Caparrós y el Fachoprogresismo
una amarga experiencia...


Hace pocos días, acaso motivado por la melancolía, torpezas de la edad sospecho, visité la página de Internet de quién fuera uno de los principales referentes culturales de mi juventud. Hombre que descubrí casualmente, durante la década del ochenta, en el mejor programa televisivo del que tengo memoria. Martín Caparros junto a Jorge Dorio eran las caras visibles de un proyecto comunicacional innovador (aún lo sería) de la Fundación Plural titulado El Monitor Argentino. Cada entrega dominical, emitida bastante tarde por cierto, poseía entre sus segmentos: crítica literaria, números artísticos alternativos, musicales inéditos, recomendaciones varias, el esperado final de los Melli (Belloso-Dreizik) y una configuración artística que por sobre todas las cosas exponía un respeto hacia el televidente ciertamente inusual. Ambos conductores no sólo exhibían un lenguaje atildado y sumamente franco, además le adosaban al guión su personal estructura intelectual, valor agregado que enriquecía cada entrega semanal con un notable grado de distinción. Era un auténtico programa de culto, sin proponérselo, sin ufanarse por ello. A partir de entonces volcarme hacia las lecturas de las obras de Caparros conformó un segmento rutinario de mi vida. Poco a poco fui descubriendo y distinguiendo sus construcciones, fui advirtiendo sus entrelineas y comenzamos a coincidir con una visión del mundo que para nada nos conformaba.



Desde mi juventud suelo adquirir material literario por simpatías personales, por fuera del interés que siempre tuve por los clásicos. Seguramente y en estricto enfoque literario tal conducta resulta criticable, pero que va... por entonces yo al tipo lo apreciaba y algo debía hacer para que le fuera bien, sobre todo cuando de comienzos se trata. Hay artistas y obras que no necesitan de nuestra subjetividad sentimental, acaso apoyos adicionales. El horizonte de los universales no precisa de tamaña vulgaridad humanística. Por eso hay dolores que duelen más. Uno en su vida puede leer, siendo avezado lector, entre 8.000 y 10.000 textos. Convengamos que si de prioridades artísticas, ensayísticas y científicas se trata, dentro del campo de la literatura universal, tristemente debemos asumir que Martín todavía estaría esperando por su turno; amen que estemos convencidos de que los premios otorgados por aquellos que nos tienen contratados ostentan indiscutible validez. 

Hombre de izquierdas que no dejaba de escrutar a las izquierdas, comprendiendo por entonces que resultaba infantil exigirle a las derechas gobernantes reivindicaciones sociales que jamás incluirían en sus políticas. Que era necesaria la construcción de algo novedoso y alternativo a favor de concretar esas tan ansiadas demandas. Debo reconocer que textos como Valfierno, Contra el Cambio, Un Día en la Vida de Dios y La Voluntad me hicieron pasar excelentes momentos, aunque bueno es hacer notar que tengo una visión bastante crítica sobre su investigación en El Interior. Trabajo eminentemente antropológico en donde el autor se posicionaba como una suerte de espectador de un colectivo al cual no pertenece. Sosteniendo la idea de las muchas Argentinas, y no de la única, plagada de contradicciones, ignominias y diferencias.

Su página en el diario español El País me llamó mucho la atención. Siguiendo con la lógica de El Interior persiste en no arriesgarse, porque sospecho que para Caparros ser Argentino, ser Latinoamericano, es arriesgarse. El tipo no disfruta de su Patria, porque no la considera como tal. Para él su Patria lo será en tanto y en cuanto cumpla ciertas condiciones y apetencias. No ama sus quebrantos, no lucha desde adentro por modificar sus ignominias, no se siente hijo de ese padre imperfecto e injusto.

