"Como no voy a ser, como no voy a ser, como no voy ser un buen troskista... papa es un industrial, maneja el capital... y tiene obreros peronistas¡¡¡¡¡¡¡..."



RICARDO FORT: Shock trotskista para chocolatín Jack


Por: Carlos Burgueño

Jorge y Eduardo Fort, los dos hermanos que manejan la histórica y clásica fábrica La Delicia Felipe Fort, maldecirán por siempre el día en que su tercer hermano, Ricardo, se decidió por ingresar en el mundo de la farándula. Al hacerse famoso por desplegar su ecléctico arte por los teatros y, fundamentalmente, los programas de escándalo de la televisión, Ricardo Fort se caracterizó por mostrar abiertamente al mundo su fortuna personal y, en especial, su nivel de gastos, digno de un excéntrico exhibicionista. En principio, nada que criticar desde lo impositivo o fiscal, ya que fue reiteradamente investigado por la AFIP y todo lo que mostró estaba tributariamente declarado. Los problemas aparecieron por otro lado. Más precisamente, en el corazón de la generación de la fortuna familiar: la fábrica de golosinas ubicada en la esquina de Gascón y avenida Díaz Vélez, desde donde salió durante décadas gran parte de los productos más queridos por todos los argentinos; entre otros, Jack, Jaqueline, Dos Corazones, los paragüitas y las monedas de chocolate.


Fue durante el período 2009- 2010 cuando Fort descubrió que lo suyo era un lugar vistoso en el starlet local, lo que aparentemente consiguió. Un año después, en 2011, y al ver a las claras la vida de uno de los dueños de la fábrica en la que trabajan, los empleados de la planta decidieron dar un giro radical a la aceptación de la política laboral que desde siempre se mantenía en La Delicia Felipe Fort. Desde la fundación en 1912, Felipe Fort, abuelo de Jorge, Eduardo y Ricardo, comenzó con un pequeño emprendimiento que ya en 1926 operaba en el establecimiento de Gascón y Díaz Vélez. Tanto Felipe como su hijo, Carlos Augusto, quien lo sucedió en 1963, mantuvieron la misma política "paternalista" con sus operarios, lo que les cerraba desde el punto de vista económico-cultural. Se cuentan historias sobre electrodomésticos, fiestas de quince y casamientos o atenciones a la salud de algún trabajador o su familia, costeadas directamente por Felipe o Carlos Augusto con su bolsillo. Una forma efectiva de sortear otras demandas más costosas. La intención de continuar con esta política laboral caracterizó la gestión de Marta Fort, viuda de Carlos Augusto, y la posterior de Jorge y Eduardo. Ricardo optó por otro destino: Miami, exorcizando problemas familiares. Viendo el lujo desplegado, de manera rápida, una comisión interna de raíz trotskista emergió como representante de los operarios bajo el signo del Frente de Izquierda y los Trabajadores. Su líder fue Rodolfo Vidal y su padrino Néstor Pitrola, hoy diputado. Tuvieron un primer éxito repentino, al ser sancionada la fábrica luego de una denuncia de esta comisión interna en 2010 por la existencia de unos doscientos trabajadores que permanecían en negro luego de haber sido incorporados de manera irregular. El período de prueba se había extendido más de seis meses. La posición de la comisión interna y la validación de la representatividad de Vidal fueron ratificadas por el Ministerio de Trabajo. Desde ese tiempo, y hasta octubre pasado, los reclamos laborales de la comisión interna nunca cesaron y se considera a la compañía como una de las de mayor grado de conflictividad dentro de los fabricantes de alimentos del país. La comisión interna de origen trotskista hablaba hacia septiembre pasado de la precarización de unos 150 trabajadores provenientes de agencias de empleo temporario, fallos judiciales contrarios y de la falta de medidas de seguridad tales como "puertas de emergencia soldadas, ausencia de instructivos de evacuación", según el propio Vidal. "Hace dos años que no hay zapatos de seguridad para las mujeres, no hay servicio médico a la noche y no tenemos guardería", amplió. Habla además de "maltrato laboral", "hostigamiento" y que los trabajadores son hoy "un número que produce" de parte de dueños que "se manejan como patrones de estancia. Es una dictadura".La empresa incluso tuvo un curioso privilegio: a las puertas de su planta se realizó el acto de clausura, en octubre pasado, de la campaña para diputados nacionales del FIT, la alianza que llevó a Pitrola hacia la Cámara baja. Quedó claro que la imagen de Ricardo Fort mostrando sus artes y bienes personales en la televisión de alto rating provocó, cual búmeran, que creciera exponencialmente en La Delicia Felipe Fort una comisión interna de alta representantividad y poder de fuego. Según dicen sus responsables, este estilo "llegó para quedarse". Una advertencia para otras fábricas familiares de todo el país, con hijos o nietos con inquietudes mediáticas. 

Fuente: Ámbito Financiero

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