POPULISMO Y RESPONSABILIDAD por
Jorge Moruno Danzi para Diario Público de España
La etiqueta de populista se le
coloca a todo aquel que ponga en cuestión el dogma económico neoliberal que
aplican las élites europeas y
nacionales, pero no todo al que se le llama populista cuestiona este dogma.
Todo el mundo usa la palabra populismo de manera peyorativa aunque nadie sepa
lo que se quiere decir con ello, basta simplemente, con marcar a los portadores
de un discurso que rompe con los esquemas tradicionalmente asentados como
populistas. Es en la ubicuidad del término y la posibilidad de usarlo para casi
cualquier cosa donde radica su fortaleza como oprobio. Populistas pueden ser de
muchas formas y pueden tener distintos contenidos, antagónicos entre sí
incluso, de ahí que, también la izquierda pensada desde el marco nacido de la
modernidad pueda utilizar las mismas palabras que los liberales para describir
lo que se sale del marco conocido. Lo cierto es, que populista es el modo de
llamar a lo que no puede progresar o a lo que no se entiende que pueda
progresar. Mientras que los primeros son los que ejecutan las medidas
profundamente antipopulares, dolorosas pero necesarias dicen, los segundos son
incapaces de conectar más allá de sus categorías, con el sentido común
potencialmente rupturista que hierve en el seno de la sociedad. Lo que se
desprende de toda esta cosmovisión antipopular por parte de las élites, es la
misma historia que se repite a lo largo del tiempo, solo que, construida bajo
distintos nombres y diferentes terrenos de batalla. Es el miedo a impulsar las
pasiones del pueblo, del demos, considerado siempre menor de
edad e incapaz de pensarse a sí mismo, que precisa de la necesaria guía de los
pocos (oligoi), los oligarcas, para no
desviarse del camino correcto. Es decir, los muchos irresponsables deben
obedecer al poder responsable que ejercen los pocos, lo que explica el profundo
miedo que le tienen a la democracia.
La genealogía de los términos
utilizados o su alcance histórico, son independientes del significado político
que tienen en un contexto dado; cuando Auguste Blanqui se declaró proletario en
un juicio de 1832, el término utilizado no dejaba de ser oportuno por el hecho
de que la palabra proletarii contase con siglos de historia.
Lo mismo sucede con la síntesis política que hoy expresa la palabra casta, la
cual cuenta con miles de años, pero sentencia como pocas la realidad actual del
latrocinio: la ruptura del marco representativo donde los representantes se
emancipan de su obediencia a la voluntad popular y acaban trabajando de manera
obscena como funcionarios de los poderosos desde las administraciones públicas,
regalando a unos pocos toda la riqueza producida colectivamente. Casta es
alguien que cobra en un mes lo que tú ganas en un año y te dice que has vivido
por encima de tus posibilidades. Casta es el nombre que hoy tienen los
patricios y llamar populistas a los plebeyos es la manera que los patricios
utilizan para impedir que hagan política.
El problema que tienen los
nuevos patricios es que se lo están dejando muy fácil a los plebeyos. Con su
discurso de la responsabilidad que destroza las bases de la democracia es
complicado que se apoyen en la idea del gobierno de los pocos (oligoi) que también
dicen ser los mejores (aristoi).
