LOS PLANES SOCIALES DE LA "DERECHA" QUE NOS GOBIERNA: AUH y PROGRESAR.. datos duros... y otros datos adicionales sobre pobreza




Los números del PROGRESAR y la AUH a prueba de prejuicios


por Pablo Galand para Revista 23

 


"Usan la plata para estar de gira”; “A veces es mucho más fácil estar en la esquina, empezar con una birra y después, quizá, robar un teléfono”; “En este país hace falta orden, algo que no ocurre en todos los hogares”. Las afirmaciones del intendente de Malvinas Argentinas y precandidato a gobernador bonaerense del Frente Renovador, Jesús Cariglino, representan la expresión más brutal de un pensamiento que estigmatiza a los jóvenes de bajos recursos y que acude a la mano dura como remedio para ocultar la exclusión y la inequidad. Las declaraciones del dirigente massista apuntan directamente a los programas sociales implementados durante el kirchnerismo, y en particular al Progresar, destinado a la inclusión social de los jóvenes comprendidos entre los 18 y 24 años. Inevitablemente sus dichos se asocian con los expresados cuatro años atrás por el senador radical Ernesto Sanz, cuando afirmó que la Asignación Universal por Hijo “se está yendo por la canaleta del juego y la droga”.


Además de estigmatizar y subestimar las capacidades de un sector de la sociedad, afirmaciones de este tipo carecen de todo viso de realidad, tal cual lo demuestran los datos duros. La ANSeS –organismo que se encarga de administrar y financiar la AUH y el Progresar– cuenta con un alto grado de informatización, lo que le permite hacer un seguimiento de los usos y consumos de los destinatarios de estos programas. Así, en el caso de la AUH, se evidenció que los recursos son destinados prioritariamente a compra de alimentos (mejora de calidad de productos, nuevos productos, un gusto a los chicos), útiles escolares, zapatillas, urgencias médicas y cuidado de la salud.


“Tienen hijos para cobrar la Asignación”, es otro de los latiguillos estigmatizantes de aquellos que se oponen a estos programas sociales. Sin embargo, el Observatorio de la Seguridad Social de la ANSeS indica que llega a dos el promedio de hijos por hogar que reciben la AUH. También afirma que el 94,4 por ciento de las titulares son mujeres y que a la vez son las que administran los recursos. A través de focus group realizados con destinatarios, el organismo observó que al ser el pago con periodicidad mensual y en misma fecha las familias han podido acceder a compra en cuotas de electrodomésticos, por ejemplo de heladeras, que es algo esencial en un hogar.


“Declaraciones como las de Cariglino son preocupantes porque en lugar de apuntalar a los jóvenes y darles perspectivas de futuro, lo que hace es volver a levantar un prejuicio que está instalado en la memoria social”, afirma Roxana Mazzola, especialista en políticas sociales y derechos de infancia y adolescencia y autora del libro Nuevo Paradigma. La Asignación Universal por hijo en la Argentina. “Hace una correlación directa con reinstalar esta idea de pánico social que se tiene para con los grupos juveniles y ya desde el discurso se comienza a ejercer exclusión”, completa.


Mazzola está convencida de que programas como el Progresar van en el sentido opuesto a lo que propone Cariglino. “Actúa en otro marco de paradigma que tiene que ver con apuntalar a los jóvenes y darles alternativas de futuro”, asegura. “No podemos homogeneizar y decir que todos los pibes son chorros. Estamos hablando de chicos entre 18 y 24 años que vienen de un pasado de exclusión, que a sus familias les han vulnerado mil y un derechos desde la dictadura en adelante y que en los noventa se les hizo trizas la condición de sus hogares”, añade.


En los dos meses que lleva de aplicación el Progresar, se han inscripto 861.280 jóvenes en todo el país. El promedio es de 8.276 por día. Las provincias con mayor cantidad de inscriptos son: Buenos Aires (200.220), Salta (42.119), Santa Fe (39.672), Córdoba (39.615) y Tucumán (36.972). Del total de inscriptos, 278.335 jóvenes ya están accediendo al pago del programa. El 26% de las solicitudes son para realizar estudios universitarios, 24% terciarios y oficios y 45% para terminar la secundaria. Sólo el 5% del total lo solicita para terminar estudios primarios. El 59% son mujeres y el 41% varones. El 81% de la totalidad de liquidaciones pertenecen a estudiantes que tienen entre 19 y 22 años.


Al tratarse de universos diferentes, Mazzola sostiene que los alcances y objetivos de ambos programas son bien diferentes. “El Progresar no va a tener la masividad que tuvo la AUH, donde los destinatarios llegan casi a los tres millones”, sostiene. “Actualmente lo están cobrando 300.000 jóvenes, 900.000 son los que están inscriptos y el objetivo es llegar a un millón y medio. Es un programa que requiere de un mano a mano con los chicos y eso le quita masividad”, señala. A su vez, rescata el valor simbólico del Progresar. “El ingreso da un estímulo que no tiene tanto que ver con el monto sino con un Estado que dice que el esfuerzo que está haciendo el joven tiene valor. Las condicionalidades que se establecen para recibirlo lo que hacen es ir garantizando la cuestión de que hay una obligación de parte de los jóvenes de ir mejorando su futuro y situación actual”, completa.

