IMPERDIBLE: CUANDO LA IZQUIERDA PRETENDE CORRER AL KIRCHNERISMO CON ARGUMENTOS DEL SIGLO XIX.. Las izquierdas y la derechas nos hablan de herencias...
ESTATISMO BURGUÉS Y CLASE
OBRERA por eL Profesor Rolando Astarita
Fuente: http://www.sinpermiso.info/
En el curso del debate sobre la herencia económica del kirchnerismo (ver aquí), surgió el tema
del estatismo burgués en relación a la clase obrera.
En esa circunstancia, planteé que los gobiernos Kirchner utilizaron y
utilizan con frecuencia la intervención económica del Estado, y las
estatizaciones de empresas, para debilitar al movimiento obrero, y a los
movimientos sociales, y que esto, lejos de tener algún rol progresivo, es
reaccionario y de derecha. Sostuve que eso ocurría cuando, por ejemplo:
1 el gobierno
discrimina en el otorgamiento de planes sociales a los movimientos de
desocupados que son críticos;
2 en la contratación
de empleados públicos o de empresas estatales se prioriza a los militantes de
la agrupación oficialista La Cámpora, o del peronismo (como en otras ocasiones,
de radicalismo o del partido de Macri);
3 los punteros de La
Cámpora hostigan y persiguen a delegados y activistas de las empresas o
instituciones estatales que no adhieren “al proyecto nacional”;
4 se despide a un
trabajador de un obrador público porque se niega a concurrir a una marcha en
apoyo del gobierno de Cristina K;
5 en una cooperativa
de trabajadores financiada por el Estado se disminuye la paga a una trabajadora
por la misma razón.
Señalé también que es un error de muchos grupos de izquierda disimular
estas cuestiones, por temor a ser calificados de “derecha”, y reivindiqué la
crítica de Marx y Engels a Bismark, quien buscaba debilitar al movimiento
obrero a partir del control de las cooperativas de trabajo. Dado que esta
cuestión ha sido silenciada por la izquierda adoradora del Estado burgués
-¿para aplaudir sin incomodidades intelectuales a un Chávez o a un Maduro?- ,
en lo que sigue la presento a consideración de los lectores del blog.
La crítica al control bonapartista clientelar
Uno de los pasajes en que de forma más clara encontramos la posición de
Marx frente a las cooperativas obreras sustentadas por el Estado prusiano, es
una carta que dirige a Engels, con fecha 18 de febrero de 1865. En ella
transcribe un pasaje de una carta anterior, en la que afirmaba: “… el apoyo del
gobierno real prusiano a las cooperativas –y cualquiera que conozca las
condiciones prusianas sabe de antemano las dimensiones necesariamente diminutas
que tiene- carece de valor alguno como medida económica, pero en cambio
extiende el sistema de tutela, corrompe un sector de los obreros y castra el
movimiento. (…) Está fuera de toda duda que la infortunada ilusión de Lassalle
concerniente a la intervención socialista en un gobierno prusiano terminará en
un chasco. La lógica de las cosas dirá su palabra. Pero el honor del partido
obrero exige que renuncie a tales espejismos aun antes de que la experiencia
demuestre su vaciedad. La clase obrera es revolucionaria o no es nada”.
Tengamos presente que este era uno de los motivos por los que Marx
rechazaba la “realpolitik” de Lassalle. En una carta dirigida a Kugelmann,
apenas cinco días después de la anterior, escribía: “Lassalle se
descarriló porque era un “Realpolitiker”…”. (…) “Los obreros alemanes estaban
demasiado ‘corrompidos’ por la despreciable ‘política práctica’ que había
inducido a la burguesía alemana a tolerar la reacción de 1849-1850 y el
embotamiento del pueblo, como para no saludar con alborozo a un salvador
curandero como este [se refiere a Lassalle], que les prometía llevarlos de un
salto a la tierra prometida”.
Esta posición se continúa en “Glosas marginales al Programa del Partido
Obrero Alemán”, también conocidas como “Crítica del programa de Gotha”. El
programa de Gotha había sido adoptado a raíz de la fusión del Partido Obrero
Socialdemócrata Alemán, dirigido por Liebknecht y Bebel, y la Asociación
General Obrera Alemana (lassalleanos), en mayo de 1875. Marx y Engels lo
criticaron, y caracterizaron que se habían impuesto las ideas de los
lassalleanos. Lo relevante para lo que nos ocupa es que el programa exigía la
creación de cooperativas de producción “con la ayuda del Estado y bajo control
del pueblo trabajador”, como medio para preparar “la solución del problema
social”.
En su crítica Marx sostiene que en el programa la “organización socialista
del trabajo” no surge del proceso revolucionario de transformación de la
sociedad, sino de la “ayuda” que el Estado prestaría a “cooperativas de producción
creadas por él y no por los obreros”. Además el solo hecho de que el “pueblo
trabajador” planteara esas reivindicaciones al Estado demostraba que no estaba
en el Poder, ni estaba maduro para gobernar. Por otra parte, Marx equipara la
reivindicación de las cooperativas obreras financiadas por el Estado con la
reivindicación de los obreros reaccionarios franceses, agrupados en torno a la
revista Atelier, bajo el reinado de Luis Felipe [la revista Atelier apareció
entre 1840 y 1850 y reunió a seguidores de Philippe Buchez; Buchez defendía un
socialismo católico y la creación de cooperativas con el apoyo del Estado].
Marx afirma que los alemanes habían abandonado “el punto de vista del
movimiento de las clases, para retroceder al movimiento de las sectas”, y
agrega:
“El que los obreros quieran establecer las condiciones de producción
colectiva en toda la sociedad y ante todo en su propia casa, en una escala
nacional, solo quiere decir que laboran para subvertir las actuales condiciones
de producción, y eso nada tiene que ver con la fundación de cooperativas con la
ayuda del Estado. Y, por lo que se refiere a las sociedades cooperativas
actuales, estas solo tienen valor en cuanto son creaciones independientes de
los propios obreros, no protegidas ni por los gobiernos ni por los burgueses”.
También Engels, en carta a Bebel (18-28 marzo 1875), y criticando esa
demanda del programa de Gotha, escribía: “En cuarto lugar, el programa plantea
como única reivindicación social la ayuda del Estado de Lassalle en su forma
más desnuda, como Lassalle la robó de Buchez. ¡Y esto después que Bracke ha
demostrado muy bien la completa nulidad de esta reivindicación y después que
casi todos, si no todos los oradores de nuestro partido, se vieron obligados a
pronunciarse contra esta ayuda del Estado al combatir a los lassalleanos!
Nuestro partido no podía rebajarse más. El internacionalismo rebajado a nivel
de Armand Gögg [demócrata alemán, dirigente de la Liga por la Paz y la
Libertad] y el socialismo rebajado al nivel del republicanismo burgués de
Buchez, quien planteó esta reivindicación en oposición a los socialistas, ¡para
luchar contra ellos!”
En el mismo sentido Engels, en “La contribución al problema de la
vivienda”, se refiere a la reforma urbanística de París, bajo la dirección
de Haussmann. Además del aspecto estratégico militar –abrir amplias
calles rectas, que hicieran inútiles las barricadas frente a la artillería-
Engels señala que el plan Haussmann tenía como finalidad “formar un
proletariado de la construcción específicamente bonapartista y dependiente del
gobierno” (énfasis añadido).
Independencia de clase y crítica marxista
La crítica a toda forma de control del movimiento obrero por el Estado
está en la esencia de la tradición revolucionaria del marxismo. El estatismo
burgués puesto al servicio de la división, cooptación y corrupción de los
trabajadores no tiene un ápice de progresivo. Pero estas prácticas hoy están
naturalizadas y son justificadas por gran parte del progresismo bienpensante
izquierdista, y un amplio abanico de la izquierda “nacional, antiimperialista y
popular”.
Lo grave es cuando esta corrupción organizada penetra en las filas del
movimiento obrero, divide, envenena las relaciones, amedrenta y corrompe. Y
desde la izquierda marxista tenemos que admitir que amplios sectores de la
clase obrera argentina toleran, por lo menos, esta injerencia sistemática del
estatismo burgués burocrático.
Para decirlo en las palabras de Marx, aceptar estas prácticas equivale a
abandonar el punto de vista de clase. Es que la independencia de clase sigue
siendo la piedra angular de la lucha contra el capital y su Estado. Por eso,
hay que presentar el problema en toda su dimensión, sin demagogia, disimulos ni
frases consoladoras.
Rolando Astarita es profesor de ciencia económica en la
Universidad de Buenos Aires
El análisis de Astarita parte de premisas no comprobadas. Los puntos 1 a 5...¿con qué investigación de campo los sostiene? ¿Qué fuentes cita para esos puntos? ¿o son puro sentudo común del analista? No se es más de izquierda por citar a Marx convenientemente, y fuera de contexto. Como dice Correa...
ResponderEliminar“Esa izquierda del todo o nada es la mejor cómplice de la derecha”
Saludos,
Pedro.
Otro adherente al trosko macri lanatismo.corriente masturbatoria de la IV internacional
ResponderEliminarHay que tener en cuenta que "izquierda", por acá, es la autodenominación que hace el club de fans de un anciano pontífice, un tal altamira, que era compañerito de primaria de Marx o alguno de ésos y, se sabe, todavía quedan los que piensan que con la edad viene la sabiduría y no el alzheimer ideologico....
ResponderEliminarram