SERGIO MASSA, el “Gentismo” y los temas que por grandes le quedan incómodos



La política contra el juego del miedo

por Fabián Rodríguez para Telam

En un país donde buena parte de su clase dirigente y por ende, también su población, tiene cierta propensión a criticar "la falta de políticas de Estado", el contexto particular de ataque judicial de los fondos buitre, contribuyó  a que el Poder Ejecutivo lograra la adhesión de una insospechada cantidad de sectores, foros, bloques regionales y países, justamente por sostener lo que hasta hace poco más de una década parecía imposible: una política de Estado frente al problema de la deuda pública. A esa política de Estado impulsada por los gobiernos kirchneristas se la llamó  "desendeudamiento", y sirvió para convertir a la Argentina en el país que más redujo su deuda externa en los últimos años: mientras que en 2003 la deuda medida en términos de PBI era de 139%, en 2013 dicha correlación se redujo al 45,6%. Una de las escalas para medir el éxito de esta política de Estado es observar el peso que la deuda externa tiene sobre el PBI de otros países: allí nos encontramos con que en Brasil es del 56,8%, en India del 67,72 y en Sudáfrica de 46,1%, por nombrar a tres integrantes de los tan mentados BRICS. Si la idea es compararse con países de la región, México tiene una deuda que representa el 38,5% del PBI; en Colombia un 31,8 y en Uruguay un  59,4%. Teniendo en cuenta de dónde venimos, como diría el Indio Solari, aquí no se está tan mal. El cuadro que sigue muestra el tamaño de la deuda externa de cada uno de los países en términos absolutos y al mismo tiempo el color en relación a su peso respecto del PBI. "El tema", a Massa, le queda incómodo y grande. Para empezar, llama "holdouts" a lo que en Argentina ya todos conocemos como Fondos Buitre. Además, no ha mostrado una sola  iniciativa al respecto. De hecho, cuando se le ocurrió la brillante idea de proponer "la constitución de una comisión bicameral que trabaje de manera articulada con el Ministerio de Economía en el tema deuda”, el senador Aníbal Fernández le recordó que esa comisión ya existe y fue creada el 20 de julio de 2006. A partir de ese momento, el líder del Frente Renovador prefirió llamarse a silencio con respecto al tema y mandar a opinar del asunto a su economista de cabecera, Martín Redrado que, para no ser menos que su jefe político, participó del insólito programa en que Jorge Lanata construyó la capciosa idea de que en los últimos 10 años la deuda externa argentina creció.  El jueves, Massa intentó sin demasiada suerte volver a poner en agenda el problema de la inseguridad para recuperar algo de espacio en la agenda mediática: “Se habla mucho de holdouts y de Club de París, pero lo cierto es que siguen matando gente todos los días y que sigue habiendo inseguridad”, escribió en su cuenta de Twitter.
¿Qué herramientas tiene el ahora diputado nacional para trabajar el tema de la seguridad? La principal: la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Órganos y Actividades de Seguridad Interior. Massa renunció a esta comisión en abril para irse a un acto político en Chaco. Sus voceros informales deslizaron que volvería. Eso nunca ocurrió. En su saga de tuits, entre los que incluyó el recién mencionado, se refirió a la policía comunal. Lo cierto es que el Frente Renovador fue el espacio que frenó la sanción de la ley de policías comunales en la provincia de Buenos Aires. Están en desacuerdo en los puntos que tienen que ver con los controles a las propias policías y con temas de financiamiento. Sobre la estrategia del miedo y los buitres, esto es lo que dijo Massa en un acto con chicos de 4° grado, respecto a la actual situación por la que atraviesa el país, sostuvo: “Es un momento particular, en el que para la Argentina se viven días de incertidumbre y miedo (sic) y lo más importante es que bajo el refugio de nuestra bandera, para todos los temas que nos preocupan, pensemos soluciones inteligentes, profesionales y responsables de gestión que nos permitan darle tranquilidad a la gente y avizorarles un futuro mejor a los chicos, para que sientan que pueden vivir en un país mejor”. El miedo no es un buen consejero de campaña electoral, dice la experiencia de estos 30 años de democracia. Todos aquellos aspirantes a cargos electivos ejecutivos que intentaron convencer a la población a través de estrategias temerarias, debieron felicitar a su principal oponente antes de que terminara la noche del escrutinio provisorio. Y como no es cierto que a través del miedo se consigan buenos resultados, es mejor apostar al desarrollo de las políticas de Estado que se consolidan con trabajo en los ámbitos que brindan las instituciones, y se dicen en una lengua que no es el dialecto engañoso y vacío de los gurúes del mercado y la tendencia  sino la cifra robusta de un idioma que en Argentina tiene una gran tradición,  y que estos años han honrado largamente. El "gentismo", las apelaciones acerca de lo bueno que es el bien y lo malo que es el mal, en fin, la recurrencia constante a lo más transitado del lugar común, pueden servir para jugar un rato a ser dirigente en el patinoso set de un canal de televisión, pero la intervención en el debate público requiere de otras mediaciones discursivas donde no hay desfile de modelos en el Museo de Tigre, ni cara de buen padre de familia y mejor vecino, ni periodistas tira centros, ni community manager que valga.

Comentarios

  1. "Gran política (alta política), pequeña política (política del día, política parlamentaria, de corredores, de intriga). La gran política comprende las cuestiones vinculadas con la función de nuevos Estados, con la lucha por la destrucción, la defensa, la conservación de determinadas estructuras orgánicas económico-sociales. La pequeña política comprene las cuestiones parciales y cotidianas que se plantean en el interior de una estructura ya establecida, debido a las luchas de preeminencia entrevlas diversas fracciones de una misma clase política. (...) Es propio de aficionados, en cambio, plantear la cuestión de una manera tal que cada elemento de pequeña política deba necesariamente convertirse en problema de gran política, de reorganización radical del Estado."

    Antonio Gramsci. El moderno príncipe.



    Saludos. Envar.

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