LA DOBLE MORAL - Nota de Opinión -


LA CORRUPCIÓN COMO EFICAZ MÉTODO DE SOCIALIZACIÓN 

Me voy a permitir encarar el tema de la corrupción como fenómeno social y no desde la absurda e hipócrita indignación. Los medios y la gran mayoría de sus analistas nos tienen acostumbrados a prolongados discursos aleccionadores al frente de foros en donde el ceño fruncido es la alternativa de protesta y enfado. Aquí no habrá cólera ni enojo, es un humilde intento de análisis. Dejemos la condena en manos de aquellos supuestos virtuosos que suponen ver la corrupción (siempre ajena) sólo en determinadas acciones individuales, buscando culpables cual si fueran agudos detectives y no como lo que realmente es: Una de las formas más exitosas de interrelación humana. El éxito desde lo empírico y lo deductivo, desde la práctica y la dialéctica, desde lo usual y lo cotidiano.

En primera instancia es necesario no mezclar conceptos. Delito y corrupción no siempre caminan por el mismo sendero; la graduación, el contexto y las circunstancias del evento es lo que marca la diferencia. Tres o cuatro funcionarios enquistados dentro de una empresa, pública o privada, direccionando licitaciones a favor de grupos cercanos no guarda el mismo tenor conceptual que violar una caja fuerte.
Este último es un evento eminentemente individual mientras que el otro necesita per-se un acuerdo tácito entre sus actores (colectivo actuante): Los funcionarios mencionados, los gestores, los empleados que admiten este mecanismo como válido, los propietarios de las empresas y algún gerente de Auditoría de alto rango que haga la vista gorda. Esto automáticamente desarrolla un sistema de relación cuya base de sustentación es el interés común de ese colectivo. Esta fidelidad se mantendrá indemne en tanto y en cuanto se cumplan todos los pactos preestablecidos de modo el interés mutuo siga asegurando el funcionamiento óptimo de la asociación.

Siempre un evento irregular de carácter individual o compuesto por poca cantidad de personas será susceptible de condena, en cambio un acontecimiento atomizado (burocratizado) tiene franjas de inmunidad porque colectivamente involucra una dinámica de sucesos e individuos en donde no todos los mecanismos actuantes están sujetos a análisis éticos o condena directa. (Una oficina de Compras y Contrataciones de una corporación por ejemplo)

Como método o forma de relación social la corrupción ha creado un nuevo lenguaje cuyo axioma es el silencio y el engranaje es el sofisma. Es oportuno agregar que la ambigüedad existente entre actores principales y de reparto puede hacernos pensar que no todos participan de tal ordenamiento. Y es ahí donde aparece aquello de la graduación. En este contexto no vale la pena la inclusión de temas éticos. Determinados valores o paradigmas se han modificado o han desaparecido con el correr de los tiempos. La civilización es dinámica, en consecuencia aferrarse a valores de manera irrevocable es reducir la idea sobre la evolución de la humanidad, cuestión que linda con la pereza intelectual.

Tal ves la llamada corrupción sea en la actualidad la mejor herramienta de relación existente ya que perdura dentro de todos los ordenamientos sociales y de modo transversal circula por todos formatos políticos e ideologías, lo cierto es que tiene mayor poder que la propia política debido a que tiene que ver con el hombre, su medio, sus costumbres y su cultura en estricto sentido antropológico.

Es probable que con el tiempo esta desdichada palabra sufra la misma suerte que tantas otras antiguamente denostadas. Pensemos que Lucio Cornelio Sila y Cayo Julio César fueron nombrados Dictadores y con honores, llevando el cargo con sumo orgullo durante dos de las etapas más brillantes de Roma. En la actualidad ni los dictadores desean llamarse así. Sus dictaduras suelen ser sumamente democráticas: Procesos, períodos y supuestas revoluciones libertadoras son convenientes eufemismos para tales efectos.

