EL CUARTO 25 DE MAYO por HUGO PRESMAN



1810-1973-2003...


El 25 de mayo del 2013 coincide con 10 años de kirchnerismo. Más que un modelo, una dinámica política con rupturas importantes  y con continuidades con la década del noventa El balance arroja un superávit que era difícil de atisbar y mucho menos imaginar o pronosticar en aquél incierto 25 de mayo del 2003.

Tres gobiernos que han concretado entre otras medidas rupturistas con la década anterior tales como: haber colocado la política sobre la economía y haber recuperado la presencia del Estado como regulador y limitador de las desmesuras del mercado; la negociación de la deuda, con su significativa quita y reprogramación de los pagos bajando el peso fundamental de la misma, que precipitó todas las crisis económicas desde 1983, un verdadero caballo de Troya dejado por la dictadura establishment-militar; el crecimiento a tasas chinas del PBI, la política de derechos humanos y el juzgamiento de los genocidas; la apertura de la Casa de Gobierno a las organizaciones sociales y organismos de derechos humanos; el cambio en la integración de la Suprema Corte de Justicia y el modo de la elección de sus integrantes;  la política exterior latinoamericana; el no al ALCA, un hito histórico; la estatización del correo, de Aerolíneas Argentinas, de YPF, de Aguas Argentinas y de las AFJP;  la mejoría en la distribución del ingreso; la disminución a límites manejables de la desocupación con la creación de millones de puestos de trabajo; la posibilidad de incorporar a dos millones de personas a la jubilación que habían quedado excluidas de las AFJP (y que debido a su pase al Estado los jubilados obtengan dos aumentos anuales que por ahora han sido superiores a la inflación); la asignación universal por hijo; el matrimonio igualitario y  la identidad de género; la ley de las empleadas del hogar; la nueva ley que rige las relaciones laborales de los  peones rurales; la ley de medios de comunicación; el proyecto modernizador de unificación de los códigos civil y comercial; el fomento a la industria; el funcionamiento pleno de las convenciones colectivas de trabajo y de las paritarias; la no judicialización de la protesta social; el intento de recuperar el predio de la Rural; las luchas contra ciertos sectores importantes del poder, como la Iglesia, la mesa de enlace agropecuaria, Techint, Repsol, Shell, AEA; la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, hasta ese momento trinchera financiera del neoliberalismo; la incorporación de los jóvenes a la política, la repatriación de científicos; el aliento a la ciencia y a la tecnología; el haber llevado el presupuesto en educación al 6% del PBI, la construcción de escuelas y hospitales; la construcción de viviendas populares, las políticas económicas contracíclicas, muy valorables, en momentos de crisis internacionales y propias. 

Como continuidades, y por lo tanto materias pendientes: la concentración y extranjerización de la economía; una estructura económica exportadora que continúa primarizada; la lamentable política minera;  el mantenimiento de un regresivo sistema tributario; el atraso notable en lo que se refiere a transporte e infraestructura; la tardanza en asumir el déficit energético que hoy constituye una hipoteca en la balanza de pagos; el enriquecimiento de funcionarios imposible de justificar. Como déficits propios, la inexistencia de estadísticas confiables con la intervención del INDEC, la minimización del efecto muy negativo de la brecha cambiaria, la tardanza en hacerse cargo de la necesidad de acotar la inflación con medidas imaginativas, la minimización del problema de la seguridad, la indiferencia sobre los derechos de los pueblos originarios con importantes violaciones a los derechos humanos, el no haber puesto todos los recursos del estado para aclarar desapariciones como la de Jorge Julio López y Luciano Arruga, la desarticulación de organismos de contralor,  la complicada construcción política durante la segunda presidencia de Cristina Fernández difícil de descodificar y que abre un importante interrogante de cara al futuro. Tendencia al aislamiento y una creciente tentación de considerar enemigo a quien desde el mismo campo señala problemas evidentes, lo que alienta al chupamedismo y la alcahuetería.

En un punto intermedio, una interpretación histórica valorable pero sesgada de la década del setenta.

 Parece evidente que los avances sociales y políticos son mucho más intensos que los operados en el campo de la estructura económica.

El décimo año del ciclo se presenta con un frente externo caracterizado por el acoso de los fondos buitre; una disminución significativa del crecimiento económico; caída en la construcción; un aumento pequeño de la desocupación; el desgajamiento del apoyo sindical; el enfrentamiento con el cavernícola poder judicial;  un malestar creciente en las clases medias traducido en tres cacerolazos en los últimos nueve meses;  y una intensificación notable del conflicto con los medios dominantes que han decidido echar el resto para desestabilizar en forma brutal , hacer retroceder al gobierno e infligirle una derrota en el 2015. Tropiezan en su intención con una oposición carente de alternativas, fragmentada, no representativa, y manejada por Clarín en forma tan desfachatada como la pretendida ley de defensa de la libertad de prensa que intentan imponer legislativamente dos candidatos del grupo, como Macri y De la Sota, con concesiones al medio que dejarían al colonial tratado Roca- Runciman como un ejemplo de soberanía.

El kirchnerismo ha demostrado en situaciones difíciles una gran capacidad de avanzar.

A su vez el gobierno carece también de un candidato para el 2015, cerrada la posibilidad de reelección de Cristina.

Detrás de este escenario intrincado, está la lucha de dos proyectos en pugna, ese que atraviesa la historia argentina y que se caracteriza porque ninguno se puede imponer definitivamente. 

24-05-2013 
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