Es al revés, lo que tenemos es la peor de las combinaciones posibles, un
gobierno de pocos que trabaja para todavía menos y que está compuesto por los
peores desde el punto de vista del interés colectivo. Nuestro ministro de
Economía, Luis de Guindos, era miembro del Consejo Asesor en Europa y director
en España y Portugal, del banco quebrado Lehman Brothers. El nuevo secretario
de Economía Iñigo Fernández De Mesa, también ex directivo en Lehman Brothers,
sustituye en el cargo a Fernando Jiménez Latorre, que abandona su puesto para convertirse
en director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente
del Banco Centrar Europeo (BCE), Mario Draghi, era vicepresidente ejecutivo por
Europa del grupo bancario Goldman Sachs. Ahora el presidente François Hollande
nombra en Francia a un ex directivo de la banca Rothschild como nuevo ministro
de Economía, tras la dimisión del anterior ministro por negarse a aplicar el
Pacto de Responsabilidad: los programas económicos de los recortes y la
austeridad. Esta es la política que llaman “responsable”, la política que
condena al empobrecimiento de los pueblos y practica la economía del saqueo
secuestrando la democracia. Esta es la Europa al servicio de las finanzas y sus
mayordomos contra la Europa de la gente y la democracia. Quizás esto último
algunos lo calificarían de discurso populista, yo no lo creo,
podemos discutirlo, pero, ¿Les parece algo propio de una política que se
llama así misma responsable, o más bien una mofa a la ciudadanía?
Jorge Moruno Danzi Sociólogo
y escritor. He combinado la investigación en las transformaciones del trabajo
con la práctica laboral, donde entre otras cosas, he sido teleoperador,
informador turístico, reponedor, administrativo, o parado. He colaborado en los
libros “Los indignados del 15 de Mayo”, “Les raons dels indignats” y “Cuando
las películas votan”. Trabajo actualmente en un libro de próxima publicación en
la editorial Akal “La fábrica del emprendedor. Servidumbre y subversión en la
empresa-mundo”. Participo desde su lanzamiento en la iniciativa política
Podemos, mientras aspiro y espero a que el miedo y la ilusión cambien de bando.
(larevueltadelasneuronas.com)
La destrucción del empleo en
España por Juan Torres López
Fuente: Blog: La Tramoya –
Diario Público
Después de publicar mi anterior
artículo (Propuestas que
podría tomar Podemos y que aterrorizan a la casta) algunos economistas me han
criticado afirmando que con esas medidas no se crea empleo, que es el primer y
más importante problema que tiene nuestra economía. Llevan razón, pero creo que
solo en parte. Es verdad que son propuestas simplemente dirigidas a que la
ciudadanía esté bien informada sobre las causas de nuestros males económicos.
Pero esto no es solo algo necesario en sí mismo, sino que también influye en
nuestra capacidad de crear empleo, como mostraré enseguida.
En otros lugares, como otros
muchos economistas, y especialmente en trabajos publicados junto a Vicenç
Navarro, he tratado de explicar las causas que han producido una destrucción de
empleo tan grande como la ocurrida recientemente en España, y a partir de ahí
he propuesto medidas para poder volver a crearlo de calidad (por ejemplo, en Hay alternativas.
Propuestas para crear empleo y bienestar social en España). Trataré de sintetizar a
continuación las ideas principales al respecto.
A mi juicio, la primera exigencia
para poder crear empleo en España es conocer bien qué factores lo han destruido
y creo que éstos están bastante claros:
1. El estallido de una burbuja
inmobiliaria que disparó el desempleo en el sector de la construcción y en las
actividades vinculadas a él.
2. La debilidad estructural de
una economía como la española en donde la actividad agraria e industrial y las
fuentes de generación de mayor valor añadido han ido perdiendo peso o
vinculación con nuestros intereses en los últimos decenios, lo que ha hecho
que, al estallar la crisis de la construcción, no se dispusiese de “colchón”
suficiente en otros sectores para generar nuevo ingreso y absorber el empleo
que allí se iba perdiendo.
3. La crisis financiera
derivada, al mismo tiempo, de la internacional y de la originada en el sector
bancario nacional como consecuencia del gran negocio que hizo la banca española
endeudándose para financiar la burbuja inmobiliaria (y haciendo luego que esa
deuda la asumiera el conjunto de los españoles).
4. El extraordinario y
vertiginoso incremento de la deuda pública desde que estallaron esos problemas,
lo que ha hecho que el sector público disminuyera su capacidad de generar
empleo y de ayudar a que lo genere el sector privado (el Estado español ya
gasta más en intereses que en personal).
5. El gran incremento de la
desigualdad producido en los últimos años que ha generado una gran
concentración del ingreso en los sectores de renta con menor propensión a
consumir, debilitando así el mercado interno de bienes y servicios.
6. Las políticas de austeridad
europeas que han disminuido el ingreso y el empuje de la economía justo cuando
ésta ya se estaba hundiendo, produciendo lo que los economistas llamamos un
efecto “procíclico” que ha impedido (en beneficio de la banca y de las grandes
empresas) que se saliera antes y mejor de la crisis y de la destrucción de
empleo.
Todo ello ha dado lugar a tres
grandes y coincidentes problemas que han hundido nuestra economía:
a) Una crisis de demanda como
consecuencia de la caída del consumo (por la pérdida de renta, sobre todo en
las clases de menor ingreso), de la inversión (por las menores expectativas de
beneficio de las empresas que viven de ese consumo), y del gasto productivo del
Estado. Como no puede ser de otra manera, al caer la demanda de bienes y
servicios (y apenas recuperarse un poco las exportaciones), las empresas han
perdido ventas y beneficios y han cerrado o han tenido que despedir a millones
de trabajadores.
b) Una crisis de financiación,
pues la banca española, prácticamente en quiebra generalizada, ha dejado de
financiar a las empresas y familias, lo que ha agravado los efectos del punto
anterior.
c) Una crisis de deuda soberana
que, aunque no ha llegado al límite, dificulta la llegada de inversión
productiva hacia España y se convierte, por el contrario, en fuente de salida
de capital y en incentivo para la especulación, lo que empeora todos los
problemas que vengo señalando.
A lo anterior habría que añadir
que el Gobierno del Partido Popular y antes el de Zapatero no han hecho frente
a este tipo de males. Se han dedicado a satisfacer los intereses de la banca y
las grandes empresas (que son las que viven en menor medida del consumo y del
mercado interior) aplicando medidas de reforma laboral que simplemente facilitan
el abaratamiento del trabajo y que el empleo fijo o a tiempo completo se
sustituya por otro temporal y a tiempo parcial, dando así la imagen falsa de
que se crea empleo cuando en realidad sigue disminuyendo, porque baja el total
de horas trabajadas y los ingresos salariales.
A la vista de todo ello, creo
que se pueden deducir algunas ideas básicas a tener en cuenta si se quiere
crear empleo en España:
1. Hay que recuperar los
ingresos porque el empleo depende, sobre todo, de que haya suficiente demanda
en el mercado de bienes y servicios. Y para ello es imprescindible poner freno
al incremento de la desigualdad y a la concentración de la renta: hay que subir
los salarios más bajos, aumentar su peso en la renta total y forzar un gran
pacto de rentas que lleve ingreso adicional a la demanda que sobre todo va a la
pequeña y mediana empresa. Se pueden tomar además otras medidas para aumentar
la renta disponible de las familias (que con las políticas de Rajoy no deja de
bajar) como moratorias o reducciones temporales en el pago de hipotecas de las
familias con menor ingreso. Y se pueden reducir los gastos de las familias
vinculados a servicios de empresas cuasi monopolistas como las de la luz, el
agua y otros servicios esenciales, ahora excesivamente altos por su dominio
político de los mercados y las instituciones.
Querer recuperar el empleo
bajando aún más los salarios con el pretexto de que la economía española sea
más competitiva es una quimera, por no decir que un gran engaño. Es mucho más
realista, efectivo y socialmente beneficioso recuperar la actividad de las
empresas y el empleo consiguiente sacando adelante el mercado interior. Aunque
ello no quita que al mismo tiempo haya que realizar reformas que faciliten la
búsqueda de empleo y la contratación, que eliminen incentivos perversos y que
hagan más efectivas las políticas activas de empleo en los mercados de trabajo
sin empeorar la calidad del empleo y el bienestar social.
