“Y cuando finalmente la izquierda llegó al
gobierno, había perdido la batalla de las ideas”. La afirmación de Perry
Anderson sintetiza el mayor desafío para los que queremos superar y sustituir
al neoliberalismo en todas sus dimensiones.
Significa que el neoliberalismo ha fracasado
como propuesta económica, lo cual abre la posibilidad para que la izquierda
aparezca como alternativa de gobierno. En el caso de que llegue al gobierno,
tendrá que enfrentarse a toda la herencia maldita del neoliberalismo: recesión,
debilitamiento del Estado, desindustrialización y, entre muchas otras,
fragmentación social.
Pero, además, tendrá que hacer frente al
elemento de mayor fuerza del neoliberalismo, a nivel nacional, pero también a
nivel internacional: su fuerza ideológica, la fuerza del “modo de vida
norteamericano”, que impone su hegemonía de forma casi incuestionada a escala global.
El estilo de consumo ‘shopping center’ se ha
globalizado de manera aparentemente avasalladora. Es una especie de punta de
lanza del neoliberalismo, que materializa su principio general de que todo es
mercancía: todo tiene precio, todo se vende, todo se compra. Por ello el shopping
center es el ejemplo
más claro de los sitios que se hacen llamar “no lugares”.
El shopping center no suele tener ni ventanas, ni
relojes, cumpliendo así con las características de los “no lugares”. Entrar en
estos espacios es desvincularse de las condiciones comunes de las ciudades,
para articularse dentro de la red de consumo globalizada, mediante las marcas y
un estilo de consumo específico. El conjunto de “ventajas” del shopping center
—protección del mal tiempo, de los robos, como lugar para aparcar los coches,
para ir al cine, a comer, etc.— le hace representar un instrumento
poderoso de forma de vida y sociabilidad, construido alrededor del consumo y de
los consumidores.
El shopping center es la utopía neoliberal y expresa de
la forma más exacta —junto con la publicidad, las marcas, la televisión y
el cine norteamericano— el modo de vida hegemónico norteamericano. Un lugar que
ocupa prácticamente sin que se le cuestione, salvo por las resistencias en los
sectores islamistas y evangélicos.
La lucha antineoliberal ha logrado imponer
consensos en el plano económico, en contra de la centralidad del mercado y las
políticas de austeridad, y en favor de las políticas sociales. Pero no ha
generado todavía valores, formas de sociabilidad, ni alternativas al
neoliberalismo, ni a su mundo de valores centrado en el consumismo. Es cierto
que hay mecanismos monstruosos para promocionar los valores neoliberales, pero
también es cierto que no tenemos otros valores —solidarios o humanistas— que
aparezcan como alternativas.
No se pueden incorporar propuestas
sencillamente anti-consumistas en sociedades en las que el acceso al consumo es
una conquista para la gran mayoría de la población. Un acceso que trae
aparejadas las ventajas del consumo y, por extensión, promueve el mundo del
consumo —shopping
center incluido— como
un objetivo de vida. Así que no es sencilla esta pelea. Pero es indispensable.
Sin la crítica al egoísmo consumista
dominante, de falta de solidaridad —especialmente con los más frágiles— no
lograremos avanzar sobre la fuerte hegemonía ideológica del neoliberalismo y
ganar la batalla de las ideas, decisiva en los principales enfrentamientos del
mundo de hoy.
Fuente: Diario Público de España. Blog
Contracorriente
Muy bueno. pero al ciudadano porteño no hay forma de entrarle, les encanta el limbo que aquí bien se describe.
ResponderEliminarEl capitalismo debería brindar libertad de elección y mayor cantidad de opciones ,con los Shoppings y los Cines ,con el tiempo me di cuenta que perdimos todo esto.Es decir los mercados,los negocios del barrio y todo eso nos brindaban mucha variedad, por ejemplo fruta y verdura que tenía distinto aspecto pero mejor sabor que los standars de los supermercados. Con el cine pasa lo mismo yo me acuerdo de chico y hasta la adolescencia de ver en los cines películas Italianas, francesas,españolas,inglesas etc.Hoy especialmente en el exterior son solo 4 o 5 éxitos americanos ,eso es todo.
ResponderEliminarPara ver películas un poco más profundas , intelectuales o controversiales por decir algo hay un cine cultural o 1 o 2 festivales de cine por año
Lo mismo pasa por la música no era extranio escuchar a artistas Franceses,Italianos o españoles en los 60-70’s hoy no es muy común
Nombres como Aznavour,Vinicius,Toquino,Maria Creuza,Ives Montagne,Gal Costa,Ornella Vanoni,Iva Zanichi,etcetc…
¡Me encantó el artículo!
ResponderEliminarLos dos últimos párrafos:
«No se pueden incorporar propuestas sencillamente anti-consumistas en sociedades en las que el acceso al consumo es una conquista para la gran mayoría de la población. Un acceso que trae aparejadas las ventajas del consumo y, por extensión, promueve el mundo del consumo —shopping center incluido— como un objetivo de vida. Así que no es sencilla esta pelea. Pero es indispensable.
Sin la crítica al egoísmo consumista dominante, de falta de solidaridad —especialmente con los más frágiles— no lograremos avanzar sobre la fuerte hegemonía ideológica del neoliberalismo y ganar la batalla de las ideas, decisiva en los principales enfrentamientos del mundo de hoy».
Son más que aplicables al hoy en nuestro país. El énfasis en el consumo interno para sostener la producción ¿es contrarrrestado por una prédica igualmente fuerte sobre el significado de una ideología consumista, individualista, egoísta?
Abrazo,
Esther
Me parecen que le erraron, segun dice Vervisky con Santoro. Con los radicha ya Nestor se quemo y mal una vez
ResponderEliminarQue rejunte mamita querida...un camporo que "administra" una Aerolínea hiperdeficitaria y un chupacirio radical que vive del cuento socialdemócrata alfonsinista y que tiene como mejor virtud ser yerno del Doctor Moreau...de esto no puede salir más que un engendro digno de vivir en la isla del susodicho galeno...
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