CUANDO LE PREGUNTARON A RAFAEL CORREA SOBRE LOS CONTRATOS DE CHEVRON CON YPF RESPONDIÓ QUE CRISTINA NO IBA A DEJAR QUE LO OCURRIDO EN SU PATRIA SUCEDA EN LA ARGENTINA. Y QUE LO HARÍA CON EL MISMO EMPEÑO QUE ÉL TRATA DE REVERTIR LAS SECUELAS DEL NEOLIBERALISMO EN ECUADOR... pero estemos atentos y leamos a Ramonet
Ecuador
y la “mano sucia” de Chevron
por Ignacio Ramonet
Rafael Correa compartió con
un grupo de intelectuales los pormenores del conflicto que atraviesa su país
con la petrolera Chevron.
Durante su reciente visita oficial a Francia, el
presidente de Ecuador, Rafael Correa, se reunió en París con un grupo de
intelectuales para exponerles una de las principales preocupaciones de su país:
el conflicto que opone varias comunidades indígenas de la Amazonia ecuatoriana
a la empresa petrolera estadounidense Chevron, acusada de destrucción ambiental
y de daños a la salud de miles de personas. A escala internacional, este
conflicto ecológico ha adquirido un carácter muy emblemático.
Ecuador –primer país del mundo en reconocer
en su Constitución los derechos inalienables de la naturaleza, convirtiéndola
en sujeto de derecho–, se enfrenta a una multinacional petrolera, la Chevron
Corporation, que es la segunda más importante de Estados Unidos y la sexta del
mundo, denunciada por múltiples casos de contaminación ambiental en diversos
lugares del planeta.
“Todo empezó en 1964 –nos explica Rafael
Correa– cuando la empresa estadounidense Texaco (adquirida en 2001 por Chevron)
inició su explotación petrolera en una amplia zona de la Amazonia ecuatoriana.
Esa actividad duró hasta 1992. El año siguiente, en 1993, las comunidades
amazónicas de la provincia de Sucumbíos presentaron en Estados Unidos una
demanda contra la petrolera Texaco por contaminación ambiental y atentado a la
salud de los habitantes. O sea, debe quedar claro que no es el Estado
ecuatoriano quien lleva a los tribunales a Texaco-Chevron, sino un grupo de
ciudadanos víctimas de un crimen ambiental. Chevron heredó esa demanda cuando
compró y absorbió Texaco en 2001. Poco después, a pedido de la propia empresa,
el caso –que los tribunales de Estados Unidos se negaron a juzgar– fue trasladado
a una corte de Ecuador.”
“Hay que añadir –precisa el canciller ecuatoriano,
Ricardo Patiño, presente también en esa reunión parisina junto al presidente
Correa– que Texaco, antes de retirarse definitivamente de Ecuador en 1992, dijo
haber ‘limpiado’ los dos millones de hectáreas de selva virgen en los que
operó. Lo cual no sólo es inverosímil, sino falso. Porque todos esos terrenos,
como cualquier testigo lo puede comprobar, se hallan totalmente degradados, con
decenas de abominables vertederos de alquitrán que han contaminado ríos y
acuíferos. El agua en toda esa región ahora es impropia para el consumo. Y se
ha multiplicado el número de casos de cáncer entre la población. En toda esa
selva, la excepcional biodiversidad ha sido sencillamente asesinada.”
“Y lo peor –añade Rafael Correa– es que el
gobierno ecuatoriano de la época le firmó a Texaco, en 1998, un ‘acto de
finiquito’ en el que reconocía que la empresa estadounidense había dejado ‘todo
limpio’, y la descargaba de cualquier responsabilidad sobre consecuencias
futuras de sus desmanes petroleros. Esto es muy importante. Ese ‘acto de
finiquito’ le da un argumento enorme a Texaco-Chevron. En caso de demandarla,
la empresa puede decir, ¡y con todo cinismo lo dice!: ‘Yo entregué todo limpio.
Así me lo reconoció oficialmente el Estado ecuatoriano. En consecuencia,
cualquier condena contra mí debe ser asumida por el Estado de Ecuador porque él
es responsable de lo que ocurrió en esos terrenos después de mi partida...’”
“Hay que saber –sigue exponiendo el presidente
Correa– que la Corte Provincial de Sucumbíos, en enero de 2012, condenó a
Chevron a pagar una indemnización de 9.500 millones de dólares por haber
causado uno de los ‘mayores desastres medioambientales del mundo’ entre 1964 y
1990. Una suma que se duplicaría –¡y alcanzaría los 19 mil millones de dólares
!–, en caso de que la empresa no hubiera presentado excusas a los damnificados
en las semanas siguientes a la sentencia. Pero Chevron, para desprestigiar esa
decisión judicial y evadir su responsabilidad, argumentó que los abogados de
los demandantes habrían falsificado los datos y presionado a los peritos
científicos para encontrar contaminación donde no la había. Y presentó un
recurso de casación ante la Corte Nacional de Justicia”.
“Ante esta situación –prosigue ahora el canciller
Ricardo Patiño– Chevron decidió ampararse en el ‘Tratado de Protección
Recíproca de Inversiones’ firmado entre Ecuador y Estados Unidos y vigente
desde 1997. Pero este tratado, en nuestra opinión, no concierne este caso, pues
la demanda de las comunidades indígenas contra Chevron es de 1992, y el tratado
fue establecido con fecha posterior y no contempla aplicación retroactiva.”
