Los números reales desmienten tanto los diagnósticos como las promesas de Macri





por Pablo Ceballos, Integrante del GEENaP


"Esta revolución de infraestructura tiene que llevar a que la Argentina se desarrolle equilibradamente, donde los aviones lleguen al Valle de Río Negro porque ahí se van a exportar diez veces más frutas que ahora", afirmó Mauricio Macri, hace pocos días, en un reportaje televisivo.


También señaló que hay que desarrollar 17 economías regionales mediante una fuerte inversión en infraestructura. Que esa inversión generará un fuerte aumento de la producción de frutas, pesca, ganadería y energía; y que ello creará "millones de puestos de trabajo".


Agregó que se debería dejar de financiar Aerolíneas Argentinas y utilizar esos fondos para los ferrocarriles urbanos del área metropolitana de Buenos Aires. Y acto seguido, sin inmutarse, señaló que los aviones deberían llegar a Río Cuarto y al Valle de Río Negro, porque la primera será un polo avícola y la segunda, multiplicará por 10 su producción de peras y manzanas.


En primer lugar, corresponde señalar que la producción energética no es una economía regional, y la ganadería, básicamente, tampoco, porque se realiza esencialmente en la región pampeana, y las economías regionales son, precisamente, de regiones extra-pampeanas.


En segundo lugar, Aerolíneas Argentinas conecta a todas las provincias del país. Ello permite que un empresario de General Roca (Río Negro) pueda viajar en avión a Buenos Aires para, por ejemplo, cerrar un negocio. De otra manera, debería hacerlo en auto, viajando 1.100 kilómetros en 10 horas. O que un empresario de Mendoza, pueda viajar a Río de Janeiro en forma directa, sin escala en Buenos Aires, para concretar una exportación. Eso tiene un nombre: conectividad federal, inversión pública y mejora en la productividad.


En tercer lugar, es imposible generar "millones de puestos de trabajo". 
Básicamente, porque hay 895.000 desocupados en la Argentina.
Ningún país tiene 0% de desempleo, una tasa del 4% puede considerarse pleno empleo, por la rotación. Por lo tanto, la Argentina necesita crear unos 400.000 empleos.


En cuarto lugar, la idea de multiplicar por 10 la producción de frutas del Valle de Río Negro, carece de fundamento técnico y del mínimo conocimiento de dicha cadena productiva.


Río Negro produce peras y manzanas. En peras, producimos mayoritariamente dos variedades (Williams y Packham) y Argentina es reconocida como un gran productor y exportador. En manzanas, no estamos tan bien posicionados. Producimos básicamente dos variedades: Red Delicious y Granny Smith (manzanas verdes) y su exportación viene cayendo, porque las variedades nuevas, más demandadas en el mercado internacional, son las Fujy, Gala, Braeburn y Golden. Por ello, el 50% de la producción va para industria. Sin embargo, ¿es posible multiplicar por 10 la producción de manzanas? La oferta mundial de manzanas se encuentra en ascenso. En el último congreso de Interpoma (Italia) se ha estimado que, hacia 2050, la producción mundial se va a duplicar, principalmente por China, cuya productividad hoy es mucho más baja que la Argentina y la de otros países como Italia o Chile. Argentina exportó en 2013 165.000 toneladas de manzanas, y 442.000 de peras, mientras que la producción mundial ascendió a 67 millones de toneladas.