Claras muestras de conductas consideradas venales, ruines y corruptas en la antigüedad, y alguna de ellas hasta no hace muchos años, hoy forman parte de las constituciones y declaraciones humanistas de la mayoría de los estados y de todos los organismos internacionales:

·        Los derechos de los trabajadores
·        La igualdad racial
·        La igualdad de género
·        La libertad de credo y la de no credo
·        Los derechos humanos
·        La ablación de órganos y los trasplantes
·        El control de la natalidad
·        El aborto

En el pueblo donde vivo todos los actores sociales admiten como aceptable que los adherentes al partido gobernante obtengan privilegios laborales y prebendas de toda clase y especie. Los opositores acuerdan con este razonamiento de manera tajante a la espera de su oportunidad. La idea motora es que pasado un tiempo todos hayan tenido la ocasión de plasmar en sus arcas una buena diferencia que los reconforte. Este acuerdo permite una convivencia gentil, cordial y comprensiva más allá de toda diferencia política. La corrupción no es factor de discusión, todo lo contrario, lo es de unión, consenso y coincidencia.

La sociedad moderna no sólo apuesta a la corrupción, además aceita sus mecanismos de modo mejorar tanto su desvencijada matriz como su mala prensa. Esto va diseñando pueblos y ciudades, países y hasta continentes. ¿Qué son los Paraísos Fiscales centroamericanos? Territorios de libre acción diseñados por el propio sistema económico mundial para atesorar rentas no declaradas en donde millones de personas viven y se desarrollan sin ningún tipo de culpa.

Es probable entonces que determinados postulados éticos esgrimidos desde la ira supuestamente rectora estén naufragando en mares en donde la ausencia del entendimiento acompañando una lectura errónea de la dinámica social, encuentra como resultante solamente esa suerte de hipocresía con disfraz de indignación tan clásica en nuestros tiempos.

Me afilio a pensar que los censores que toman esas posturas beligerantes deberían atender que la enorme y variada legislación existente se ha conformado a medida que se desarrollaron fenómenos específicos, algunos no tomados en cuenta, otros ilícitos. Es cierto, el tiempo y la evolución del pensamiento no caminan de la mano junto con el entendimiento antes de llegar a la irrevocable y ceñida exposición condenatoria.

La corrupción es un elemento que unifica criterios, socializa e incentiva a la imaginación. Por eso me parece oportuno entender que los atajos son tan normales como los caminos y que tomar uno u otro no califica a la persona, simplemente la ubica dentro de un contexto real y evidente.

La Salada es un excelente ejemplo de lo dicho. Lo que comenzó como un sector comercial de carácter paralelo, marginal y apartado de la ley tuvo que ser encuadrado política y económicamente reservándose hoy hasta el derecho publicitario en los medios más importantes del país, esos mismos que condenaron su nacimiento con acusaciones de toda clase y tenor, siendo millones las personas que acuden a sus fuentes anualmente ya sea en el menudeo, como comerciantes o directamente como mayoristas. La cantidad de mano de obra que involucra a La Salada nos hace olvidar rápidamente que su génesis fue producto de un conjunto de procesos en donde la llamada corrupción se constituyó como vaso comunicante.

En la actualidad la corrupción es tomada equivocadamente como argumentación política cuando en realidad se constituye en una conducta puramente social, en donde individuos y grupos, operan atajos o construyen nuevos en función de sus propios objetivos. En un flamante intento destituyente por parte de sectores que puntualmente ven afectados sus intereses por determinadas políticas oficiales, las “mass media” dominante ha optado por inundar el éter con líneas y minutos plagados de falacias conceptuales con los cuales suelen pontificar desde sus llamativos púlpitos.

