El Diccionario del Diablo es la mayor creación
literaria del escritor norteamericano Ambrose Bierce, amigo de Twain, heredero
de Poe y Lovecraft. El texto contiene fuertes
dosis de sarcasmo, ironía y humor negro por lo cual puede ser de suma
utilidad para el desarrollo de artículos políticos. Es un pequeño aporte que
hacemos desde este humilde espacio a favor de enriquecer literariamente el
cinismo que suele viajar por la red… Letras M-N-Ñ-O
M
Macho, s. Miembro del sexo insignificante. El
macho de la especie humana es generalmente conocido (por la mujer) como Simple
Hombre. El género tiene dos variedades: buenos proveedores y malos proveedores.
Macrobiano, s. Olvidado de los dioses que alcanza una
edad muy avanzada. La historia nos da numerosos ejemplos, desde Matusalén hasta
el Old Parr, pero algunos casos notables de longevidad son menos conocidos. Un
campesino calabrés llamado Coloni vivió tanto que llegó a tener un vislumbre de
la paz universal. Scanavius dice que conoció a un obispo tan viejo que era
capaz de recordar una época en que colgarlo hubiera sido una injusticia. En 1566,
un tejedor de Bristol, Inglaterra, declaró que había vivido quinientos años, y
que en todo ese tiempo jamás había dicho una mentira. En nuestro país también
hay un caso de longevidad (macrobiosis). El senador Chauncey Depew es tan viejo
que se ha vuelto inteligente. El Director de The American, periódico
neoyorquino, tiene una memoria que se remonta a la época en que era un pillo,
aunque no se remonta al hecho mismo de que era un pillo. El presidente de los
Estados Unidos nació hace tanto tiempo que muchos de los amigos de su juventud
han escalado altas posiciones políticas y militares sin el concurso de méritos
personales.
Magia, s. Arte de convertir la superstición en
moneda contante y sonante. Hay otras artes que sirven al mismo fin, pero el
discreto lexicógrafo no las nombra.
Magnético, adj. Dícese de lo que sufre la influencia
del magnetismo.
Magnetismo, s. Lo que ejerce influencia sobre algo
magnético. Estas dos definiciones están condensadas de la obra de un millar de
eminentes hombres de ciencia, que han arrojado sobre el tema una luz
deslumbrante, con indecible progreso del conocimiento humano
Magnífico, adj. Dotado de esplendor o grandeza
superior a los que el espectador está habituado; por ejemplo, las orejas de un
asno para un conejo, o la gloria de una luciérnaga para un simple gusano.
Magnitud, s. Tamaño. Como la magnitud es puramente
relativa, nada es grande y nada es pequeño. Si todo lo que compone el universo
aumentara su tamaño en un millar de diámetros, nada sería más grande que antes,
pero si una sola cosa permaneciera igual, todas las otras serían más grandes de
lo que fueron. Para un intelecto familiarizado con la relatividad de la
magnitud y la distancia, los espacios y las masas del astrónomo no serían más
impresionantes que las del microscopista. Al fin y al cabo, nadie nos asegura
que el universo visible no sea una pequeña parte de un átomo, con sus iones
componentes, flotando en el fluido vital (o en el éter luminífero) de un vasto
animal. Posible mente las menudas criaturas que pueblan los corpúsculos de
nuestra propia sangre experimenten la emoción debida al contemplar las
impensables distancias que los separan.
Majestad, s. Condición y titulo de rey, considerados
con justo desprecio por los Muy Eminentes Grandes Maestres, Grandes
Cancilleres, e lmperiales Potentados de las antiguas y honorables órdenes de la
América republicana.
Malechor, s. El principal factor en el progreso de
la raza humana.
Malthusiano, adj. Relativo a Malthus y sus doctrinas.
Malthus creía en la necesidad de limitar artificialmente la población, pero
descubrió que eso no podía hacerse hablando. Uno de los exponentes más
prácticos del malthusianismo fue Herodes de Judea, aunque todos los militares
famosos han participado de esas ideas.