Por otro lado, una planta de peras necesita entre 3 y 7 años para ser productiva, luego de una fuerte inversión. En nuestro país, el precio interno al productor es muy bajo en relación al precio de exportación, debido a la concentración económica en la cadena comercial: grandes multinacionales exportadoras (Moño Azul, PAI, Expofrut, Patagonian Fruit Trade, Univeg) ofrecen precios bajos al productor, lo que impide que se capitalicen, e inviertan en nuevas variedades. Sin embargo, el 20% de los productores concentran el 70% de la producción. Ellos podrían invertir en nuevas variedades, pero ni el precio internacional, ni la demanda mundial, ni la tasa interna de retorno generan las condiciones para que ello suceda. Y si las empresas multinacionales hiciesen economía de escala, absorbieran las propiedades de los pequeños productores (como lo vienen haciendo en los últimos 30 años), e invirtieran en el aumento de la producción, habría que explicarle a los ahora productores, cuando se queden sin tierra, a qué se van a dedicar. Seguramente, esa concentración económica no generará ni más empleo, ni mayor dinamismo regional, porque aunque la producción aumente, el valor agregado y las ganancias no quedarían en lo local, sino integrados a cadenas globales.


Por último, cabe destacar que el complejo frutícola del Valle de Río Negro genera 24.000 empleos registrados. No son actividades mano de obra intensiva (a excepción de la época de cosecha). Sin aumento de la demanda mundial en las próximas décadas, por incremento de la oferta de China y sin posibilidades de expandir tanto la productividad local, ¿de qué manera pretende Mauricio Macri multiplicar por 10 la producción de peras y manzanas y generar millones de puestos de trabajo?


Ello nos lleva a otra de las afirmaciones del candidato a presidente, que señaló: "Atlanta tiene su identidad. Yo quiero una Argentina donde Córdoba, que ya tiene una identidad, crezca y se desarrolle. Mendoza, Río Negro, Chubut... que cada uno desarrolle su economía regional. O sea, lo que puede generar Santa Cruz con la pesca, con la energía, con la ganadería. Por ejemplo, Atlanta tiene la aerolínea Delta, la CNN, tiene Coca Cola y tiene la empresa de telefonía más importante de Estados Unidos".


Esta afirmación muestra el desconocimiento por la fuente de la riqueza de las naciones, y un pensamiento que atrasa 300 años. Ni Delta Airlines, ni la CNN, ni Coca Cola, ni AT&T son producto de las economías regionales, son empresas de tecnología, industriales o de servicios con alto valor agregado.


En cambio, Macri propone desarrollar ilusoriamente la producción de frutas, vinos, ganadería y pesca, todas ellas actividades de economía primaria o manufacturas de origen agropecuario. Nuevamente se presenta la misma vieja propuesta: volver al país agrícola exportador, cuando hoy, el mundo, genera el mayor valor agregado y empleo con el conocimiento, la tecnología, la industria y los servicios. 


Las campañas electorales suelen dar rienda suelta a la imaginación, y con ello, a las promesas, esas que tanto rechaza la ciudadanía, en especial cuando percibe que no tienen sustento. Y nos traen malos recuerdos: la revolución productiva y el salariazo de Menem, la revolución de la ética de De La Rúa, y el famoso "vamos a crear un millón de puestos de trabajo" de Adolfo Rodríguez Saá, mientras anunciaba el default. Seguramente, estas promesas son similares a las que hizo Macri en 2007, de construir 10km de subte por año, o erradicar todas las villas de emergencia.


En buena hora que se debata sobre economías regionales, pero la discusión debería sustentarse en datos reales, estrategias viables y metas posibles, y no sobre promesas ligeras, que solo sirven para quedar bien en la televisión.

Fuente: Ámbito Financiero

Comentarios

  1. Me pregunto si a los potenciales votantes de Macri les puede interesar esta cháchara. Dudo que siquiera les interese enterarse de semejantes despropósitos.

    ResponderEliminar
  2. A los votantes de Macri les interesa nomás que contar con un muñeco que pueda ganarle a la Yegua. Luego justifican todo lo basofia que es, además de singularmente ignorante.

    ResponderEliminar
  3. Con ser extremadamente egoísta alcanza para ser votante de Macri.

    ResponderEliminar
  4. Si bien es acertado expresar que algunas características se destacan en "el votante" promedio de Macri........Creo que ,también, hay de todo en todas partes.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario