China comprará más productos de América Latina que la UE en 2016
El avance
de China como socia de Latinoamérica debe continuar los próximos años, lo que
puede hacer que el gigante asiático supere a la Unión Europea como segundo
destino de las exportaciones de la región en 2016, solo detrás de Estados
Unidos. La hazaña tendrá lugar si el ritmo de crecimiento de la demanda china y
europea por productos latinoamericanos se mantiene hasta entonces, explica el
informe Promoción del
Comercio e Inversiones con China, producido por la CEPAL.
Para
Brasil, China es el principal país destino de las exportaciones. Superó a EE.UU
a finales del 2009 tras la crisis financiera que devastó el mercado norteamericano.
Pero cuando la comparación es la Unión Europea, el Viejo Continente aún tiene
ventaja sobre China. Ésta, sin embargo, disminuyó en 2013, como muestran los
números del Ministerio de Desarrollo brasileño. Entre enero y noviembre de este
año, la UE importó de Brasil el equivalente a 44.000 millones de dólares, o el
19,93% del total de las exportaciones. En 2012 esa participación era del
20,24%.
Los
chinos, por su parte, aumentaron sus pedidos, principalmente de bienes
primarios, como soja y minerales metálicos, lo que hizo las exportaciones
brasileñas para este país avancen más del 12%, haciendo que su participación
total subiese del 17% en 2012 al 19,23% este año.
No se
sabe aún cuál será el efecto que la recuperación americana puede traer para el
comercio global. Pero, incluso aunque los estadounidenses aumenten las
importaciones a medio plazo, China continuará con su política de expandir el
mercado de consumo interno y garantizar el crecimiento de la renta de su
población.
Entre
2000 y 2012, el comercio chino con Latinoamérica se multiplicó el 21% convirtiendo a China en un actor céntrico
para los países de la región.
En
contrapartida, China ya ha superado a la UE como segundo mayor exportador para
las naciones latinoamericanas. Las canastas, sin embargo, no son equivalentes.
La cesta latinoamericana de exportación se compone en su mayoría de materias
primas. En sentido inverso, las manufacturas chinas, de tecnología simple,
representan más del 90% de las importaciones de América Latina, en la clásica
ecuación a la cual está sometido el continente.
La
situación es dispar y alimenta otra dificultad para las naciones
latinoamericanas. La política industrial china termina por privilegiar una
cadena productiva con otros países asiáticos vecinos. Es decir, países como
Malasia, Vietnam o Corea del Sur son proveedores de las industrias chinas. “El
comercio intercontinental asiático representa 53% del total”, dice Sergio Amaral,
director del Centro de Estudios Americanos de la Fundación Armando Álvares
Penteado (Faap), de São Paulo. En comparación, el comercio intercontinental en
Latinoamérica es de solo el 20%, mientras que el restante 80% de las relaciones
comerciales son con países de fuera de la región. “Eso quiere decir que China
ejerce el papel de atenuar el comercio entre los países de Latinoamérica”,
analiza.
El foco
en atender demandas de materia prima por parte de Asia, cada vez más creciente,
hace que los países de la región coloquen en segundo plano el valor agregado en
sus productos manufacturados. “China expone nuestro déficit en competitividad.
Eso añade para nosotros”, enfatiza Amaral.
Para
Clodoaldo Hugueney, que fue embajador del Brasil en China, es posible corregir
la ruta rápidamente, trabajando para desarrollar un pensamiento estratégico en
la región. “Es preciso reunir a académicos, empresarios y Gobiernos para saber
lo que se espera de esa relación con los chinos”, recomienda Hugueney. “Es
necesario planificar con visión a largo plazo”, añade. Cree que tras el ciclo
de materias primas, habrá otro de demanda de alimentos industrializados, lo que
abre una gran oportunidad para todos los países del continente. Eso hace la
planificación aún más fundamental para afrontar lo que se avecina en un futuro
próximo.
Las
relaciones entre China y Brasil siguen la misma norma que China estableció con
sus principales socios de la región: exportación de materias primas para
garantizar el abastecimiento del gigante mercado interno, donde la urbanización
de las zonas rurales aumenta el consumo de alimentos y de bienes duraderos. De
esta forma, la búsqueda de proveedores de soja para alimentar el ganado, por
ejemplo, y de petróleo para garantizar energía y combustible, hacen que la
balanza de los países latinoamericanos dependan mucho más de la tierra de Mao
Tsé Tung. El informe de la Cepal muestra que solo cinco prodcutos exportados
por los principales países de Latinoamérica para China representan entre un 80%
y un 90% del total de las divisas obtenidas por cada una de esas naciones con
las exportaciones al mercado asiático.
Los
chinos no se hacen protagonistas de las compras latinoamericanas porque México,
que exportó 370.000 millones el año pasado, tiene a Estados Unidos como
principal destino de sus productos. Pero China también quiere avanzar en
dirección a los mexicanos, como quedó claro con la visita del líder Xi Jinping
en junio, cuando firmó el pacto del tequila. El
acuerdo prometía un mayor equilibrio en las relaciones entre los dos países,
abriendo espacios para productos mexicanos en territorio chino. Actualmente, la
balanza es deficitaria en 50.000 millones de dólares para México.
China tiene un déficit de tierras cultivables y de
agua, mientras Latinoamérica tiene excedente
En
contrapartida, los chinos anunciaron que van a aumentar sus inversiones
productivas en México. Nuevamente, las áreas elegidas no sorprenden: minería,
energía e infraestructuras. Con la apertura de capital de la petrolera Pemex,
no será sorpresa si otros gigantes chinos como Sinopec, CNOOC y CNPC se
instalen allí, así como hicieron en Brasil. China ya se ha convertido en la
mayor importadora de petróleo del mundo. Con una producción interna de cuatro
millones de barriles por día, el país importa 6,4 millones de barriles diarios
para mover su economía.
“China no
es importante solo para Latinoamérica. Es importante para el comercio de todo
el mundo”, afirma Hugueney. “Existe complementariedad entre ellos y el
continente latinoamericano porque ellos demandan recursos naturales que
nosotros tenemos de sobra”, dice Hugueney. Sergio Amaral, de la Faap, observa
que la boda entre la China y América Latina era casi inevitable. “China tiene
un déficit de tierras cultivables y de agua, mientras Latinoamérica tiene un
excedente”, dice Amaral. “Si quisiéramos duplicar nuestra producción de
alimentos, tenemos 120% espacio para eso”, agrega.
China,
por otro lado, tiene un excedente de capital productivo para invertir, algo que
en países con tasas de ahorro más pequeños, como Brasil, es muy bienvenido.
Entre 2004 y 2012, el país contabilizaba más de 120 proyectos con capital
chino, que sumaban anuncios de 25.000 millones de dólares. No siempre esos
recursos constan en las estadísticas de inversión extranjera del Banco Central,
pues hay operaciones trianguladas que entran por otros países destinados a los
proyectos emprendedores chinos.
Esa
participación creció aún más este año, con la entrada de Petrochina y de CNOOC
en la sociedad del campo de Libra (Río de Janeiro). Ambas se hicieron socias de
Petrobras en un consorcio que contó también con Shell y la francesa Total para
la explotación del área, que contiene hasta 12.000 millones de barriles de
petróleo en la capa de gran profundidad.
Fuente: Diario El País..
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