País silobolsa CARLOS VILLALBA PARA MIRADAS AL SUR



Hacía menos de 48 horas que Mauricio Macri había achicado distancias con Daniel Scioli en la primera vuelta electoral. Los dos conductores apagaron los motores, bajaron y corrieron a abrazarse al grito de “¡Ganamos, ganamos!”. Era un festejo real, cargado de emoción, parecido al que surge en las populares del fútbol ante el gol del equipo propio. Detrás de la polvareda que cubría el amplio terreno en uno de los ombligos sojeros del país se veían esos gusanos de plástico que empezaron a reptar en los campos argentinos desde los años ´90, de los que se comercializaron 200.000 unidades en los últimos doce meses, en los que permanecen guardadas más de 51 millones de toneladas de granos, alrededor del 40 por ciento de la producción granaria nacional.
La anécdota es real, sucedió frente ahí como en muchísimos otros. El festejo deportivo tiene razones económicas. Los aproximadamente 13.000 millones de dólares embolsados por los grandes productores con espalda para especular, retener y desestabilizar la economía, rondan entre 80000 y 91000 millones de pesos. Si el valor de la moneda estadounidense fuese los $15 pesos que mencionó Macri en el debate televisivo y confirman sus baluartes económicos, la suma ascendería a $195.000 millones. Amor a la camiseta, que le dicen…, a la camiseta es verde.

Desestabilización y pobreza

Una vez que se cerró la vía regia para la fuga de dólares en 2011, gracias al control cambiario, el refugio de los granos en las bolsas gigantes se convirtió en una herramienta de condicionamiento de la economía por parte de los agroexportadores y, de paso, de intentos de desestabilizar a un gobierno que logró superar las zancadillas hasta el final.

El mecanismo consiste en retener cosecha en los silos plásticos con la intención de que se devalúe el peso, más allá del precio del producto, en especial la soja, en el mercado mundial. Además de la especulación, la maniobra impide el ingreso de divisas necesarias para las importaciones de bienes de capital, esenciales para mantener las producciones, garantizar las fuentes de trabajo y darle continuidad a las políticas de crédito y cuidado de los precios.

También limita la recaudación del Estado a través de las retenciones a las exportaciones, un impuesto progresivo, a los que siempre aspiró Néstor Kirchner, porque recae sobre los que más ganan. A lo largo de los últimos doce años de administración, el Estado invirtió el 60% de sus recursos en salud, educación, derechos sociales, es decir los volcó hacia los que menos tienen. El peronismo lo llama justicia social.
Birome, dulce de leche…

En “el campo” creen que la “maravilla” del silobolsa, que rompió con la estacionalidad y le dio al gran productor capacidad de maniobra y presión, es otro invento argentino. Pero no, es una creación alemana para almacenar heno y otros forrajes; aunque los argentinos, como no podía ser de otro modo, reformaron los gusanos gigantes para poder alojar ya no pastos de poco valor sino ¡granos!, que se cotizan en centenares de dólares por tonelada. Así nacieron esas bolsas de plástico blanco, de tres capas y filtro de rayos ultravioletas que miden en general entre 60 y 75 metros de largo.
El representante político del sector, Mauricio Macri –ni qué decir sus economistas- aseguran que faltan divisas en el país y el juez Bonadío colabora en la maniobra allanando al Banco Central. Sin embargo, en esos depósitos portátiles, según cálculos tan oficiales como conservadores, están retenidas cerca de 20 millones de toneladas de soja, 9,5 millones de toneladas de trigo y 21,4 millones de toneladas de maíz. Los 13.000 millones de dólares mencionados que, ingresados al circuito económico financiero, reforzarían el stock de divisas. Es sabido, hay pájaros que ponen el huevo en un nido y cantan en otro.
Para muestra y cierre, las decisiones del enmudecido Alfonso de Prat Gay, virtual ministro de economía de un presidente no electo, sobre la fortuna de la sucesión Fortabat: 1,5% quedó en el país, 98,5% la giró al exterior…, además de que los organismos de contralor aún no pudieron determinar si solo la “extranjerizó” o, también, “fugó” parte de ella.

Fuente: Miradas al Sur



Comentarios

  1. Entre esto y la mafia no hay ninguna diferencia.

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  2. Cada 3 meses, siendo monotributista (y el mas chiquito), iba a la AFIP a demostrar que no era millonario, so pena de infiernos dantescos.
    ¿Y acá, no pasa nada?
    Vea que lindo mi país, paisano.

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  3. Se lo digo en español: "Es mi cosecha y me la follo como quiero". No soy terrateniente, simplemente respeto la propiedad privada.

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