Malla (de baile). prenda del vestuario teatral
destinada a reforzar con una particular publicidad el entusiasmo general del
agente de prensa. Durante algún tiempo, la atención del público se desvió de
esta prenda para concentrarse en la negativa de Miss Lillian Russell a usarla.
Se hicieron muchas conjeturas sobre sus motivos, hasta que una actriz rival,
Pauline Hall, sugirió --dando muestras de notable ingenio y reflexión-- que la
naturaleza no había dotado a Miss Russell de bellas piernas. El intelecto
masculino no pudo aceptar esa teoría, pero la mera idea de que existiera una
pierna femenina defectuosa era tan prodigiosamente original que figuró entre
las mayores hazañas de la especulación filosófica. Es extraño que en toda esta
controversia nadie haya pensado en atribuir a "pudor" la actitud de
Miss Russell. La naturaleza de ese sentimiento no es muy bien comprendida en la
actualidad, e incluso es difícil decir con el vocabulario que nos queda, de qué
se trata. Recientemente, sin embargo, ha resucitado el estudio de las artes
perdidas, y algunas de ellas se han recuperado. Esta es una época de
renacimientos, y cabe esperar que el primitivo "rubor" sea rescatado
de su escondite entre las tumbas de la antigüedad y devuelto al escenario en
alas de un silbido.
Mamíferos, s. Familia de vertebrados cuyas hembras,
en estado natural, amamantan a su cría, pero cuando se vuelven civilizadas e
inteligentes la dan a la nodriza o usan el biberón.
Mamón, s. Dios de la religión que predomina en el
mundo. Su templo principal se halla en la santa ciudad de Nueva York.
Maná, s. Alimento dado milagrosamente a los
israelitas en el desierto. Cuando no lo recibieron más, se afincaron y labraron
la tierra, fertilizándola, por regla general, con los cadáveres de sus
primitivos ocupantes.
Manes, s. Partes inmortales de los griegos y
romanos que morían. Experimentaban un sordo malestar hasta que los cuerpos de
donde habían exhalado se quemaban y enterraban. Después de esto, tampoco
lograban sentirse particularmente felices.
Maniqueísmo, s. Antigua doctrina persa según la cual
hay guerra incesante entre el Bien y el Mal. Cuando el Bien abandonó la lucha,
los persas se pasaron a la oposición victoriosa.
Mano, s. Instrumento singular que se usa al
extremo de un brazo humano, y que por lo general se encuentra metida en un
bolsillo ajeno.
Maquinación, s. Método empleado por nuestros enemigos
para anular nuestro declarado y honroso esfuerzo por hacer lo justo.
Marido, s. El que después de cenar debe encargarse
de lavar el plato.
Mártir, s. Alguien que avanza hacia una muerte
deseada siguiendo el camino de la menor repugnancia.
Más, adj. Grado comparativo de demasiado.
Masonería, s. Orden de ritual secreto, grotescas
ceremonias y extravagantes ropas, a la que, tras su fundación por los artesanos
de Londres bajo el reinado de Carlos II, han adherido los muertos de los
pasados siglos, en incesante retroceso. Actualmente abarca todas las
generaciones del hombre, de Adán acá, y está reclutando distinguidos adeptos
entre los habitantes precreacionales del Caos y del Vacío. Informe. La orden
fue creada en diferentes épocas por Carlomagno, Julio César, Ciro, Salomón,
Zoroastro, Confucio, Thotmés
y Buda. Sus emblemas y símbolos se han encontrado en las catacumbas de París y
Roma, en las piedras del Partenón y la Gran Muralla China, entre los templos de
Karnak y Palmira, y en las pirámides egipcias. El descubridor fue siempre un
masón.
Matar, v. t. Crear una vacante sin designar un
sucesor.