“Con ese argumento –nos explica el
presidente Rafael Correa– Chevron acudió a la Corte Permanente de Arbitraje de
La Haya. La cual nombró, como es habitual en estos casos, un ‘Tribunal
específico’ para este asunto. Este Tribunal está compuesto por tres jueces
designados (y pagados) por las partes en litigio: uno por la empresa, otro por
el país y el tercero por estos dos jueces anteriores. Aquí también el Poder
Judicial ecuatoriano cometió un error, porque designó a uno de los jueces, con
lo cual implícitamente dio la impresión de que Ecuador aceptaba ese Tribunal de
arbitraje. Cuando en realidad, nuestro gobierno rechaza ese Tribunal, no lo
considera competente.”
“El caso es que ese Tribunal –agrega el canciller
Ricardo Patiño– concluyó en 2012 que Ecuador ‘incumple leyes internacionales al
no tratar de impedir’ la ejecución de un fallo contra Chevron que obliga a esta
empresa a pagar miles de millones de dólares a varias comunidades indígenas por
la contaminación de la Amazonia. El Tribunal insiste en que ambas partes –el
Estado de Ecuador y Chevron– habían alcanzado previamente un acuerdo, mediante
un ‘acto de finiquito’, que exoneraba a Texaco-Chevron de responsabilidades
ambientales futuras.”
El Tribunal de arbitraje también entiende
que Ecuador ha violado el “Tratado bilateral de inversiones entre Quito y
Washington”, según el cual Ecuador debe “tomar todas las medidas a su alcance
para suspender o hacer que se suspenda la ejecución o el reconocimiento dentro
o fuera de Ecuador de cualquier sentencia contra una firma estadounidense”. En
resoluciones anteriores, ese Tribunal ya había advertido, además, que
“cualquier pérdida surgida de la ejecución de la sentencia de la Corte de
Sucumbíos sería una pérdida por la que el Estado ecuatoriano sería responsable
ante Chevron, bajo el derecho internacional”.
El presidente Rafael Correa retoma entonces
la palabra para explicar que “las decisiones del Tribunal de arbitraje de La
Haya han sido rechazadas por nuestro gobierno. Primero porque Ecuador, en tanto
que Estado, no está implicado, repito, en esta querella. Defendemos los
derechos de las comunidades indígenas afectadas por la contaminación y víctimas
de los desmanes de una multinacional petrolera. Pero no somos parte en el pleito.
Y por respeto al principio democrático de la separación de poderes, no queremos
inmiscuirnos en asuntos de la rama judicial.
Sin embargo, por otra parte, observamos que
en el marco actual del despojo de la soberanía de los Estados, los tribunales de
arbitraje tienen cada día más poder. Cada vez más, los tribunales de arbitraje
están fallando a favor de las corporaciones multinacionales. Y si no acatamos
el fallo del tribunal de arbitraje (que aún no es definitivo), Ecuador podría
quedar aislado comercial y políticamente.
Todo esto es triplemente escandaloso porque
si la decisión del tribunal de arbitraje se aplicase, Ecuador estaría violando
su propia Constitución, pues significaría que nuestro gobierno estaría
interfiriendo con el Poder Judicial. Chevron no sólo quedaría exonerada de
pagar por la limpieza de la selva y la reparación a las comunidades afectadas,
sino que podría demandar pagos al pueblo ecuatoriano por el costo legal del
litigio...
Nosotros consideramos que este caso no es jurídico
sino político, contra nuestro gobierno –concluye el presidente Rafael Correa–.
Por eso apelamos a la solidaridad internacional. En todas partes se están
constituyendo Comités de apoyo a nuestra Revolución Ciudadana. E invitamos a
todos nuestros amigos y amigas de Europa y del mundo, a expresar igualmente su
rechazo a la prepotencia de aquellas empresas multinacionales que destrozan el
medio ambiente y quieren luego lavarse las manos. La ‘mano sucia’ de Chevron no
debe quedar impune.”
El pasado 12 de noviembre
la Corte Nacional de Justicia de Ecuador emitió un fallo en el que confirmó la
condena de la petrolera estadounidense Chevron, que la obliga a pagar 9.500
millones de dólares “por contaminación ambiental en la Amazonia ecuatoriana”.
Fuente: Le monde diplomatic
Comentario del editor del blog: El tema no es lo que siempre intentan hacer las empresas privadas con los recursos naturales - eso ya lo sabemos -, el tema es lo que los estados les permiten hacer. Esa es la gran diferencia que existe entre un modelo proteccionista y productivo de carácter nacional y un modelo neoliberal. De todos modos nunca opiné sobre el tema por cuestiones de ignorancia técnica. Lo que no me cierra politicamente es que le abramos la puerta a una empresa petrolera que está en un fuerte conflicto político y económico con una Nación aliada de la Patria Grande. Acaso Cristina conversó con Correa previamente para tomar sus recaudos. Sinceramente y por fuera de que esto pudo haber ocurrido hay ciertas fidelidades y respetos que ameritan remarcarse teniendo en cuenta las profundas relaciones bilaterales que tenemos con nuestros socios regionales.
Comentarios
Publicar un comentario