Para algunos, en la presente coyuntura, salir desde el Estado al auxilio de una empresa con riesgo de quiebra para evitar un monopolio y que a la vez esa decisión constituye el mantenimiento de una buena cantidad de fuerza laboral es teñido con argumentaciones sesgadas tan sórdidas como vulgares. Nadie niega que en el medio pudieron haber existido trazos gruesos criticables o discutibles producto de lo excepcional de la medida. No olvidemos que la quiebra de Ciccone incluye el monopolio de Bolt lo que automáticamente colocaría a esta empresa como dominante en un mercado escasamente diversificado. Me estoy refiriendo al segmento que incluye papelería oficial con normas de seguridad. Desde luego que estos tópicos con sus incisos no son abordados y menos aún debatidos por aquella “mass media” inquisidora, lo que hacen es cuestionar las formas en función de sus “sospechosos supuestos éticos”. Supongamos que el Vicepresidente Amado Boudou es efectivamente conocido o amigo de algún directivo de Ciccone, ¿esta situación hace más o menos transcendente la decisión política del gobierno? Se me ocurre inferir que los intereses entrecruzados y ese amor por llegar al Punto de Cournot hacen a la cuestión. Nueva pregunta que se desprende ¿El monopolio no constituye la peor de las corrupciones? De hecho se me ocurre que si el Gobierno fuera tal como afirman estos personajes mediáticos, tender a la monopolización de un segmento tan importante le autorizaría negociar con un solo proveedor y permitirse todos los atajos que se desprenden de esa ominosa relación, tal como hiciera la dictadura cívico militar justamente con Papel Prensa.

A mi entender Amado Boudou se equivoca políticamente al defenderse de algo que no ameritaba defensa alguna, que se simplificaba con el sustento que implica una decisión política, de carácter económica y con elementos técnicos. Observemos entonces con idéntica rigurosidad las decisiones políticas que toman todos los ejecutivos, sean provinciales y municipales, a lo largo y a lo ancho del país. ¿Cuántos servicios son adjudicados directamente por ausencia de oferentes y que a su vez sus propietarios guardan relación amistosa o directamente son familiares de los coyunturales administradores? ¿Eso es corrupción? Resulta extraño el razonamiento mediático y en algún caso jurídico teniendo en cuenta que determinadas evaluaciones políticas prefieren omitirse, a mi entender, de modo intencional.

A partir de allí, cuando las decisiones políticas están sujetas al análisis de los intrigantes, es cuando caemos tontamente en las manos de los que desean imponer una agenda conveniente según sus propios intereses.

¿Qué es un Lobbysta? formato aceptado, asimilado y hasta respetado de nuestra contemporaneidad. Un ser cuyas fuertes influencias son determinantes para gestionar negocios a favor de...  A mediados de la década de los ochenta el lobbysta y agente de la Empresa Burroughs era un tal Yabrán. Hombre que tuve la ocasión de conocer cuando casualmente acompañé a mi superior del Banco para cerrar una compra muy voluminosa de insumos informáticos. Recuerdo que la reunión resultó muy agradable y todo finalizó en excelentes términos. Debo inferir que una foto nos hubiese condenado de por vida a mi jefe y a mí. Nueva pregunta ¿Las influencias se trafican? Las influencias se tienen en función de lugar que cada uno ocupa en su ecosistema. A mi entender ni Felipe González, ni José María Asnar, ni Mario Vargas Llosa trafican influencias; las tienen, en consecuencia su sola presencia abre puertas que a otros por no tenerlas se nos cierran. ¿Constituye eso un acto de corrupción? ¿Un lobbysta es un corrupto?  Temo que las discusiones sobre la legitimidad de tales conductas no tienen que ver con eventos éticos o morales tiene que ver con las simpatías o antipatías que tenemos por los intereses que dichos gestores representan. 

Nuestro Intendente tiene incorporada la influencia en su persona y en su cargo. En consecuencia no trafica. Lo que hace es ejercer a través de su acción y su palabra el poder que ineludiblemente posee por decisión popular. Supongamos que un día el tipo se levanta y decide que es necesario asfaltar su barrio. Manda el proyecto al HCD sabiendo que como ostenta mayoría se aprobará sin protestos. Esa decisión incluye una buena cantidad de mano de obra local debido a que le otorga el proyecto de modo directo a una Empresa de un amigo de la infancia que le asegura tan importante condición, además de beneficiar a nos menos de 1000 vecinos que viven a su alrededor. Supuestamente, para los inquisidores, la normativa puede ser discutible desde lo ético porque alguno puede sospechar de un beneficio propio. Pero desde lo político, por el provecho que le otorga a una buena porción de la población y por la cantidad de mano de obra local que absorbe la veo como inobjetable. Judicializar las decisiones políticas me parece una forma muy precaria de especulación política.

