QUE SE MUERAN LOS POBRES II…. A los argentinos nos seducen las reformas sociales, votamos por ellas, hasta que nos damos cuenta de los costos…
… con relación al artículo de Jorge
Halperín…
El
recurso de apelación a la amenaza de la Nación, a nuestra forma de vida o a
nuestros supuestos valores históricos fue
utilizado en numerosas ocasiones. Por ejemplo durante la invasión a Malvinas
por parte de la junta militar se apuntaba a unir a los argentinos contra un
enemigo común y dejar de lado los derechos humanos (organizaciones internas y
externas), los reclamos sociales (marcha del 30 de Marzo de 1982) y la necesidad
de democracia (multipartidaria). Del otro lado del atlántico, Margaret Thatcher
utilizó el mismo argumento y ganó las elecciones.
En
el caso de Bush la campaña empieza antes que la campaña, empezando con el “Lewinsky
affaire”: So pretexto del evento la massmedia, el poder financiero, las
petroleras y las fábricas de armamentos apoyan de manera fuerte a los republicanos,
como consecuencia un problema doméstico de amoríos e infidelidades que deben haber
tenido y “cubiertos” el 90 % de los presidentes Americanos se transforma en el
eje central de la confianza a un presidente y a un partido político. Gastan
cientos de millones de dólares en el impeachment (juicio político) obligando a
aceptar en público a un presidente que lisa y llanamente había mentido al haber
negado una cuestión meramente personal. Unos años más tarde Bush invadió Irak mintiéndoles
acerca de la amenaza y el poderío en armas de destrucción masiva del dictador, costándole
al país billones de dólares y miles de vidas y su mentira no trajo consecuencias
políticas. No se olviden que para ser reelegido también utilizó fraude
encerrando posibles votantes democráticos y arreglando los números en Florida.
En
Argentina el pueblo no se equivoca al votar. Nadie puede ignorar que Alfonsin,
luego del acto de Ferro trasmitido por televisión con altísimo número de televidentes,
le propuso a la sociedad una fuerte intención de implementar planes de ayuda social,
educación, vivienda y de tomar una definitiva acción judicial en contra de los
violadores de los derechos humanos, etc. Los argentinos nos empezamos a equivocar
cuando nos causa sorpresa y desagrado la llegada de las facturas de esas
decisiones, hablo de las cuentas y los costos políticos. Somos proclives a creer
que cuando se toman decisiones políticas drásticas y trascendentales los costos
son nulos o en el peor de los casos condonados generosamente por las
corporaciones afectadas.
Cuando
empiezan los juicios y el disgusto militar la massmedia corporativa reacciona
en coincidencia. Neustadt, Grondona y compañía. La duración de los juicios, los
niveles de responsabilidad, el país dividido, la teoría de los dos demonios
encuentran un nicho discursivo confortable a la par que la CGT comienza con su
recorrido de inconformidades, la inseguridad vuelve a ser tapa de los diarios y
la supuesta corrupción de Mazzorin con los pollos y de la Junta Coordinadora
con las cajas PAN cubrían las editoriales matutinas. Y esto fue creído. Vale
decir no tuvo veracidad, pero sí credibilidad.
Y
esto pudo ser posible porque si bien nos seduce y mucho la idea de las reparaciones
históricas y políticas nos disgusta por sobremanera tener que pagar los costos
e impuestos para mantener esas ideas o tener que hacerles frente a las
inconveniencias de la corporación judicial, o el aumento del crimen fabricado,
en buena parte, por manos represoras.
Por
eso Menem, observando esto y al igual que Bush, hace campaña antes de la campaña
consiguiendo en alianza con las corporaciones, durante el final del gobierno
del Dr. Alfonsín, la suspensión de créditos, los cortes de luz, y la hiperinflación.
Cuando
la gente votó a Menem tampoco se equivocó, ya que votó salariazo y revolución productiva.
No votó lo que nunca le dijeron: la venta de un país.
Aquí
Menem dividió entre los que pagaron la cuenta y los que se beneficiaron con el
modelo neoliberal. La supuesta “grieta” tiene su historia y viene de lejos. La
reelección la obtuvo poniendo al país bajo amenaza: Si no ganaba se terminaba
la paridad, así que millones de personas votaron por esto.
Con
los Kirchner ocurre la misma lógica; la gente quiere mejoras sociales, desea
ser políticamente solidaria, pero después
como con Alfonsín detesta y se opone a pagar la cuenta y menos aún aceptar los
riesgos…
Se nos modifica el piso de demandas y como dice Benedetti desaparece nuestro mejor egoísmo. La generosidad.. Muy bueno
ResponderEliminarEl síndrome que detallas cruza transversalmente a todo el marco ideológico. ¿Que estoy dispuesto a resignar de mis egoísmos materiales para que la sociedad en la cual vivo sea más justa? De derecha a izquierda te van a contestar lo mismo: NADA, para eso pago mis impuestos...
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