Matrimonio, s. Condición o estado de una comunidad
formada por un amo, un ama y dos esclavos, todos los cuales suman dos.
Mausoleo, s. La última y más divertida locura de los
ricos.
Mayonesa, s. Uno de los aderezos que usan los
franceses en lugar de la religión del estado.
Maza, s. Bastón que en la función pública denota
autoridad. Su forma, que es la de un pesado garrote, indica su propósito
primitivo, que era calmar a los disidentes.
Meandro, s. Curva sinuosa. Toma su nombre de un río
situado unas ciento cincuenta millas al sur de Troya, que cambia de curso para
no oír a griegos y troyanos jactarse de sus hazañas.
Medalla, s. Pequeño disco de metal que se da en
premio de virtudes, hazañas o servicios más o menos auténticos. A Bismarck le
dieron una medalla por rescatar valerosamente a una persona que se ahogaba.
Cuando le preguntaron el significado de la medalla, respondió: "A veces
salvo vidas". Otras veces hacía lo contrario.
Médico, s. Alguien a quien lanzamos nuestras
súplicas cuando estamos enfermos, y nuestros perros cuando nos hemos curado.
Mendaz, adj. Aficionado a la retórica.
Mendigar, v. t. Pedir algo con intensidad
proporcional a la creencia de que no será otorgado.
Mendigo, s. El que ha confiado en la ayuda de los
amigos.
Menor, adj. Menos objetable.
Mente, s. Misteriosa forma de la materia
segregada por el cerebro. Su principal actividad parece consistir en el
esfuerzo por determinar su propia naturaleza, tentativa que parece fútil,
puesto que la mente, para conocerse, no dispone de otra cosa que sí misma.
Metralla, s. Argumento que el futuro prepara en
respuesta a las demandas del socialismo americano.
Metrópoli, s. Baluarte
del provincialismo.
Mesmerismo, s. Nombre dado al Hipnotismo antes que
empezara a vestir con elegancia, tuviera carruaje e invitara a cenar a la
Incredulidad.
Mi, n. Caso objetable del pronombre
personal de primera persona, que tiene tres casos: dominativo, objetable y
opresivo. Cada uno de ellos es los otros dos.
Milagro, s. Acontecimiento inexplicable y extraño
al orden natural, como ganar con un póker de ases y un rey contra un póker de
reyes y un as.
Milenio, s. Feriado de mil años a cuyo término se
clavará la tapa, con todos los reformistas adentro.
Ministro, s. Agente de un poder superior con una
responsabilidad inferior. En diplomacia, funcionario enviado a un país extranjero
como encarnación visible de la hostilidad de su soberano por ese país. El
principal requisito para ser ministro es un grado de plausibilidad en la
mentira apenas inferior al de un embajador.
Mío, adj. Lo que me pertenece, siempre que
pueda apropiármelo.
Misericordia, s. Daga que en la guerra
medieval usaba el infante para recordar a un caballero desmontado por su
cabalgadura que él también era mortal.
Misericordia, s. Virtud que aman los
delincuentes sorprendidos.
Miss, s. Título con que marcamos a las mujeres
solteras para indicar que están disponibles en el mercado. Miss, Misses (Mrs.),
y Mister (Mr.) me parecen las tres palabras más desagradables de la lengua
inglesa, tanto por su sonido como por su sentido. Las dos primeras son una
corrupción de "Mistress" y la tercera de "Master". Mientras
los demás títulos han sido abolidos en nuestro país, estos sobreviven para
complicarnos la vida. Si fuera indispensable conservarlos, deberíamos ser
coherentes y encontrar uno que designe al hombre soltero. Me
atrevo a sugerir la palabra Mush ( abreviada Mh., (Mush significa harina de
maíz).