2. Hay que disponer
inmediatamente de una banca que financie a las empresas que pueden generar
empleo. Banca que debe ser pública, pero dirigida con la mayor solvencia
técnica y controlada férreamente para que no se reproduzcan los males que ha
provocado la actual clase política en las cajas de ahorros.
3. Hay que llevar a cabo un
programa de ahorro, mejora y racionalización de todas las administraciones
públicas para acabar con todo tipo de despilfarro y realizar una reforma fiscal
basada en tres pilares fundamentales: el apoyo a la creación de riqueza
sostenible, la equidad y la lucha contra el fraude.
4. Sin perjuicio de que España
debería afrontar a medio plazo cuál debe ser su papel en Europa y en qué medida
está dispuesta a aceptar las imposiciones de potencias extranjeras o de una
moneda europea diseñada erróneamente o solo para beneficiar a las grandes
corporaciones y bancos, se puede empezar a utilizar una moneda complementaria
que aumentaría casi de modo inmediato el poder de compra de los sectores con
más propensión al consumo y que serviría de motor inmediato para la
recuperación de la mediana y pequeña empresa.
5. Puesto que es materialmente
imposible (y además indeseable) que la economía española vuelva a crear empleo
basándose en la construcción, en el endeudamiento generalizado, en la
especulación o en el “tirón” (como ingenuamente quería el Gobierno) de un
minúsculo sector de empresas exportadoras, es imprescindible orientar la
inversión empresarial hacia nuevas actividades, aprovechando en la mayor medida
posible el capital generado hasta la fecha: remodelación urbana y residencial,
energías alternativas, producción local y de proximidad, etc. Y muy
particularmente debe ser prioritario en este aspecto acabar con el trabajo
negro, dignificar todo tipo de empleo y promover con la mayor intensidad
posible el empleo femenino, para lo que hoy día es fundamental el desarrollo de
un potente sector de cuidados y acabar con todo tipo de prácticas laborales
discriminatorias.
Naturalmente, ni estas ideas
son todo lo que hay que poner en práctica para crear empleo ni la concreción
adicional a la que hay que llegar es todo lo que se necesita.
Como dijo en su día alguien
nada sospechoso de izquierdismo, el profesor Fuentes Quintana, cuando fue
nombrado ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno: “Las soluciones de
los problemas económicos nunca son económicas, sino políticas. No hay oscuras
fórmulas técnicas que permitan resolver las dificultades en un clima de
gabinete. Los problemas económicos de un país solo pueden superarse mediante el
esfuerzo y la colaboración de todos (…). Sé, desde luego, que solo puede
esperar esa colaboración un Gobierno en quien ustedes confíen como veraz y que
les merezca credibilidad”.
Es una ingenuidad, por tanto,
creer que un grupo de tecnócratas o gobiernos como los que está teniendo España
en los últimos años pueden proporcionar soluciones definitivas para crear
empleo, o que esto se puede conseguir mientras los ciudadanos se dejen
engatusar por lo que dicen quienes están a sueldo de una exigua minoría social.
En España se han destruido millones de puestos de trabajo porque la “solución”
política de los últimos años fue la impuesta al conjunto de la sociedad por un
grupo muy reducido de españoles-banqueros, promotores y grandes empresarios
ayudados por políticos venales y corruptos. Y, por eso, lo que ahora es
prioritario para crear empleo es invertir el orden de preferencias para hacer
que la prioridad sea repartir los recursos de modo más igualitario y permitir
así que la mayor parte de ellos se conviertan en fuentes de ingresos para
todos, y no en gigantescos patrimonios parásitos o dedicados a especular
destruyendo empresas, riqueza y empleos, como hasta ahora.