Que programas como el Progresar y la AUH estén destinados a personas desde su nacimiento hasta los 24 años está en relación directa con que en esta franja etaria se depositan los índices más altos de inequidad y desigualdad. Como señala Mazzola en su libro, para el año 2008, previo a la aplicación de la AUH, la mayoría (57,8%) de las niñas y los niños hasta 17 años se concentraban entre el 40% de los sectores más pobres (1º y 2º quintil de ingresos) que se apropiaba de menos del 15% de la riqueza que producimos todos los argentinos. En contraste, sólo el 9,4% de los/as niños/as hasta 17 años se encontraba entre la población más rica (5º quintil) que se apropiaba casi de la mitad de los ingresos producidos (49,6%). “El cuarenta por ciento de la población argentina son chicos que tienen hasta 24 años. Hay una negación a ver cuántos son y tender a una homogeneización y mirar a lo chiquitito que son los pibes chorros. Si la mayoría de esos pibes pobres fueran chorros, estaríamos en una sociedad asaltada por donde se la mire”, insiste la autora.


Tras el retiro que se produjo del Estado a partir de los ’90 en la prestación de servicios esenciales como la salud y la educación, estos programas sociales obligan a que vuelva a cumplir ese rol. “La AUH puso en interpelación el sistema educativo y de salud. Lo mismo va a suceder con el Progresar. Son palancas de apuntalamiento y de motor para la prestación de políticas públicas. En la última década se trató de establecer algunos cambios que tienen que ver con un rol fuerte del Estado nacional interviniendo en estas temáticas y no corriéndose. Pero está claro que todavía queda mucho por hacer en estas dos cuestiones”, asegura Mazzola.


Otro aspecto que no han tenido en cuenta Cariglino y Sanz con sus afirmaciones es que al llevarse adelante estos programas a través de la ANSeS, pone a todos los argentinos en un plano de igualdad. “Con la AUH, a través de ciertos mecanismos selectivos masivos se logró llegar a universalizar un piso para todos los chicos de hasta 18 años y no condenarlos por la condición laboral de los papás”, afirma Mazzola. “Se trata de un cambio sustancial porque te otorga un círculo virtuoso. Cuando dicen que incentiva a que la gente no trabaje, en realidad lo que hace es que incentiva a que a la gente no se la explote”, señala. Mal que les pese a algunos dirigentes políticos.

Fuente: Revista 23




Distintos organismos destacan la baja de la indigencia en Argentina

 

Los datos fueron difundidos por la CEPAL, la FAO, y el Banco Mundial, que estudian periódicamente las causas y consecuencias de estos problemas mundiales. La Comisión Económica para América Latina advirtió que Argentina es el de menor pobreza en la región.



Diferentes informes de organismos internacionales destacaron la baja de la pobreza y la indigencia en la Argentina como consecuencia de las políticas de empleo e inclusión social desarrolladas los últimos años.

Según informa la agencia Telam, entre los organismos que midieron la caída de estos flagelos en el país se encuentran la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la FAO, y el Banco Mundial (BM), quienes estudian periódicamente las causas y consecuencias de estos problemas mundiales.

La CEPAL definió directamente a la Argentina como el país con "menor pobreza de América Latina". En su informe destaca que la pobreza "bajó a 4,3% en 2012, desde el 5,7% que había medido en el 2011".

Agrega que "es el país que registra el menor índice de la población con necesidades insatisfechas de América Latina" y ubica detrás a Uruguay, con un 5,9%; mientras que en tercer y cuarto lugar cita a Costa Rica, y Brasil, con un 17,8% y 18,6% respectivamente.

A nivel nacional, el Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) tiene datos publicados donde se observa que "mientras en el primer semestre de 2003, el 54% de las personas se encontraba debajo de la línea de pobreza, en igual semestre de 2013, se registró un 4,7%, marcando una disminución del 91%".

En cuanto al porcentaje de personas por debajo de la línea de indigencia, durante "el primer semestre de 2003 la indigencia alcanzaba al 27,7%, mientras que en el primer semestre de este año abarcó al 1,4% de las personas", registran los números.

Pero a nivel internacional el Banco Mundial también reconoció esta situación, ya que en febrero de este año publicó en su informe Social Gains in The Balance (“Las  mejoras sociales en balanza”), un repaso con distintos datos que concluyen en una reducción de la pobreza y la desigualdad en América Latina a lo largo de la última década.

Puntualmente, sobre nuestro país dice: "La región del Cono Sur –la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay– continuó a la cabeza de la reducción de la pobreza en la región en 2012, mientras que la cantidad de pobres se mantuvo relativamente sin cambios en América Central y México”.

“La reducción de la pobreza fue acompañada por un fuerte crecimiento de ingresos del 40% más pobre de la población, indicador del BM para medir la prosperidad común”, apuntó la entidad en el estudio, acompañado con un gráfico que muestra a la Argentina como el país cuyo 40% más pobre incrementó sus ingresos en mayor medida.

Un mes más tarde, precisamente el 27 de marzo de este año, en el informe "Hambre cero, Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2013, la FAO valoró los avances de los países de la región en un segmento denominado “los Objetivos del Milenio”.

Fuente: Diario Registrado




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