Mitad, s. Una de las dos partes en que una cosa
puede dividirse o considerarse dividida. En el siglo XIV teólogos y filósofos
discutieron acaloradamente si la Omnisciencia podía partir un objeto en tres
mitades; y el piadoso padre Aldrovinus rogó públicamente en la catedral de
Rouen porque Dios demostrara la afirmativa de la proposición en alguna forma
notable e inconfundible (preferiblemente, si le pluguiera, en el cuerpo de ese
empedernido blasfemador, Manutius Procinus, quien sostenía la negativa).
Procinus, sin embargo, fue preservado para
morir de una mordedura de serpiente.
Mitología, s. Conjunto de creencias de un pueblo
primitivo relativas a su origen, héroes y dioses, por oposición a la historia
verdadera, que inventa más tarde.
Moda, s. Déspota a quien los sabios ridiculizan
y obedecen.
Mojigata, s. Celestina que se oculta a espaldas de
su conducta.
Molécula, s. Ultima e indivisible unidad de la
materia. Se distingue del corpúsculo, que también es la última e indivisible
unidad de la materia, por una semejanza más estrecha con el átomo que es,
asimismo, la última e indivisible unidad de la materia. Las tres grandes
teorías científicas de la estructura del universo son la molecular, la
corpuscular y la atómica. Una cuarta postula, con Haeckel, la condensación o
precipitación de la materia a partir del éter, cuya existencia es probada por
esa condensación o precipitación. La corriente actual del pensamiento científico
se inclina hacia la teoría de los iones. El ión difiere de la molécula, el
corpúsculo y el átomo en el hecho de ser un ión. Una quinta teoría es sostenida
por los idiotas, pero es dudoso que ellos sepan algo más sobre la materia que
los otros.
Momia, s. Egipcio antiguo, usado antaño como
remedio en todas las naciones civilizadas y que ahora provee al arte de un
excelente pigmento. También resulta cómoda en los museos para satisfacer la
vulgar curiosidad que distingue al hombre de los animales inferiores.
Mónada, s. Ultima e indivisible unidad de la
materia (ver Molécula). Según Leibniz, y en la medida en que él parece
dispuesto a ser comprendido, la mónada tiene cuerpo sin volumen, y mente sin
manifestación; Leibniz la reconoce gracias a la facultad innata de la reflexión
y ha fundado sobre la mónada una teoría del universo, que ella soporta sin
resentimiento, porque es una dama. Pequeña como es, la mónada contiene todas
las potencialidades necesarias para convertirse en un filósofo alemán de
primera categoría. No confundir la mónada con el microbio o el bacilo;
pertenece a una especie muy diferente, como lo demuestra un buen microscopio al
no poder detectarla.
Monarca, s. Persona que se ocupa de reinar.
Antiguamente el monarca era el único amo, como lo indica la etimología de la
palabra y como aprendieron, a costa de sí mismos, muchos súbditos. En Rusia y
Oriente el Monarca retiene todavía una considerable influencia en los asuntos
públicos y en el destino final de las cabezas humanas, pero en Europa Occidental
la administración pública corre por cuenta de los ministros, mientras el
monarca reflexiona sobre el destino de su propia cabeza.
Mono, s. Animal arbóreo que se instala en los
árboles genealógicos.
Monosilábico, adj. Dícese del idioma
compuesto de palabras de una sola sílaba, para uso de bebes literarios que
nunca se cansan de expresar, mediante un adecuado gugu, el placer que les causa
ese alimento insípido. Las palabras monosilábicas son por lo común sajonas, es
decir el idioma de un pueblo bárbaro, desprovisto de ideas que sólo puede
experimentar sentimientos y emociones elementales.
Monseñor, s. Alto título eclesiástico, en cuyas
ventajas no reparó el fundador de nuestra religión.
Monumento, s. Estructura destinada a conmemorar algo
que no necesita conmemoración o no puede ser conmemorado. Como dijo el poeta.
"Los huesos de Agamenón son ofrecidos en espectáculo, mientras su regio
monumento yace en ruinas". Pero la fama de Agamenón no es afectada por
eso. La costumbre monumentaria alcanza sus "reductiones ad absurdum"
en los monumentos "a los muertos desconocidos", que perpetúan la
memoria de aquellos que no han dejado memoria.
