dichas políticas. La ausencia de una burguesía comunicacional de carácter nacional que piense en la inclusión de todos los “nacionales” es un detalle cardinal para el éxito o el fracaso de los programas latinoamericanos de carácter distribucionista. Algunos observan con asombro el silencio de los medios con relación a los efectos de las medidas implementadas por el nuevo gobierno, esto va incluso más allá del avasallamiento que está desarrollando en contra de las instituciones democráticas, el dilema es más profundo. Siempre los medios, a través de la desinformación, han tenido un rol fundamental para ocultar los trazos gruesos y graves de los programas regresivos. Por caso, ni la dictadura ni el neoliberalismo noventista del menemato prolongado con la Alianza hubieran logrado el beneplácito popular que tuvieron de no mediar dicho silencio, cuestiones que se exhibieron cuando en ambos casos la crisis resultó terminal, vale decir era muy tarde para lágrimas. Durante estos períodos la invisibilización de las perversiones económicas incluía la invisibilización de la corrupción, la de los excluidos y la de los asesinados por el sistema. Cuando de gobiernos populares se trata el comportamiento es inversamente proporcional llegando a todo tipo de artilugio sofístico y difamatorio, con el inestimable apoyo del sector judicial conservador, para ocultar, ergo invisibilizar, la loable tarea que implica tener las variables económicas del país en condiciones generales dominadas pero con la gente adentro. En la actualidad, y en el marco de un eterno retorno, existe un nuevo rompimiento a favor de los sectores más concentrados de la economía, las clases medias han aportado lo suyo por medio de su comportamiento esponja absorbiendo cual mandato divino y como propias las penurias de los dueños de la hacienda y la información más allá de elaborar con cierta conciencia histórica las mejoras individuales alcanzadas en este década. El inciso más fuerte que determina que Cristina no dejó un país crítico, sino todo lo contrario, fue la inacción colectiva del campo laboral con relación a las medidas implementadas por este nuevo ensayo neoliberal. El colchón es tan amplio que gran parte de la población ha decidido aceptar buenamente el sacrificio a favor de los que más tienen para que volvamos a ser ese país normal del que tanto nos habla la derecha. En este caso los medios, a través de la invisibilización de las reales variables económicas, han instalado la idea de un país a punto de estallar. Lo notable es que lejos estuvo de tal hipótesis muy a pesar del formidable trasvasamiento de recursos efectuado desde esos propios sectores medios y bajos hacia las corporaciones hoy gobernantes. Los invisibles estamos allí, no nos fuimos, seguimos desde el lado nacional, debiendo asumir que no supimos crear en estos 12 años una burguesía afín, ni empresarial ni mediática, con el suficiente contrapeso institucional y político para sostener en el tiempo los desafíos que implican una distribución equitativa de la riqueza. Los argentinos no bajamos de los barcos, hace rato que es necesario abandonar dicha construcción, los argentinos debemos pensarnos como titulares de una Nación que es nuestra, no estamos de prestados como alguna massa media intenta convencernos, establichment que descendió  de los árboles bananeros con el solo objeto de invisibilizarnos. Sólo la política y con política más sus herramientas nos permitirán que algún día podamos internalizar que la Patria nos pertenece, que nos somos inquilinos, cuando eso ocurra habremos descubierto nuevas alamedas, por ahora debemos derrotar esa invisibilización a como de lugar, con ingenio, con coraje, con compromiso, no podemos aspirar a nueva crisis para acceder a un proyecto inclusivo. El hambre, la desocupación, la enfermedad y la muerte siempre están de un lado, jamás del otro. Nunca debemos olvidar que los inventores del sofisma grieta (reitero prefiero la antinomia  jauretchiana nacional-antinacional), hoy disfrutando de sus mieles en el exterior, estaban bien adentro del sistema y obtuvieron enormes dividendos cuando gobernó el movimiento nacional y popular, aún así no escatimaron esfuerzos para invisibilizarnos como ciudadanos, para recortar nuestros derechos, y a la par para invisibilizar sus miserias y sus compromisos excluyentes.


Comentarios

  1. El asunto es que siempre nos dijeron que no se podía, y en estos doce años vimos que eso que solo soñábamos (y a veces ya dudábamos que se pudiera), en realidad era posible.

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    1. Si. Y ese es el mayor problema que tienen Macri y sus mandantes, el circulo rojo: que ahora tenemos con que comparar a las "verdades reveladas" del neoliberalismo.

      Abrazos.

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