Hace algunos años, cuando era presidente de la Biblioteca Popular de mi pueblo, tuve la oportunidad de ingresar en este tipo de dilemas; hablo sobre determinadas posturas éticas taxativas que uno tiene, y su relación con instancias tangibles de gestión.  En cierta ocasión un accidente interno provocó que siete estanterías de la entidad cayeran formando un efecto dominó. El espectáculo era dantesco y desolador: Una montaña compuesta por 3500 libros entre hierros retorcidos. Hasta allí la escena. Opté por una drástica decisión teniendo en cuenta que la entidad no podía permitirse dejar de operar ya que circulaban tiempos lectivos. Realicé el trabajo personalmente adquiriendo en mi Ferretería todos los elementos de fijación los cuales le fueron facturados a la entidad a precio de costo. Desde las más estrictas reglas de auditoría resulta un vicio punible y lindante con la corrupción que yo como Presidente de una entidad de bien público me compre y me pague a mí mismo. La importancia del problema, el muy conveniente monto pecuniario invertido y la necesidad de una solución inmediata hicieron que mis conductas circulasen por dichos carriles. En el marco de las asépticas normas administrativas de los puristas yo debí concursar la mano de obra (salió gratis por voluntariado), debí adquirir el material de sujeción en algún negocio alternativo (hubiese costado un 40% más debido al natural porcentaje incluido en el rubro), debí esperar a que todo el legajo estuviera completo para luego aguardar por los tiempos del ganador del concurso y de ese modo realizar el trabajo.
Lo dicho se puede mostrar de varias maneras distintas; una de ellas sería: “El tipo es un corrupto porque se contrató y se compró a sí mismo” Cosa que a la vista es cierta en tanto y en cuanto no se informe sobre lo restante y se omita de ex profeso el contexto real de la situación. Se me dirá: “pudiste haber hecho el trabajo y comprarle la mercadería a un competidor”. Es cierto, pero le hubiera salido a la Institución un 40% más. Además necesitaba los insumos de forma urgente, de modo que la cosa no daba para concursos.

El “son todos chorros” (siempre ellos, nunca nosotros) resume la poca voluntad existente por comprender como se desarrollan las relaciones sociales, económicas y políticas en el marco de algo tan complejo como es una sociedad en donde el motor de su esperanzas lo constituye el interés sectorial.

Cierta vez uno de mis ídolos, Adolfo Castelo, manifestó bromeando en el 2003 que no estábamos frente a un acto eleccionario sino ante una rueda de reconocimiento. Chiste que fue muy festejado por el auditorio, cosa que inmediatamente me hizo reflexionar. ¿De dónde salen estos postulantes entonces sin supuestamente nosotros somos tan distintos a ellos? ¿O nos estaremos riendo de nosotros mismos?

¿Alguien puede negar la influencia social del grupo Clarín y su Ceo Héctor Magnetto? Ahora bien. Todavía no he escuchado a nadie mencionar que su accionar constituye un tráfico muy a pesar de ejercer una posición dominante en el segmento comunicacional, haber ejercido monopolicamente el insumo de papel para diarios, el haber logrado estupendos negocios por adjudicación directa con la Provincia de Santa Fe y con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin olvidarnos de la maniobra con las acciones de las AFJP. Y una nueva pregunta me surge. ¿Porqué razón aceptamos como válido el manejo de influencias a escala privada y no a escala pública cuando en realidad todavía no tenemos determinado en donde descansa el poder real teniendo en cuenta que este mismo grupo tiene una incidencia en lo público notable y si se quiere escandalosa? Ergo. Entonces la acción criticada no constituye un problema ético de los que acusan sino un problema sectorial. Si tal fenómeno se lo califica como corrupción, ambos la estarían ejerciendo, y si tal cual vemos que la sociedad se divide entre unos y otros quién es el autorizado moralmente y éticamente para cuestionar al otro. Únicamente aquellos que observan a la coyuntura con un ojo sólo, motorizados por sus propios intereses.