Moral, adj. Conforme a una norma de derecho local
y mudable. Dícese que existe en el Este una cadena de montañas y que a un lado
de ella ciertas conductas son inmorales, pero que del otro lado son tenidas en
alta estima; esto resulta muy ventajoso para el montañés, porque puede bajar
ora de un lado, ora del otro, y hacer lo que le plazca, sin ofensa.
Muerto, adj. Dícese de lo que ha concluido el
trabajo de respirar; de lo que ha acabado para todo el mundo; de lo que ha
llevado hasta el fin una enloquecida carrera; y de lo que al alcanzar la meta
de oro, ha descubierto que era un simple agujero.
Mujer, s. Animal que suele vivir en la vecindad
del Hombre, que tiene una rudimentaria aptitud para la domesticación. Algunos
de los zoólogos más viejos le atribuyen cierta docilidad vestigial adquirida en
una antigua época de reclusión, pero los naturalistas del postfeminismo, que no
saben nada de esa reclusión, niegan semejante virtud y declaran que la mujer no
ha cambiado desde el principio de los tiempos. La especie es la más ampliamente
distribuida de todas las bestias de presa; infecta todas las partes habitables
del globo, desde las dulces montañas de Groenlandia hasta las virtuosas playas
de la India. El nombre que se le da popularmente (mujer lobo) es incorrecto,
porque pertenece a la especie de los gatos. La mujer es flexible y grácil en
sus movimientos, especialmente Ia variedad norteamericana (Felis pugnans), es
omnívora, y puede enseñársele a callar.
Mulato, s. Hijo de dos razas, que se avergüenza de
ambas.
Multitud, s. Muchedumbre. Fuente de sabiduría y
virtud políticas. En una república, objeto de adoración del estadista. "En
una multitud de consejeros está la sabiduría", dice el proverbio. Si
muchos hombres de igual sabiduría individual resultan más sabios que cualquiera
de ellos, debe ser que adquieren ese exceso de sabiduría por el simple hecho de
reunirse. ¿De dónde viene? Evidentemente, de ninguna parte. Lo mismo valdría
decir que una cadena de montañas es más alta que las montañas individuales que
la componen. Una multitud es tan sabia
como el más sabio de sus miembros, siempre que éste sea obedecido; de lo contrario
es tan necia como el más necio entre ellos.
Murmurar, v. t. Decir cómo encuentra uno a otro
cuando el otro no puede encontrarlo a uno.
Mustang, s. Caballo indócil de las planicies
occidentales. En la sociedad británica, esposa norteamericana de un noble
inglés.
N
Nacimiento, s. Primero y más terrible de todos los
desastres. Sobre su naturaleza, hay distintas opiniones. Cástor y Pólux
nacieron de un huevo. Pallas, de un cráneo. Galatea, de un bloque de piedra,
Peresilis, autor del siglo X, asegura que brotó del suelo donde un sacerdote
había derramado agua bendita. Es sabido que Arimaxus surgió de un agujero hecho
por un rayo en la tierra. Leucomedón era hijo de una caverna en el Monte Etna,
y yo personalmente he visto a un hombre salir de una bodega.
Nariz, s. Ultimo puesto avanzado de la cara.
Getius, cuyos escritos son anteriores a la era del humor, observó que todos los
grandes conquistadores tienen grandes narices, y pensó que la nariz era el
órgano de la sujeción. Se ha observado que la nariz de alguien nunca se siente
tan feliz como cuando está metida en los asuntos de otro; de aquí infieren
algunos fisiólogos que la nariz carece del sentido del olfato.
Néctar, s. Bebida que consumían los dioses en los
banquetes olímpicos. El secreto de su preparación se ha perdido, pero los
modernos habitantes de Kentucky creen saber cuál era su ingrediente principal.
