Ganar dinero como nunca
Perder prestigio como resultante



“Fue a fundar Caracas; pero resulta que ya estaba fundada, pero él no lo vio”. Los últimos testigos que lo vieron por la capital venezolana aseguran que se retiró quince minutos antes de lo previsto, apurado, sin dar explicaciones, evitando procesar los engorrosos e incómodos análisis políticos, tratando de abandonar solapadamente ese par de valijas que llevó desde la calle Piedras cargadas de operaciones, mentiras y vergüenzas rentadas. Portaba en su mano derecha una tentadora bandeja de rolls de sushi para picar en el viaje y en su mano izquierda la visa correspondiente y un pasaje en helicóptero. Dicen que, trasbordo mediante, lo estaban aguardando en Buenos Aires Antonia y sus papás, Héctor de Barracas y una elegante mesa colmada con pizzas de variados gustos y champagne de primera calidad. Ahogar las penas entre camaradas de lucha con cierta impronta lujosa es lo menos que se merecía. Su tarea fue ciclópea, la derrota fue sin dignidad, el pueblo venezolano, expresándose con absoluta libertad se encargó del asunto. Por la mañana del Domingo había escrito en Perfil que si Chávez ganaba, Cristina iría por todo. Si alguien consigue relacionar ambos conceptos por fuera del slogan le pido por favor me despabile intelectualmente. ¿Qué es ir por todo? ¿Acaso militar activamente para tratar de hacer cumplir con la Ley de Medios Audiovisuales, una ley emanada desde las mismas entrañas de la democracia?. Cuestiones que no alcanza a percibir, lecturas sesgadas plagadas de odio, al igual que sus visiones en relación con la Caracas democrática ya fundada, esa misma Caracas que de un día para el otro, allá por el 2008, comenzó con decisión militante a ignorar.
De todos modos no pensemos en arrepentimientos ni en ataques de conciencia. Ya han dado vuelta la hoja, se preparan nuevas acciones, renovadas operaciones. Ante un prestigio perdido, en consecuencia ausente, sólo queda el dinero. A por él entonces, nunca ganaste tanto en tan poco tiempo. No tenés que cubrir tus propios cheques voladores ni lidiar con socios capitalistas de dudoso rango ético. Sos un simple empleado bajo relación de dependencia. Obediencia debida se llama, algo que no te gustaba para nada cuando las viejas y las locas te daban bola. La tarea continuará. Viciando los argumentos, edificando daño, subestimando nuestra inteligencia tu crees que nos matas diría el Tano Porchia, nosotros en cambio creemos que te suicidas.


Comentarios