Disfraz y Extravío

Amarla es tarea sencilla,
humillado, le confieso lamentar
saber que la competencia 
coincide conmigo...
Alcanza con gozar de sus ausencias
porque de algún modo
esas nostalgias ensayan
lo pendiente, lo borroso, lo ardoroso,
aquello que buenamente
o no tanto, sucedió.
Amarla no precisa de paisajes,
todo entorno resulta magro y deslucido,
  y sólo cuenta como telón de fondo
de la inmensa obra por Dios creada,
boceto pensado en su momento
de mayor inspiración,
síntesis consumada,
grácil melodía, sutil y benigna alucinación...
Amarla no reclama de siniestras remembranzas
menos aún necesita la existencia 
de artistas o de poetas,
tampoco de risas y lágrimas,
 acaso de confinadas apariencias...
Porque amarla sólo es haberla intuido
sospechar de su exisistencia
presumir que en ocasiones
los deseos nos besan...
Y aunque le parezca extraño
quiero decirle que me sirve y me alcanza
expirar recluido en sus insomnios.
Si le suena conformista
me concedo prevenirla:
Es la única instancia tangible
para persistir, más o menos, con vida,
intruso en su boca, ajeno en sus ojos
en sus brillos y cautelas.


Le digo sin vergüenza alguna
que acepto con agrado
el modelo de evocación que usted escoja,
aunque el listado incluya mis peores incisos,
mis deslucidos encantos
y mis siniestros devaneos.
Reconozco me gustaría anteponer
que mis besos, flores, cenas y caricias
acompañen su camino,
pero ante la presente circunstancia
bajo ningún concepto sostengo la aspiración
que acepte tamaña iniquidad.
Repudiaría como alegato la mención,
jamás osaría corromper su voluntaria amnesia
y sin mediar pretexto alguno
rendirme hasta el fin de los tiempos
velado de extravío, ataviado por su olvido.

                              Autor:  Gustavo Marcelo Sala






Comentarios