Negativa, s. Acción de no dar lo que se pide;
verbigracia, cuando una anciana solterona niega su mano a un pretendiente rico
y buen mozo; un concejal, una concesión importante a una corporación; un
sacerdote, la absolución a un rey impenitente; etcétera. Las negativas se
gradúan en una escala descendente de finalidad, a saber: 1a negativa absoluta,
la negativa condicional, la negativa de sondeo y la negativa femenina, que
algunos casuistas llaman negativa afirmativa.
Negro, s. "Piece de résistance" en el
problema político norteamericano. Los republicanos lo representan por la letra
n y llegan a la siguiente ecuación: "Supongamos que n = hombre blanco".
La fórmula, sin embargo, parece dar un resultado insatisfactorio.
Nepotismo, s. Práctica que consiste en designar a la
propia abuela para un cargo público, por el bien del partido.
Newtoniano, adj. Perteneciente a la filosofía del
universo inventada por Newton, quien descubrió que una manzana siempre termina
por caer al suelo, aunque no pudo explicar por qué. Sus sucesores y discípulos
han progresado tanto que son capaces de decir cuándo.
Nihilista, s. Ruso que niega la existencia de todo,
menos de Tolstoi. El jefe de esta escuela es Tolstoi.
Niñez, s. Período de la vida humana intermedio
entre la idiotez de la primera infancia y la locura de la juventud, a dos pasos
del pecado de la adultez, y a tres del remordimiento de la ancianidad.
Nirvana, s. En la religión budista, estado de
aniquilamiento agradable, otorgado a los sabios, particularmente a los que son
lo bastante sabios para comprenderlo.
Noble, s. Invención provista por la naturaleza
para que las doncellas norteamericanas adineradas y ambiciosas puedan incurrir
en distinción social y padecer la "high life".
No Combatiente, s. Un cuáquero muerto.
Notoriedad, s. Fama de nuestro adversario en la lucha
por un cargo público. El tipo de renombre más accesible y aceptable para la
mediocridad. Escala de jacob que conduce a un escenario de vodevil, con ángeles
que suben y bajan.
Noúmeno, s. Lo que existe, por oposición a lo que,
meramente pareciendo existir, recibe el nombre de fenómeno. El noúmeno es
bastante difícil de localizar; sólo puede ser aprehendido mediante un proceso
de razonamiento... que es un fenómeno. No obstante, el descubrimiento y
exposición del noúmeno abre un amplio campo para lo que llama Lewis "la
interminable variedad y excitación del pensamiento filosófico". ¡Viva pues
el noúmeno!
Novela, s. (En inglés, romance, novela de
aventuras más o menos fantásticas. por oposición a "novel", novela
realista ). Cuento inflado. Especie de composición que guarda con la literatura
la misma relación que el panorama guarda con el arte. Como es demasiado larga
para leer de un tirón, las impresiones producidas por sus partes sucesivas son
sucesivamente borradas, como en un panorama. La unidad, la totalidad del
efecto, es imposible porque aparte de las escasas páginas que se leen al final,
todo lo que queda en la mente es el simple argumento de lo ocurrido antes. La
novela realista es al relato fantástico lo que la fotografía es a la pintura.
Su principio básico, la verosimilitud, corresponde a la realidad literal de la
fotografía, y la ubica dentro del periodismo; mientras que la libertad del
relato fantástico no tiene más límites que la imaginación del narrador. Los
tres principios esenciales del arte literario son imaginación, imaginación e
imaginación. El arte de escribir novelas, en la medida en que pudo llamarse
arte, ha muerto hace mucho en todo el mundo, salvo en Rusia, donde es nuevo.
Paz tengan sus cenizas... algunas de las cuales aún se venden mucho.