De su lista de artículos no he podido rescatar renglón alguno que justifique persistir en la idea de ser “Sudaca”, no encontré mención que lo aparte de la dicotomía civilización o barbarie, apuntando permanentemente en contra de una sociedad que según sus dichos se encuentra dominada por una cohorte de antropoides. Sus adherentes y comentaristas más fervorosos, curiosamente, son escribas que desprenden en sus textos cuantiosos kilos de pus sectaria, de modo que su mensaje evidentemente está encontrando un nicho del cual no creo que aquel joven Martín pueda sentir notables orgullos. Para Caparros todo lo que hacemos como colectivo social es estúpido: Defender la soberanía de las fuentes de energía, sostener en organismos internacionales las demandas sobre Malvinas, la Ley de Medios Audiovisuales, la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Tecnópolis, la AUH, el incremento en el presupuesto educativo, la integración regional, las políticas de DD.HH, la renegociación de la deuda, la baja en los índices de desocupación, los proyectos de inclusión encabezados por organizaciones sociales, haber estatizado los fondos de pensión, haber incorporado 2.5 millones de jubilados al sistema, tener el mayor salario de la región, el plan netbook, el sistema de vacunación gratuito y obligatorio, la creación de 5 millones de puestos de trabajo formal, el plan para la recuperación de científicos, el millar de escuelas inauguradas, la recuperación de la escuela técnica, la inauguración de universidades, el exponencial crecimiento del alumnado en el tercer nivel educativo, el Canal Encuentro, el INCAA, y centenares de obras y emprendimientos que permitieron desarrollar el presente y traumático proceso industrialista. Para Caparros todo lo antedicho no tiene validez en función de lo que aún está pendiente; incisos con los cuales estoy de acuerdo se deben resolver urgentemente pero que para nada empañan la enorme tarea realizada en función de dos incisos que prefiere soslayar: La crisis internacional y el punto de partida. (Momentos en los cuales se pavoneaba en el Parque Rivadavia del coqueto barrio de Caballito, pretendiendo hacer una revolución cacerolera y burguesa, junto con la actual estrella del Oligopolio. Tiempos en los cuales los Wichis y los Qom podían esperar ya que no eran prioridad en sus agendas)

Por supuesto que la política de transportes del Gobierno deja mucho que desear, al igual que la cuestión minera, le agregaría que se hace necesaria una reforma impositiva integral, cosa que él omite, y que se hace indispensable la contención social de la totalidad de la población para eliminar definitivamente la pobreza. Pero no es menos cierto que lo realizado hasta el momento es mucho más de lo esperado allá por el 2003. Sin embargo para el viejo progresista devenido en ciudadano europeo nada de lo realizado merece atención y respeto. En consonancia con sus seguidores fachoprogresistas, liberales y socialistas, adolece de soluciones, prefiere, por el momento, no develar los cómo y los para quién, no sea cosa de perder lectores.

Muy poco quedó de aquel joven intelectual de oscuras poleras que frente al televisor salía de los cánones establecidos para invitarnos a repensar lo pensado, a desesctructurar lo estructurado. Lo observo vencido, lo noto sin Patria, sin valor para luchar, un hombre que seguirá escribiendo a contracara de aquellos sueños que tuvo y que sólo se complace con acariciarle los oídos a las multitudinarias hordas de desmadrados que últimamente se han puesto a discutir desde las derechas las bases para un mundo peor.

En qué baúl, en qué placard, en cuál departamento de alquiler suburbano europeo dejaste olvidados los intentos, qué mujer se robo tus banderas. Vos sabés mejor que nadie, en política la perfección no existe y siempre se trata de intentarlo; permanentemente desde la crítica y el análisis vamos a hallar claroscuros que se deben atender, pero desechar lo realizado, mostrase desencantado por la felicidad de muchos “estúpidos” que preferís obviar, resulta tan inconducente como sospechoso. Alguna vez te escuché decir, ante el fracaso del socialismo formal que no existe “lugar en el mundo”. Lamentablemente te debo informar que mientras cumplamos con todos los requisitos para estar con vida debemos honrar dicho beneficio biológico del mejor modo posible, dejando de lado las absurdas inquisiciones y malicias con las que solemos cargar a los demás por obra y gracia de nuestros odios y fracasos.