La llamada corrupción es una entelequia coyuntural, una excusa mediática que surge a partir de la hipocresía de una sociedad que no tiene demasiados deseos de observarse a sí misma, pero que a la vez constituye el mecanismo más eficiente para que enormes grupos sociales compuestos en su totalidad por millones de individuos desarrollen sus apetitos sectoriales y personales.

La compra y venta de mercadería en negro
La evasión impositiva
La elusión impositiva
La no-declaración de operaciones
La utilización de testaferros para diversificar activos de modo rendir cuentas livianamente
La subvaluación de los montos escriturados para reducir cargas impositivas
La compra de herramientas y repuestos de origen incierto
La compra y venta de combustible fuera de los cánones normatizados
El armado de negocios a partir de las Instituciones intermedias
El tener trabajadores de modo irregular
Los sistemas de terciarización laboral
El usufructo personal de bienes estatales
La discriminación en todas sus facetas
La falsedad en las declaraciones juradas para cobrar subsidios
La venta de insumos vencidos
La mentira mediática
Los cortes de arterias públicas (calles y rutas)
El no-cumplimiento de los compromisos asumidos por parte de Empresas de Servicios
El no-cumplimiento de los compromisos asumidos por parte de Empresas de Recursos
Los abusos que ponen de manifiesto las Empresas de medicina prepaga
La ausencia Estatal en muchos tópicos transcendentes
Etcétera, etcétera, etcétera...

¿Alguien conoce algún funcionario o trabajador operativo (no político) que haya ingresado al ámbito estatal (sea Nacional, Provincial o Municipal, en cualquier lugar, a lo ancho y a lo largo del país) por concurso o por un aviso clasificado? Creo que todos sabemos cómo se manipula dicho mercado laboral. Y justamente creo que no se trata de 3 o 4 desquiciados que manejan el asunto. Es un sistema que acepta las cosas de ese modo. Un sistema que a veces nos beneficia y a veces nos perjudica, por eso nos inmoviliza.

Para el riguroso exégeta de la moral ajena (nunca la propia) no existen contemplaciones ni atenuantes, debido a ello se termina colgando con su misma corbata, mordiéndose su propia cola; al igual que le sucedió a Carrio que para denostar al Kirchnerismo terminó minimizando lo sucedido durante la década de los noventa (menemismo/alianza) más allá que sus políticas hayan provocado la mayor debacle económica y social de la historia contemporánea: Desocupación, pérdidas de inversión, descapitalización del estado, ausencia del mismo en cuestiones estratégicas y muertes en las calles, son incisos políticos menores para la ex diputada.

Todo lo dicho fue completado por 16.000 caracteres invertidos y millones de personas circulando, y todavía no ha sido necesario entrar aún en otro segmento que nuestra y todas las sociedades cobijan y que también logra un minoritario acuerdo entre sus actores: El delito y el crimen organizado.

Nada de lo manifestado constituye una justificación sobre las conductas individuales y colectivas, lo que me parece oportuno hacer notar y ese es el sentido del presente texto, es que nunca vamos a mejorar nuestras relaciones sociales si no escrutamos primero a un sistema al cual nada le objetamos cuando nos mima con beneficios, legales o espurios, y que insultamos de cabo a rabo, buscando culpables, cuando nos da la espalda.

Como podemos observar no vivimos en una sociedad perfecta, y sospecho que no hace falta que lo sea, tal vez lo mejor que podemos hacer es meternos nuestro dedo acusador en el bolsillo, tratar de esforzarnos por ser tipos más solidarios, honrados, honestos intelectualmente e intentar comprender las razones por las cuales nuestros comportamientos son tan bien reflejados por aquellos espejos que por interés individual decidimos odiar y criticar en la coyuntura. El muro está presto, quién pueda con su soberbia que arroje la primera tosca...





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