Novela fantástica, s. Obra de ficción que no rinde
pleitesía al Dios de las Cosas que Son. En la novela, el pensamiento del
escritor está atado a la verosimilitud, como un caballo al palenque, pero en la
novela fantástica se pasea a voluntad por todo el reino de la imaginación,
libre, sin ley, sin rienda ni freno. Nuestro novelista es una pobre criatura
(como diría Carlyle), un simple reportero. Puede inventar los personajes y la
trama, pero no imaginar algo que no pueda ocurrir, aunque toda su narración sea
una candorosa mentira. Por qué se impone esta dura condición y "arrastra a
cada paso una cadena cada vez más larga", que él mismo ha forjado, es algo
que tratará de explicarnos en diez volúmenes, sin iluminar en absoluto su negra
y absoluta ignorancia en la materia. Hay grandes novelas, porque grandes
escritores han desperdiciado su talento para escribirlas, pero lo cierto es que
la ficción más fascinante que existe sigue siendo "Las mil y Una
Noches".
Noviembre, s. Décimoprimer duodécimo del tedio.
O
O bien,modo, adv. O mal.
Observatorio, s. Lugar donde los astrónomos
disuelven en conjeturas las adivinanzas de sus predecesores.
Obsoleto, adj. Lo que ya no usan los tímidos. Se
aplica principalmente a las palabras. La palabra que cualquier diccionario
califica como obsoleta se convierte en objeto de terror para el escritor necio,
pero si es una palabra buena y no tiene equivalente moderno igualmente bueno,
la usará el buen escritor. En realidad, la actitud de un escritor hacia las
palabras "obsoletas" es un índice de su capacidad literaria tan bueno
como cualquier otro, salvo el carácter de su obra.
Obstinado, adj. Inaccesible a la verdad, tal como se
manifiesta en el esplendor y la fuerza de nuestras creencias. El prototipo
popular de la obstinación es la mula, animal muy inteligente.
Ocasional, adj. Dícese de lo que nos aflige con mayor
o menor frecuencia. No es el caso de los "versos ocasionales", que
nos afligen con regularidad --y con más crueldad que otras clases de versos--
en los aniversarios y otras celebraciones.
Occidente, s. Parte del mundo situada al oeste (o al
este) de Oriente. Está habitada principalmente por Cristianos, poderosa
subtribu de los Hipócritas, cuyas principales industrias son el asesinato y la
estafa, que disfrazan con los nombres de "guerra" y
"comercio". Esas son también las principales industrias de Oriente.
Océano, s. Extensión acuática que ocupa dos
tercios del mundo hecho para el hombre, que casualmente carece de branquias.
Ociosidad, s. Granja modelo donde el diablo
experimenta las semillas de nuevos pecados y promueve el crecimiento de los
vicios básicos.
Odio, s. Sentimiento cuya intensidad es
proporcional a la superioridad que lo provoca.
Ofensivo, adj. Lo que produce emociones o
sensaciones desagradables, como el avance de un ejército hacia su enemigo.
--¿Usted cree que el enemigo ha usado una
táctica ofensiva? -- preguntó el rey.
--¡Por cierto!--replicó el general
defraudado-- ¡Los malditos no han querido salir de su trinchera!
Oleaginoso, adj. Aceitoso, resbaladizo, escurridizo.
Disraeli en cierta oportunidad describió los modales del obispo Wilberforce
como "untuosos, oleaginosos, saponíficos". A partir de entonces el
buen prelado fue conocido como Sam el Jabonoso. Para cada hombre, existe en el
vocabulario una palabra capaz de pegársele como una segunda piel. Sus enemigos
no tienen más que encontrarla.
Olímpico, adj. Relativo a una montaña de Tesalia,
antaño habitada por los dioses, y ahora depósito de diarios amarillos, botellas
de cerveza y destripadas latas de sardinas que atestiguan la presencia del
turista y de su apetito.
Olvido, s. Estado en que los malos cesan de luchar
y los tristes reposan. Eterno basurero de la fama. Cámara fría de las más altas
esperanzas.. Lugar donde los autores ambiciosos reencuentran sus obras sin
orgullo, y a sus superiores sin envidia. Dormitorio desprovisto de reloj
despertador.
