Agustín Tosco. “Como no pudieron matar su ejemplo, su ideario, su lucha y su legado, ahora tratan de cooptarlo y de vaciarlo de contenido, que es otra forma de combatirlo”.

por Mariano Saravia para Revista 23


Los periodistas del establishment recordarán el Cordobazo con frases hechas y vacías, y al sindicalista más respetado. Porque es políticamente correcto mencionarlo cada tanto.

Mayo es un mes especial. Se podría decir que es el mes de los trabajadores, porque empieza con el 1º de mayo, fecha emblemática en que se recuerda a los mártires de Chicago, y termina con el 29, día en que recordamos una de las mayores gestas obreras de Sudamérica y del mundo: el Cordobazo.
Este fin de semana seguramente habrá suplementos e informes especiales en los principales diarios y notas alusivas en los canales de televisión. Como siempre, los periodistas del establishment recordarán el Cordobazo con frases hechas y vacías, y al sindicalista más respetado y recordado de Córdoba y del país, Agustín Tosco, de quien no saben nada. Pero es políticamente correcto mencionarlo de vez en cuando.

Probablemente, en el mismo ejemplar del diario, o en el mismo noticiero de la tele, otra nota hable en contra de los planteos de Luz y Fuerza en torno a la bolsa de trabajo y al convenio colectivo de trabajo, que garantiza el trabajo para una familia que ha perdido a uno de sus integrantes que trabajaba en Epec. Así mostrarán una vez más su hipocresía.

Un editorial de esta semana de La Voz del Interior castigaba dura, injusta y falazmente a los trabajadores de Luz y Fuerza.

Me parece interesante analizarlo por partes, porque el editorial es el pensamiento y la línea editorial del medio.

Dice así: “Al revisar mensajes de las distintas autoridades que lideraron el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, se puede advertir una coincidencia generalizada: la negativa a modificar ni una coma del convenio colectivo de trabajo que refrendaron hace décadas con la parte patronal, es decir, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec)”. Por supuesto, bueno sería que las distintas autoridades propiciaran la entrega del convenio colectivo, una conquista que costó tanta represión, cárcel y muerte en los ’60 y principios de los ’70. Quizás el que escribió este editorial sí entregaría a sus compañeros periodistas, si pudiera.

Sigue: “Algunas de esas conquistas, cuya legitimidad puede estar fuera de discusión, asoman, sin embargo, desmesuradas a la par de los flacos beneficios laborales que tienen otros sectores del trabajo, en particular del ámbito privado”. Obviamente, como ocurre en su diario, donde no se puede ni siquiera hacer una asamblea, en el medio de las paritarias de prensa. Claro que hay un abismo de diferencia, pero no porque en Epec los trabajadores tengan conquistas desmesuradas, sino porque los sectores del trabajo del ámbito privado (como bien dice el editorialista) tienen flacos beneficios laborales. Pero eso no es responsabilidad de los dirigentes de Luz y Fuerza.

“El estatuto lucifuercista –dice– ha vuelto a ser noticia por estos días a raíz de la protesta que puso en marcha el sindicato para que Epec le reconozca el derecho a designar el 50 por ciento de los empleados que ingresan a la empresa. Es decir, una bolsa de trabajo manejada por la entidad gremial, que la faculta a proponer por partes iguales con la empresa a los futuros dependientes, muchos de ellos en reemplazo de parientes jubilados o fallecidos”. Son dos cosas diferentes, para conocimiento del editorialista. Debería empezar por casa en eso de demostrar idoneidad, porque la información precisa es fundamental en periodismo. A partir de ser precisos con los datos, podemos luego opinar con fundamento. Pero para su conocimiento, amigo editorialista, una cosa es la bolsa de trabajo, y otra cosa distinta es el derecho de que, ante la muerte de un trabajador, pueda entrar en su lugar su hijo, hija o cónyuge. Este derecho tiene como explicación una cuestión elemental de humanidad y está garantizado por el artículo cuarto del convenio colectivo de trabajo de la empresa.

Continúa el editorial de La Voz: “Más allá de esta suerte de cogobierno en materia de nombramientos, se abre un abanico de interrogantes. Uno de ellos, acerca de si esta herencia laboral está sujeta a los controles sobre preparación y capacidad técnica de los aspirantes a ocupar tareas específicas”. En general, los familiares de los trabajadores de Epec maman desde la casa el amor y el compromiso con la empresa y lo del cogobierno es una muy buena idea que podríamos tomar de la prensa hegemónica. En cualquier momento los dirigentes sindicales pueden apretar el acelerador y buscar un verdadero cogobierno, con toma de decisiones y reparto de utilidades. Muy probablemente, un real cogobierno sería mucho más eficiente y sensato que las administraciones de la Epec de las últimas décadas.

Según La Voz, “una situación controvertida que vuelve a salir a la luz en medio del rechazo de la sociedad a los acomodos que se verifican en el acceso a la administración estatal, tanto nacional, como provincial, municipal y de la Justicia”. Una vez más, como siempre, cierto periodismo arrogándose la potestad de hablar en nombre de la sociedad, o sea, de toda la sociedad. Complejo de superioridad, que le dicen. Lamento informarle, señor, que no es así, y que cada vez menos cordobeses piensan como ustedes.