Por eso es tan importante que
la inmensa mayoría de los españoles se informe sobre todos estos temas y sobre
las causas de nuestros males. No se trata de mirar atrás para cultivar la
curiosidad o la revancha, ni mucho menos, sino justamente de lo contrario: el
reto es generar respuestas entre todos que impidan que en el futuro unos pocos
vuelvan a imponer sus intereses sobre el conjunto de la sociedad con las
consecuencias que ahora estamos sufriendo.
Juan Torres López es Catedrático
de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Autor de numerosos libros y
trabajos científicos entre los que destacan últimamente Los amos del mundo. Las
armas del terrorismo financiero y Lo que debes saber para que no te roben la
pensión, escrito junto a Vicenç Navarro, y la última edición de Economía
Política, un conocido manual de introducción a la economía. Su web es Ganas
de Escribir.
Creo que los españoles deben evitar mirar a la Argentina, para no defraudarse en demasía, sobre todo cuando en Argentina la creación de empleo privado se ha estancado desde hace años y se empieza a ver un aumento del desempleo ( 7% según el Indec, pero si nos ponemos serios el mismo debe estar duplicándose, no nos engañemos), el trabajo en negro ronda tranquilo y cansino el 35%, el mínimo "vital y móvil" es de $3600, la mitad de la población cobra menos de $4500 ( U$S 330) inflación por encima del 30% que se come el salario de los trabajadores, destrucción de la posibilidad del ahorro, inaccesibilidad al crédito, precarización laboral. Lo que usted ve como políticas de "desarrollo e inclusión social", como la AUH, el PROGRESAR y las cooperativas de trabajo no son más que parches que cada vez cubren menos la ineficacia del modelo económico kirchnerista para impulsar la creación de empleo privado, el acceso popular al crédito, mejor acceso a la salud, etc. Dudo mucho de que Argentina sea ejemplo bueno de empleo a nivel regional.
ResponderEliminarhttp://fortunaweb.com.ar/2014-07-02-141427-argentina-un-pais-con-buena-gente-pero-salarios-muy-bajos/
Miquele: No se que cifras tirás. Cepal te contradice. Vendés fruta pibe.
ResponderEliminarLa Cepal toma los datos del Indec, y ya sabemos la fama ( muy bien ganada) que tiene ese organismo. No nos hagamos los sotas y dejemos de ser, por un ratito, cabezas de termo
ResponderEliminarEntonces como no tenemos datos del indec tiramos cualquiera que sirva a mis objetivos. Muy Clarín lo tuyo, muy Clarín.
EliminarEs curioso. Durante el neoliberalismo el mediopelo no se detenía en los números del Indec de la pobreza, de la desnutrición infantil o la mortalidad. Cosas que hoy le importa tan sólo como argumento político y no como dolor social. En aquellos tiempos el climax de conformidad se lograba con el item inflación. Si el tipo encontraba el azucar al mismo precio alcanzaba y sobraba, el resto le chupaba un huevo. La Cepal tiene sus propios estandares informativos por fuera de los organimos oficiales más allá de tomar variables de los entes nacionales. Tiene la virtud de cruzar información. Por ejemplo estudia los movimientos migratorios globales de la región, eso le permite concluir cuáles son los paises atractivos y cuáles los expulsivos. Por ejemplo ha caido notoriamente la emigración en Bolivia y ha crecido mucho en Perú. En Paraguay se mantiene constante, en Argetnina es nula y sigue siendo el país que más inmigración regional recibe. Las conclusiones son obvias, amen que sea un fascista.
ResponderEliminarY dale a la manijita psicopática de los 90! No tienen mejores argumentos que estar aludiendo a esa década cada vez que los argumentos no les alcanzan. No existe comparación alguna, porque ambas épocas, esta y la ya aludida, son nefastas. Una por corrupta y denigrante, y la otra por denigrante y corrupta. Y sobre los inmigrantes, habría que hacer un paredón en la frontera para que no entre ningún morocho más y castrar a los que están acá! O meterlos en un camión y sacarlos del país, como hizo durante un buen tiempo Alfonsín, o lo que sea más barato, carajo!
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