Ópera, s. Espectáculo que representa la vida en
otro mundo cuyos habitantes no tienen más idioma que el canto, más movimiento
que el ademán y más postura que la actitud. Toda actuación teatral es
simulación y la palabra simulación deriva de simio, o mono; pero en la ópera el
actor toma por modelo al Simia audibilis (o Pithecanthropos stentor), es decir
al mono que aúlla.
Opio, s. Puerta que no está cerrada con llave en
la prisión de la Identidad. Conduce al patio de la cárcel.
Oponer, v. Ayudar con obstrucciones y
objeciones.
Oportunidad, s. Ocasión favorable para atrapar un
desengaño.
Oposición, s. En política, el partido que impide que
el gobierno se desenfrene, desjarretándolo. El rey de Ghargarou, que había
estado en el extranjero para estudiar la ciencia del gobierno, designó a un
centenar de sus súbditos más gordos miembros de un parlamento que debía
legislar sobre la recaudación de impuestos. A cuarenta de ellos los nombró
Partido de la Oposición y dispuso que su Primer Ministro los instruyera
cuidadosamente en la tarea de oponerse a toda iniciativa regia. Sin embargo, el
primer proyecto puesto a votación fue aprobado por
unanimidad. Muy descontento, el rey lo vetó, informando a los miembros de la
Oposición que si volvían a hacer eso, pagarían con la cabeza. En el acto, los
cuarenta opositores se hicieron el harakiri.
--¿Y ahora? --preguntó el rey-- Es imposible
mantener las instituciones liberales sin un partido de Oposición.
--Esplendor del Universo --replicó el Primer
Ministro--, es cierto que esos perros de las tinieblas ya no tienen sus
credenciales, pero no todo está perdido. Confía el asunto a este gusano del
polvo. Seguidamente el Primer Ministro hizo embalsamar y rellenar de paja los
cadáveres de los opositores de Su Majestad y los clavó a las bancas
legislativas. En lo sucesivo, cada ley fue aprobada con cuarenta votos en
contra, y la nación prosperó. Pero un día el ejecutivo remitió un proyecto de
impuesto a las verrugas y fue derrotado, porque a nadie se le había ocurrido
clavar también a sus bancas a los legisladores oficialistas... Esto enfureció
tanto al rey, que el Primer Ministro fue ejecutado, el parlamento disuelto con
una batería de artillería, y el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el
pueblo desapareció de Ghargarou para siempre.
Optimismo, s. Doctrina o creencia de que todo es
hermoso, inclusive lo que es feo; todo es bueno, especialmente lo malo; y todo
está bien dentro de lo que está mal. Es sostenida con la mayor tenacidad por
los más acostumbrados a una suerte adversa. La forma más aceptable de exponerla
es con una mueca que simula una sonrisa. Siendo una fe ciega, no percibe la luz
de la refutación. Enfermedad intelectual, no cede a ningún tratamiento, salvo
la muerte. Es hereditaria, pero afortunadamente no es contagiosa.
Optimista, s. Partidario de la doctrina de que lo
negro es blanco. En cierta oportunidad un pesimista pidió auxilio a Dios. Ah
--dijo Dios--, tú quieres que yo te devuelva la esperanza, la alegría.
--No --replicó el pesimista--. Me bastaría
si crearas algo que las justificara.
--El mundo ya está todo creado --repuso
Dios--, pero te olvidas de algo: la mortalidad del optimista.
Oratoria, s. Conspiración entre el lenguaje y la
acción para defraudar al entendimiento. Tiranía atenuada por la taquigrafía.
Ordenado, adj. Sujeto al orden, como un sedicioso
colgado de un farol.
Ostra, s. Molusco viscoso que los hombres
civilizados tienen la audacia de comer sin quitarle las entrañas. Las valvas
suelen darse a los pobres.
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