“En la mayoría de los casos, son ingresos que transgreden los concursos de idoneidad y antecedentes, con lo cual se margina a miles de ciudadanos independientes que merecen ser tenidos en cuenta en un nivel de igualdad de oportunidades laborales… Es preocupante que se extiendan en el tiempo los vicios de la política del amiguismo o el denominado nepotismo, que alude a la inclinación de los funcionarios públicos por dar empleo a familiares y allegados, sin ponderar la capacidad de estos para ocupar cargos bien pagos y que en la función estatal suelen garantizar un reaseguro laboral de por vida”. Quizá no lo sepan y se los digo, este convenio fue negociado después de muchísima lucha por el mismísimo Agustín Tosco en 1975. En todo caso, dejen de lado su hipocresía y sincérense, anímense a decir que están en contra del Gringo Tosco y que no creen en las conquistas de los trabajadores.

“En ese contexto, parece extemporánea la protesta del Sindicato de Luz y Fuerza para que se respete aquel añejo acuerdo que fija que el 50 por ciento de los empleados de Epec deben ser designados por el gremio y otro tanto por el gobierno provincial”. Hay que recordarle al apolillado periodista que esta conquista de los trabajadores establecía que el 100 por ciento de los que entraban lo hacían a través del gremio. Esta conquista fue congelada (como tantas) durante la dictadura cívico militar, y con la vuelta de la democracia en 1983, un acuerdo con el ex gobernador Eduardo César Angeloz la restableció, pero sólo por la mitad.

“Los gobernantes y los sindicalistas tendrían que coincidir en prestarle atención al malhumor de una sociedad que se manifiesta saturada por servicios públicos de baja calidad y objeto de una voracidad impositiva sin límites”. Si la empresa es poco eficiente, si está endeudada y si los impuestos son altos, eso es responsabilidad de los gobernantes, no de los sindicalistas.

Y el final es imperdible: “En definitiva, aquejada por la sobredimensión de un Estado elefantiásico que cada vez ofrece menos soluciones”. Una frase que atrasa por lo menos 15 o 20 años, típico pensamiento neoliberal. Lo cual constituye un sinceramiento de la ideología del diario.

Pero volviendo al eje de esta nota, este pensamiento está en la antítesis de Tosco y del Cordobazo. En definitiva, se quedan con la Córdoba de las campanas, pero desechan la Córdoba rebelde.

Y no sólo cierto periodismo está en contra de Tosco y del Cordobazo. Esta semana, la legisladora radical Olga Rista presentó una iniciativa para pedir que se modifique el convenio en relación a los ingresos de personal.

La ex periodista de Cadena 3 propone que los postulantes a la planta de la empresa estatal deberán ser evaluados a través del sistema de antecedentes y oposición, “para garantizar los principios de igualdad de oportunidades, de mérito y capacidad”.

En los fundamentos del proyecto, Rista dice que si bien los convenios colectivos de trabajo son una conquista gremial para los trabajadores, “este desigual proceso de incorporaciones cuenta con la autorización del Poder Ejecutivo, atentando contra el derecho al trabajo del resto de los cordobeses, ya que avala la manipulación en vez de un ingreso abierto a través de concurso público”.

Y concluyó la legisladora que “más grave es aún porque se trata de una empresa subsidiada por el Estado que continuamente debe subir sus tarifas para cerrar sus cuentas”.

Desde el sindicato, habló con Veintitrés Alfredo Seidell, un histórico luchador social y sindical que hoy coordina la Subsecretaría de Derechos Humanos de Luz y Fuerza. Ante el plan de lucha que se aproxima, Seidell reflexionó: “Esta embestida contra los derechos de los trabajadores en general y los lucifuercistas en particular en cuanto al derecho a trabajar en la Epec que tienen nuestros hijos, no es nada nuevo, es más, durante el período privatizador neoliberal, en el que De la Sota fue un impulsor del menemismo tardío en Córdoba, no sólo vulneró el legítimo derecho de ingreso a la Epec a nuestros hijos a través de la bolsa de trabajo del sindicato, contemplada en el artículo 4º del convenio colectivo de trabajo, el cual a su vez está aprobado y reglamentado bajo el decreto Nº 2847 del 24/7/75, defendido e impulsado, entre otros, por Agustín Tosco, sino que fue mucho más allá, dejando de lado el inciso F del mencionado artículo en sus apartados 1 y 2, que establece el ingreso directo a la Epec del o la cónyuge o hijo o hija de trabajador fallecido en actividad; entonces, no es sorprendente que hoy salgan a difamar, mentir y distorsionar con el objetivo de confundir a la opinión pública, intentando mostrar como un privilegio lo que es un derecho legítimo de los trabajadores”.

En definitiva, sería bueno que empezáramos a sincerar posiciones, y que todos estos que ahora atacan el convenio de Luz y Fuerza reconozcan que con ello están atacando a Agustín Tosco y desconociendo las luchas de fines de los ’60 y principios de los ’70 en Córdoba. 

Pero seguramente eso no sucederá, ya que esta semana volveremos a ver en los diarios, radios y canales, las notas hipócritas de alabanzas fatuas a Tosco y al Cordobazo. Una vieja táctica que plantea que cuando no pueden destruir a su enemigo, lo intentan cooptar. De hecho, el mismo poder que ellos ahora representan, en los ’70 persiguió al Gringo Tosco, lo encarceló en Trelew y, finalmente lo asesinó indirectamente en 1975. Pero como no pudieron matar su ejemplo, su ideario, su lucha y su legado, ahora tratan de cooptarlo y de vaciarlo de contenido, que es otra forma de combatirlo.

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