Vivo en un pueblito de 1000 habitantes en el Partido de Coronel Dorrego. En el año 2005 llegaron el secundario tradicional y el secundario para adultos. Ya no hay que recorrer los 40 kilómetros hasta la ciudad cabecera para que el piberío se instruya. En el año 2009 llegó el Gas de red, y existe pleno empleo de la mano de tres empresas que invirtieron para desarrollar servicios agrícolas y para agregarle valor a la producción primaria. Hace poco llegaron a las entidades educativas e intermedias del pueblo el servicio de WI-FI, la Televisión Digital Abierta y las netbook para cada pibe; un laboratorio completo para el colegio completó el envío de Nación. Imposible describir la alegría de los chicos. Los vecinos se esmeran como nunca para hermosear los frentes y los interiores de sus casas, perciben que vale la pena; y casi todos poseen movilidad propia, aunque sea un cacharrito o una moto, la cuestión es de vez en cuando dominguear en las playas de Monte Hermoso, tomarse unos mates en las Sierra de la Ventana o hacer un asadito “de la costa” a la vera de la Cascada Cifuentes. Acá no existen arbolitos ni casa de cambio, no hay embotellamientos y la siesta sigue portando un valor cultural inexcrutable.

Aquí no Gobierna el kirchnerismo, te diría que si nos juntamos no llenamos un colectivo; el radicalismo está al frente del municipio desde siempre. Ni Nación, ni Provincia escatiman los aportes y existe, en el marco de la política distrital, lo mismo que tus enfervorizados escribas le critican al Gobierno Nacional: clientelismo, corruptelas, proveedores con preferencias, compras direcccionadas, presupuestos no cumplidos, partidas y subsidios con marcado sesgo político y demás cuestiones que hacen al irremediable formato argentino. Nos peleamos mucho por lo que falta, sobre todo en temas de salud, pero mucho más valoramos lo logrado. Aquí, en plena línea seca, CFK logró un 40% de las voluntades tanto en el 2007 como en el 2011 y el Intendente Radical (que no es K) Fabián Zorzano, un 44%. ¿Vos crees qué somos estúpidos?

Es probable que desde la Hispania justa y equitativa, poderosa y determinante, estas cuestiones no puedan visibilizarse y menos aún valorarse, pero se trata de la vida de las personas, esas mismas que mencionás pero que en realidad no cuentan como relato sentipensante en tus sesgados alegatos.

La presente no tuvo la intención de hacerte recapacitar, jamás osaría reprenderte, simplemente deseaba contarte que mientras vos estás muy cómodo voceando a cuenta y cargo de los profetas del odio existen otros horizontes, acaso otras contradicciones y quebrantos, otra forma de pelear la vida, otro modo de disfrutar la Patria.

Un saludo, prometo no molestar más, ni a vos, ni a tus actuales compañeros de ruta... Eso sí. No me gusta que te rías de nuestros dolores y nuestras perdidas. Menos aún que te mofes, cual conquistador, de nuestras más profundas emociones y creencias. No me gustaría descubrir, más allá de nuestros actuales desacuerdos, que te has transformado en una soberana porquería... 

Comentarios

  1. Muy bueno, Gustavo, comparto cada una de las expresiones que volcás en el texto. Tengo en mi biblioteca los tomos de "la voluntad" y hace un tiempo releyéndolos trataba de comprender el presente de caparrós, sus dardos europeos y el veneno a distancia que destila, hoy terminé de leer el post y creo que el mejor resumen para entender su momento es: "Lo observo vencido, lo noto sin Patria, sin valor para luchar, un hombre que seguirá escribiendo a contracara de aquellos sueños que tuvo y que sólo se complace con acariciarle los oídos a las multitudinarias hordas de desmadrados que últimamente se han puesto a discutir desde las derechas las bases para un mundo peor."
    un abrazo desde las tierras arenosas

    ResponderEliminar
  2. Un gusto volver a tener contacto Edgardo

    Si quiere corroborar hasta dónde ha llegado el tipo curiosee su página de Diario El País. Entre sus escritos y sus admiradores no hacemos un axón. Durante estos días anduve por ahí peleándome un poco. Es realmente una pena.

    saludos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario