PIEZA 1: La concentración de la riqueza y la distribución de la
pobreza
En
la historia de la humanidad, distintos modelos sociales se han disputado el
enarbolar el absurdo como distintivo de orden mundial. Seguramente el
neoliberalismo tendrá un lugar privilegiado a la hora de los premios, porque su
"reparto" de la riqueza social no hace más que distribuir un doble
absurdo de acumulación: la acumulación de riquezas en manos de unos cuantos, y
la acumulación de pobreza en millones de seres humanos. En el mundo actual, la
injusticia y la desigualdad son los signos distintivos. El planeta Tierra,
tercero del sistema planetario solar, tiene 5 mil millones de seres humanos. En
él, sólo 500 millones de personas viven con comodidades mientras 4 mil 500
millones padecen pobreza y tratan de sobrevivir. Un doble absurdo es el balance
entre ricos y pobres: los ricos son pocos y los pobres son muchos. La
diferencia cuantitativa es criminal, pero el balance entre los extremos se
consigue con la riqueza: los ricos suplen su minoría numérica con miles de
millones de dólares.
La
fortuna de las 358 personas más ricas del mundo es superior al ingreso anual
del 45% de los habitantes más pobres, algo así como 2 mil 600 millones de
personas. Las leontinas de oro de los relojes financieros se convierten en una
pesada cadena para millones de seres. Mientras que la "cifra de negocios
de la General Motors es más elevada que el Producto Nacional Bruto (PNB) de
Dinamarca, la de la Ford es más importante que el PNB de Africa del Sur, y la
de la Toyota sobrepasa al PNB de Noruega" (Ignacio Ramonet, en LMD I/1997
#15). Para todos los trabajadores los salarios reales han caído, además de que
deben sortear los cortes de personal en las empresas, el cierre de fábricas y
la reubicación de sus centros laborales. En las llamadas "economías
capitalistas avanzadas" el número de desempleados llega a los 41 millones
de trabajadores. En forma paulatina, la concentración de la riqueza en pocas
manos y la distribución de la pobreza en muchas, va delineando el signo de la
sociedad mundial moderna: el frágil equilibrio de absurdas desigualdades.
La
decadencia del sistema económico neoliberal es un escándalo: "La deuda
mundial (comprendiendo las de las empresas, los gobiernos y las
administraciones) ha sobrepasado los 33,100 miles de millones de dólares, es
decir, 130% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y crece a una tasa del 6%
al 8% por año, más de 4 veces el crecimiento del PIB mundial" (Frédéric F.
Clairmont. "Ces deux cents sociétés qui controlent le monde", en LMD.
IV/1997). El progreso de las grandes transnacionales no implica el avance de
las Naciones desarrolladas. Al contrario, mientras más ganan los gigantes financieros,
más se agudiza la pobreza en los llamados "países ricos". La
diferencia a eliminar entre ricos y pobres es brutal y no parece haber ninguna
tendencia por ese rumbo, antes al contrario. Lejos de atenuarse, ya no digamos
de eliminarse, la desigualdad social se acentúa, sobre todo en las naciones
capitalistas desarrolladas: En los Estados Unidos, el 1% de los norteamericanos
más ricos ha obtenido el 61,6% del conjunto de la riqueza nacional del país
entre 1983 y 1989. El 80% de los norteamericanos más pobres no se han repartido
más que el 1,2%. En la Gran Bretaña el número de los sin techo se ha duplicado;
el número de niños que viven sólo de la ayuda social ha pasado del 7% en 1979
al 26% en 1994; el número de británicos que vive en la pobreza (definida como
menos de la mitad del salario mínimo) ha pasado de 5 millones a 13,700,000; el
10% de los más pobres han perdido el 13 % de su poder adquisitivo, mientras que
l0% de los más ricos han ganado el 65% y desde hace cinco años se ha doblado el
número de millonarios (datos de LMD. IV/97). A inicios de la década de los
90´s: "unas 37,000 firmas transnacionales encerraban, con sus 170,000
filiales, la economía internacional en sus tentáculos. Sin embargo, el centro
del poder se sitúa en el círculo más restringido de las 200 primeras: desde los
inicios de los años 80, ellas han tenido una expansión ininterrumpida por vía
de las fusiones y las compras "de rescate" de empresas. De este modo,
la parte del capital transnacional en el PIB mundial ha pasado de 17% a mitad
de los años 60 a 24% en 1982 y a más del 30% en 1995. Las 200 primeras son
conglomerados cuyas actividades planetarias cubren sin distinción los sectores
primario, secundario y terciario: grandes explotaciones agrícolas, producción
manufacturera, servicios financieros, comercio, etc. Geográficamente ellas se
reparten entre 10 países: Japón (62), Estados Unidos (53), Alemania (23),
Francia (19), Reino Unido (11), Suiza (8), Corea del Sur (6), Italia (5) y
Países Bajos (4)". (Frédéric F. Clairmont. Op.Cit.).
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