En todo estas vos, menos en Cultura
por Fabiana Lozano
La Ciudad de Buenos Aires es reconocida en todo
el mundo como una de las capitales culturales más atractivas para el turismo
por su oferta cuantiosa y sobre todo rica en términos de contenido. Sin embargo
desde 2007 con la asunción del actual jefe de Gobierno Mauricio Macri, cada vez
es menor la posibilidad de acceso a dichas ofertas para los propios habitantes
de la ciudad, y en ese sentido existen dos factores centrales: la desigualdad y
la concentración de la oferta cultural.
Tomemos
como ejemplo inicial las salas de cine. Los datos del Sistema de Información
Cultural de la Argentina – SINCA-, muestran que la Comuna 1 posee el 38% de los cines de la Ciudad, mientras que las comunas 4,
8, 9 y 10 (ubicadas en el sur y oeste de la
Ciudad) no tienen ningún cine en todo su territorio. Con respecto al teatro
pasa algo similar, nuevamente la
Comuna 1 conjuga el 36% de los
teatros, y las 5 primeras comunas con mayor oferta, también ubicadas en las
zonas centro y norte, concentran el 80% de las salas. El negativo de esto, es
que las comunas 8 y 9 directamente no tienen ni un teatro para sus habitantes.
Debe tenerse en cuenta que la extensión de la ciudad, y las dificultades de
movilidad y transporte, hacen de la cuestión de la accesibilidad un problema
para las comunas o barrios más apartados.
Uno podría
pensar que esta tendencia resulta histórica y hasta estructural en la Ciudad de Buenos Aires, pero justamente
frente a legados históricos y a preferencias de inversión del sector privado,
es el Estado quien debería asumir funciones de regulación y promoción para, al
menos, atenuar esta desigualdad tan marcada. La inacción del Gobierno de la Ciudad favorece la concentración de la
oferta, y como consecuencia, la cultura se vuelve menos accesible para la
mayoría de los porteños y las porteñas.
Aquello
puede observarse claramente si uno analiza la utilización del presupuesto
destinado al Ministerio de Cultura de la
Ciudad de Buenos Aires (y al
Teatro Colón). Si bien dicha suma aumentó considerablemente entre 2005 y 2012,
no se refleja en una política cultural de fomento a la cultura ni promoción de
las identidades locales. Por el contrario, prioriza la promoción de la Ciudad como destino turístico, la industria
inmobiliaria y la radicación de empresas privadas, potenciando la desigualdad y
concentración de la oferta. El Distrito Audiovisual y el Distrito de las Artes
que tienden a la concentración sistemática de las actividades y benefician a
las empresas que en ellos se radiquen, son muestras de una política orientada
claramente a una minoría, en desmedro de los circuitos públicos.
Asimismo si
bien el nivel de gasto público en cultura presenta una tendencia en constante
aumento desde 2005, en los últimos años se observa una leve reducción: pasó de
3,82% en 2008, a 3,14% en 2012. Uno de los mayores
afectados en este sentido es el Programa Cultural en Barrios, que se
trata de una política que, desde el retorno a la democracia a través de los
Centros Culturales Barriales que dependen del Gobierno, pretende
descentralizar la actividad cultural en los distintos barrios y comunas de la Ciudad. El presupuesto
para dicho programa osciló entre 2008 y 2012 en torno al 2%.
Justamente
ante la ausencia de ofertas culturales privadas en muchos sectores de la
ciudad, los Centros Culturales Barriales nacen naturalmente como una opción
concreta de acceso libre y gratuito a la cultura. Pero el funcionamiento de
estos centros dependientes del Gobierno de la
Ciudad muestra la misma tendencia
centralizadora.
Desde la
asunción de Mauricio Macri se ha producido una notable disminución de la
cantidad de actividades que allí se realizan: de 3.250 en 2008 a 2.641 en 2012. Aquello es consecuencia
directa del desfinanciamiento de más de la mitad de los talleres gratuitos que
funcionaban en la Ciudad, y el
desalojo violento de más de 20 centros culturales.
Al mismo
tiempo, el “megaevento” es la única actividad que aumentó sus asistentes en
estos años: su convocatoria ascendió de 34.094 en 2008 a 418.673 en 2012. El ejemplo más
reciente es la creación del “Buenos Aires Rock”, en el histórico predio del
Parque de la Ciudad, donde se
llevó a cabo el Quilmes Rock 20113, que benefició exclusivamente a la
empresa Siberia SA, que por solo ciento ochenta mil pesos accedió a
un negocio con el que recaudó 22,5 millones de pesos.
Evidentemente
las políticas que viene ejecutando el Gobierno de la Ciudad no afectan la centralización de la
oferta, aumentan la desigualdad de oportunidades, y hacen que la cultura
resulta cada vez menos accesible para la mayoría de los habitantes.
Lamentablemente todo aquello es parte de un proceso de mercantilización y de
vaciamiento de espacios tradicionales de la cultura popular porteña.
Fuente: Diario Registrado
8 años van a ser de este gobierno de mierda. Vamos a ver que se traen mis vecinos porteños para los próximos cuatro.
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